Una guirnalda mal colocada, un enchufe demasiado a la vista o una figura colgada en la ventana son algunos de los peligros a los que los más pequeños de la casa se ven expuestos en las fechas navideñas. Las familias deben ser precavidas, cuidar al detalle la colocación de estos elementos decorativos y atender también a otros factores que pueden resultar de riesgo para los niños. A continuación se detallan cuatro consejos para preservar la seguridad de los bebés durante la Navidad: mantener la las luces navideñas seguras, colocar un árbol de Navidad que no se caiga, evitar las figuras colgantes y tener cuidado con los dulces navideños.
1. Mantener la seguridad en las luces navideñas
La luces forman parte inequívoca de las decoraciones navideñas, ya sea en el árbol o a modo de guirnaldas. Sus colores y brillos llaman poderosamente la atención de los más pequeños, por eso es necesario extremar las precauciones para evitar posibles accidentes. Los siguientes son tres consejos imprescindibles:
- Comprar luces seguras. No todas las luces navideñas cumplen las normativas de seguridad, según un estudio realizado por la Comisión Europea en 2009, «uno de cada tres modelos de guirnaldas luminosas investigados presenta un riesgo directo de incendio o descarga eléctrica». Este organismo recomienda comprar las luces en comercios fiables y, si se sospecha que puede haber algún problema, «dejar de utilizarlas y devolverlas a la tienda»
- Colocarlas de forma adecuada. Es aconsejable colocar las luces y guirnaldas fuera del alcance de los pequeños. Esto es necesario para evitar posibles quemaduras si tocan las bombillas ya sobrecalentadas, pero también para impedir que tiren de ellas y arrastren otros objetos consigo o que se les enreden en alguna parte del cuerpo.
- Cuidado con los enchufes. Hay que prestar atención al lugar donde se enchufan las luces navideñas, es preciso colocar las conexiones alejadas de los niños. Tal como señalan los especialistas de la Asociación Española de Pediatría (AEP) en su ‘Guía Práctica para padres‘, las lesiones que se producen como consecuencia de una descarga eléctrica «son quemaduras muy profundas que afectan a estructuras internas como tendones o músculos». Más peligroso aún es que ocurra una electrocución.
2. Un árbol de Navidad seguro
El árbol de Navidad es un elemento decorativo frecuente y uno de los más atractivos para los niños. Para que no represente ningún riesgo para ellos, es preciso tener en cuenta algunas pautas:
- Colocar el árbol sobre una base firme y estable para evitar posibles vuelcos sobre el pequeño.
- Utilizar adornos y figuras grandes y sin aristas para que el niño no pueda metérselos en la boca y atragantarse.
- Optar por adornos y figuras resistentes a los golpes e irrompibles, ya sean de plástico o de tela, entre otros materiales.
3. Evitar las figuras colgantes
Papa Noel, Reyes Magos y hasta el Olentzero se cuelan cada año por las ventanas o balcones de muchos hogares. Estas figuras forman parte de la decoración de las fachadas de las casas y pueden resultar muy peligrosas cuando niños de corta y mediana edad residen en ellas.
Los niños -que no son conscientes aún del peligro existente en las ventanas y balcones- pueden intentar alcanzar estas figuras que llaman tanto su atención y sufrir así un peligroso accidente. Tal como señala la European Child Safety Alliance, las caídas son la cuarta causa de muerte por lesiones de niños en la Unión Europea y se deben generalmente «a precipitaciones desde segundos pisos o ventanas altas, balcones o escaleras».
4. Cuidado con los dulces navideños
Mazapanes, turrones, polvorones, peladillas, etc. Los dulces navideños resultan deliciosos en esta época del año, pero, ¿son seguros para los niños?
La principal pauta que deben tener en cuenta los padres es que, tal como aconseja la AEP, «no se deberían dar al niño frutos secos o alimentos que puedan provocar atragantamiento hasta que tenga cinco años, como mínimo».
Por otra parte, hay que prestar atención a la alergia que pueden padecer los pequeños a los frutos secos. Según la Sociedad Española de Inmunología Clínica y Alergia Pediátrica, se diagnostica sobre todo en niños de más edad y «a partir de los tres años es de las alergias alimentarias más frecuentes».