El ambiente que rodea a la mujer es fundamental en el momento del parto. Durante ese proceso -tan especial y tan duro a la vez-, el entorno desempeña un papel clave. Tanto es así que, cuando es el adecuado, puede hacer más agradable la experiencia, reducir las sensaciones de dolor, acelerar el trabajo de parto, minimizar el sufrimiento fetal y evitar la necesidad de cesáreas y alumbramientos instrumentales. Instituciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Ministerio de Sanidad o la Federación de Asociaciones de Matronas de España (FAME) subrayan la necesidad de cuidar el ambiente hospitalario para favorecer partos más naturales y humanizados. Pero, ¿cómo debe ser el lugar? ¿Qué necesitan las futuras mamás? En este reportaje, recopilamos los aspectos más importantes.
El momento del parto, qué quieren las mujeres
Cuando el embarazo transcurre con normalidad y sin elementos de riesgo, las mujeres pueden decidir dónde y cómo parir. En la búsqueda de una mayor intimidad y calidez, algunas eligen el parto en casa. Sin embargo, esta opción aún despierta reticencias en la mayoría de las embarazadas, que prioriza la seguridad de un hospital a la tranquilidad del hogar. «Prefiero estar incómoda a que algo salga mal». Así podría resumirse el razonamiento de muchas mujeres, pero… ¿qué pasaría si no hubiera que renunciar ni al bienestar ni a la seguridad? En los últimos años, los centros sanitarios españoles han dado pasos muy importantes en este sentido. Al margen de los avances médicos y científicos, en la actualidad el foco está puesto en ofrecer el mejor ambiente posible.
Ahora bien, ¿cómo ha de ser ese ambiente? La manera más precisa de saberlo es preguntárselo a las propias mujeres ya que, en definitiva, son ellas quienes paren y, en consecuencia, quienes deben sentirse a gusto. De esta tarea se ha encargado la Federación de Asociaciones de Matronas de España (FAME) que, mediante una encuesta, se ocupó de averiguar qué necesitan las futuras mamás y qué tipo de atenciones reclaman.
Natividad Astrain, presidenta de la FAME, reseña los aspectos primordiales de esa encuesta. «La mayoría respondió que quería un parto natural, tranquilo, íntimo, rápido, sencillo, con poco dolor y sin complicaciones», enumera. Asimismo, las mujeres requieren estar acompañadas -por su pareja, por alguien de su familia o de su entorno afectivo-, tener apoyo, estar informadas, contar con una matrona que les infunda tranquilidad y confianza y, sobre todo, que se les escuche. En cuanto al lugar físico, Astrain señala que los deseos más repetidos en la encuesta fueron: que estuviera limpio, que tuviera la tecnología adecuada y que fuera tranquilo, familiar, agradable y, en lo posible, privado.
Las claves de un ambiente de parto óptimo
El entorno en el que transcurre un parto tiene tres aspectos clave:
«Cuanto más tranquila está la mujer, mejor va su parto»
La combinación adecuada de estos tres aspectos genera un ambiente óptimo y un parto más sencillo ya que, como indica Astrain, «está demostrado científicamente que cuanto más tranquila está la mujer, mejor va su parto». Por esta razón, la presidenta de la FAME subraya la importancia de que las futuras madres expresen con claridad cómo quieren parir, qué prefieren, de qué modo se sentirán más cómodas y qué esperan de las matronas.
El parto idóneo, entre lo deseable y lo posible
En el año 2008, el Ministerio de Sanidad diseñó una estrategia para la atención del parto normal en el Sistema Nacional de Salud. Aunque las competencias en materia sanitaria están transferidas a las distintas comunidades autónomas, el objetivo de ese plan era -y es- favorecer partos naturales, más humanizados y menos instrumentales. En ese marco, el ambiente que rodea a la mujer, favorecer su bienestar y su confianza, es de suma importancia.
