El control médico del embarazo, que se inicia a partir de la séptima semana, debe continuar durante todo el proceso de gestación. Hasta el final. Así, algunas pruebas del primer trimestre se repiten en los meses posteriores. Otras, en cambio, se realizan cuando el embarazo está más avanzado o a punto de llegar a término.
Segundo trimestre: tras la diabetes gestacional y el Rh
En el segundo trimestre (semanas 24-28), se realiza el Test de O’Sullivan para descartar la diabetes gestacional. Esta prueba analiza la sobrecarga de glucosa (azúcar) en sangre. Solo si se encuentra alterada se realiza una curva de glucemia para descartar o confirmar el diagnóstico de la diabetes gestacional, que afecta al 10% de las embarazadas, aunque se resuelve después del parto. Detectarlo es importante porque el bebé podría ser demasiado grande y obligar a practicar una cesárea, además de incrementar el riesgo de obesidad en su adultez.
En este periodo se realiza también un nuevo hemograma. Si en la analítica anterior se ha confirmado que el RH es negativo, se practica el Test de Coombs Indirecto para comprobar que no existe incompatibilidad entre la sangre de la madre y la del feto, y que la madre no desarrolla anticuerpos contra ésta.
Tercer trimestre: factores de coagulación y streptoccocus
En la recta final se repite el hemograma y la prueba para descartar la infección por VIH, el Test de Coombs Indirecto y, de cara al parto, se analizan los factores de coagulación de la sangre. Hacia las 35 ó 36 semanas se hace un cultivo del fluido vaginal y rectal para asegurarse de que la madre no sea portadora del Streptoccocus del grupo B. Este cultivo se obtiene a partir de una muestra de fluido que se toma con una torunda o hisopo. El objetivo es evitar que el bebé se infecte al pasar por el canal del parto.
Si se constata su presencia en la flora genital, que ocurre en el 25% de los cultivos, según Josep Armengol, jefe clínico de Obstetricia del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau (Barcelona), se le administra a la madre un antibiótico antes del parto.
Descartar la gripe A si procede
La gripe A, causada por el virus H1N1, se ha convertido en la estrella mediática de las enfermedades de invierno, en especial desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtiera de que las embarazadas se encontraban entre los grupos de riesgo de esta infección vírica y debían recibir la vacuna antigripal. Pero ello no ha supuesto ningún cambio en el protocolo de las pruebas del embarazo. Solo implica que las gestantes con fiebre y síntomas gripales deben acudir a urgencias y que el ginecólogo debe valorar, si es un caso sospechoso de gripe A, un cultivo con un frotis nasofaríngeo para averiguar si se trata del H1N1 o de otro virus. Pero no se realizará de forma generalizada.