Así como la piel y la cabeza del niño tienen sus propias marcas y singularidades, su cuerpo puede presentar diversas señales, que al principio llaman la atención. Muchas de ellas son totalmente normales. Y estas son las más frecuentes:
En el tronco:
- No es muy raro que un bebé, niño o niña, tenga un pezón extra o supernumerario, que en la mayor parte de casos está atrofiado y no pasa de ser una pequeña mancha de color, situada unos centímetros por debajo del pezón normal. La misma naturaleza se encarga de detener su desarrollo y nunca aumentan de tamaño, de modo que sólo se interviene por razones estéticas cuando ya de entrada están muy desarrollados.
- Una fractura de clavícula, nada extraña en partos difíciles, puede pasar desapercibida en el hospital y descubrirse con el paso de los días, cuando se va formando y abultando el callo que va a soldar el hueso. En el recién nacido, curan sin precisar siquiera inmovilización y sólo hay que tener cuidado al manipularle el brazo del lado afectado, para evitar que le duela.
- La punta del esternón (apéndice xifoides) es muy flexible en los recién nacidos, por lo que a menudo se observa como si fuera un bultito aislado por encima de la boca del estómago, algo más pequeño que un guisante; pero es algo totalmente normal.
En las extremidades:
- Al estar continuamente con las extremidades flexionadas, no suele apreciarse, pero todos los recién nacidos tienen las piernas arqueadas o en forma de paréntesis ( ).Se van corrigiendo con el paso del tiempo, hasta el punto de que, a partir de los dos años, su aspecto normal es exactamente el contrario (piernas en X).
- Causado las más de las veces por la compresión que han sufrido durante el embarazo, el encabalgamiento de los dedos del pie desaparece con el tiempo. Cuando por el contrario se trata de un defecto hereditario, es persistente y, en ocasiones, hace necesaria la ayuda del ortopeda para impedir que roce con el calzado.
- Debido a la postura en la que se hallaban en el útero, 2 de cada 100 bebés nacen con los pies o algún hueso en una posición poco normal. En el caso de los pies, hay defectos como el «metatarso varo» o el «pie zambo», que requieren tratamiento, en ocasiones incluso quirúrgico.
- Con respecto a lo anterior, una buena señal es que sea posible rectificar la desviación del pie llevándolo sin necesidad de forzarlo a la posición normal (por más que luego se vuelva a desviar). Significa que se corregirá espontáneamente, aunque en ocasiones se recomiendan ejercicios para acelerar este proceso.