Los cursos de preparación al parto, que cada vez tienen más seguidores, representan una ayuda inestimable en este aspecto. Por un lado, enseñan a la mujer y a su pareja diversas técnicas de relajación, compenetración y ayuda. Por otro, ofrecen información de primera mano sobre todo el proceso del parto. Y por último -pero no menos importante-, les permiten decidir con tiempo cómo quieren que sea el nacimiento del bebé, según las posibilidades reales del hospital donde tendrá lugar.
En la actualidad, tanto los centros sanitarios como el personal de asistencia están interesados y concienciados de lo importante que es generar un ambiente distendido, cálido y humano. Y la mayoría de los hospitales ha logrado avanzar mucho en esa dirección. Sin embargo, no todos los hospitales están al mismo nivel. «La estructura de algunos centros, o la presión asistencial que soportan, provoca que no puedan adaptarse de un modo homogéneo; algunos tienen más dificultades que otros», explica la presidenta de la FAME.
¿Significa esto que no todos los hospitales pueden ofrecer un entorno confortable? No. Puesto que el mejor ambiente de parto es una combinación de factores, las carencias en alguno de ellos pueden compensarse con la excelencia de los otros. Los centros que carecen de bañeras de relajación en los paritorios -la mayoría-, sí pueden contar con un personal atento y comprensivo, que le dé información, seguridad y confianza a la futura mamá. Del mismo modo, los elementos que ayudan al parto -como las pelotas de goma-, al ser más asequibles, a menudo están ya presentes en casi todos los hospitales.
La mayoría de los paritorios actuales ofrecen intimidad a la mujer y a su pareja, cuentan con estos elementos y con la incorporación progresiva de las nuevas camas de parto, que permiten dar a luz en cualquier posición y en la misma habitación donde se ha hecho el trabajo previo de dilatación, sin necesidad de trasladarse a un quirófano u otro sitio. También hay factores que se pueden implementar en los hospitales de manera sencilla para que el entorno y el momento sea más ameno: mantener la sala en silencio o poner algo de música, iluminar más -o menos- la habitación, permitir que la futura mamá se desplace y pasee para reducir la sensación de dolor, ofrecer analgesia como alternativa a la anestesia epidural…
En los últimos años, numerosos hospitales españoles han puesto de relevancia el concepto de “parto humanizado”. También han destinado sus esfuerzos en fomentarlo y en hacer posibles los nacimientos con mayor naturalidad. Centros como el Hospital Clínic de Barcelona o la Fundación Jiménez Díaz (FJD), en Madrid, reseñan algunos aspectos que contribuyen a mejorar el entorno y, por consiguiente, la experiencia del parto:
- Realizar el proceso de dilatación y el expulsivo en la misma habitación. Esto evita la incomodidad de los traslados para el momento final del parto.
- Elegir analgesia o anestesia, de qué tipo se prefiere y en qué momento se necesita. Además de la epidural, se puede recurrir a ampollas de agua destilada, técnicas de relajación, homeopatía, etc.
- Tener libertad de movimientos durante la dilatación y el expulsivo. Las nuevas camas permiten a la madre colocarse en diferentes posiciones (sentada, en cuclillas, acostada, de lado, en cuatro patas) hasta encontrar cuál le resulta más cómoda para empujar y parir.
- Estar acompañada por la pareja durante todo el proceso y con la mínima intervención médica, si no hay imprevistos.
- Fomentar que la pareja tenga un papel activo, que colabore, dé ánimos y estimule a la futura mamá en el momento final, el más duro. Al mismo tiempo, el personal cualificado debe estar pendiente de las necesidades físicas y emocionales de la mujer. Informarle, responder a sus preguntas y despejar sus dudas es primordial.
- Dar la posibilidad de tomar decisiones sobre cuestiones muy concretas, como el rasurado y el enemado, ya que no son obligatorios.
- Llevar a la práctica una política de intervención mínima: reducir todo lo posible los partos instrumentados y la utilización de episiotomías.
- Cuidar que las salas de parto sean un entorno físico más cálido que antaño, eliminar el aspecto hospitalario y quirúrgico que puede intimidar mucho a la futura mamá.
Lo idóneo, señalan en la FJD, es un parto de baja intervención durante el cual las mujeres se sientan acompañadas, tanto por los profesionales sanitarios como por sus parejas.