La idea de que el flash de las cámaras de fotos puede afectar, incluso de gravedad, a los ojos de los bebés está muy extendida. Sin embargo, los expertos lo desmienten. Y es que no hay estudios específicos sobre esta cuestión, la bibliografía no registra ningún caso y, dadas las características de esa luz, resulta improbable que pueda causar daño alguno. Este artículo brinda detalles acerca de las pocas probabilidades de que la luz del flash de las cámaras de fotos generen problemas sobre los ojos del niño pequeño y de por qué sí la luz del sol puede ser peligrosa para la visión de los menores. Además informa de que el uso del flash puede ser hasta beneficioso para cuidar la salud infantil.
Los bebés son tan pequeños y frágiles que a veces a muchos padres primerizos o personas que no tienen hijos les da la sensación de que «se van a romper». Hay que tener mucho cuidado con ellos, pero, en muchas ocasiones, los temores resultan exagerados e infundados.
Hace tiempo, circuló por los medios la noticia de que un bebé en China había perdido la visión de un ojo debido a que le tomaron, con un teléfono móvil y desde muy cerca, una foto con flash. Desde entonces, aumentó la creencia de que el flash de las cámaras podría causar graves consecuencias para los ojos de los pequeños. ¿Es un riesgo real o el problema en ese niño ya existía desde antes?
Pocas probabilidades de que el flash genere problemas en los bebés
La visión del bebé al nacer es muy reducida. La mácula (la zona central de la retina que permite apreciar los detalles finos) todavía no está desarrollada, por lo cual el niño solo percibe cambios en la intensidad de la luz y zonas de contraste. Solo puede ver, además, hasta una distancia de 20-30 centímetros desde sus ojos y, por eso, muy pronto puede reconocer el rostro de su madre. Con los meses, la visión se afina hasta pasar de ser el sentido menos desarrollado en los recién nacidos, al más importante para relacionarse con el mundo.
Dado ese desarrollo, se debe tener mucho cuidado con los ojos de los bebés, sobre todo durante el primer año de vida. Y es aquí donde surge el temor ante el flash de las cámaras. Sin embargo, Raquel Moral, especialista de la sección de Oftalmología Pediátrica y Estrabismo del Hospital General Universitario de Alicante, señala que no ha encontrado ningún caso descrito al revisar la bibliografía sobre la materia.
Si bien el posible impacto de la luz del flash sobre la retina no se ha estudiado como tal, explica Moral, sí existen numerosos trabajos sobre la exposición a fuentes de luz concretas. Sobre la base de ese conocimiento, la oftalmóloga indica que «es poco probable que se produzcan lesiones por un uso ‘racional’ del flash de la cámara de fotos». Ese «uso racional» está relacionado con el hecho de que «a nadie se le ocurre estar exponiendo a un bebé recién nacido (ni a un niño más mayor, ni a un adulto) a un flash de luz intensa de forma continua varias horas al día y durante varios días. Si a los adultos nos molesta -añade Moral-, a los bebés más».
Si el flash de las cámaras fotográficas provocara consecuencias graves, un mero cálculo de probabilidades permite estimar que, en una época como la actual en que se sacan millones de instantáneas al día, los niños con la visión dañada por culpa de esas luces se contarían por cientos.
En todo caso, conviene tener en cuenta que, de media, la intensidad de la luz del flash de una cámara réflex equivale a 10 veces la de un teléfono móvil (la primera es de tipo xenon, mientras que la segunda es -en casi todos los casos- LED). Sin embargo, las LED blancas incluyen un componente de luz azul que, según los estudios, es la que, en caso de exposición prolongada, sería más peligrosa.
Proteger los ojos del bebé de la luz del sol
La inmadurez del sistema visual de los bebés «hace que sus ojos tengan una menor capacidad para filtrar la radiación luminosa». Debido a eso, la luz natural, es decir, la del sol sí que entraña muchos riesgos para los niños pequeños. Por eso, es necesario protegerlos de manera especial «sobre todo en la nieve y la playa», explica Moral, quien fue una de las organizadoras del I Curso Nacional de Oftalmología Pediátrica para Pediatras desarrollado en Alicante en 2016.
En general, cuando se habla de radiación ultravioleta (UV) es para referirse al cuidado de la piel, pero los ojos también resultan afectados. «La radiación UV puede dar lugar al desarrollo de cataratas y ceguera transitoria en lugares nevados», apunta la Asociación Española de Pediatría. La nieve, el agua, la arena e incluso el asfalto reflejan los rayos solares con mucha intensidad.
Por ello, es fundamental proteger los ojos, sobre todo los de los bebés, de la exposición a esta clase de luz. ¿Cómo hacerlo? Se debe evitar que los niños se expongan al sol en las horas de mayor intensidad y, en particular, en verano entre las 11:00 y las 17:00 horas. También hay que procurar colocarles gorritos o sombreros de ala ancha y que, a partir de los cinco o seis años, utilicen gafas para el sol.
Las fotos con flash no solo no provocan daños en los ojos de los bebés, sino que incluso pueden ayudar al cuidado de la salud. Si en las imágenes tomadas con flash aparece una mancha blanca en la pupila del ojo del niño -en particular si el otro ojo sale rojo, como ocurre en muchas ocasiones- hay que acudir al oftalmólogo cuanto antes. Esa mancha puede ser la señal de una lesión maligna en el ojo: el retinoblastoma. Como explica la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, el retinoblastoma es un raro tumor canceroso que afecta a la retina y que se da en menores de seis años, pero que se diagnostica con mayor frecuencia entre los 12 y 24 meses de vida.
El año pasado, los medios dieron cuenta de un caso ocurrido en Estados Unidos. La familia creía que las manchas blancas que se veían en un ojo del niño se debían a la baja calidad de la cámara con la que tomaban las instantáneas. Pero cuando lo fotografiaron con una cámara de una gama superior y la mancha seguía allí, fueron al médico y pudieron iniciar a tiempo el tratamiento del retinoblastoma. Por eso, el consejo es, ante la duda, consultar lo más pronto que se pueda.