Según un estudio, el uso del móvil por parte de una mujer embarazada podría derivar en problemas de concentración e hiperactividad para su hijo en el futuro. Pero esta hipótesis, al igual que casi todas las relacionadas con los supuestos riesgos y perjuicios de la utilización del teléfono, necesita nuevas investigaciones que la ratifiquen. Este artículo lo explica en detalle y describe por qué los pequeños están más expuestos que los adultos a los trastornos ocasionados por el empleo excesivo de los dispositivos digitales. También trata la posición de la Organización Mundial de la Salud (OMS) al respecto.
El teléfono móvil y sus posibles riesgos durante el embarazo
Los posibles efectos sobre la salud del uso de los teléfonos móviles (y otros dispositivos electrónicos) es un tema de largos debates y discusiones. Pero para obtener resultados contundentes, hace falta comprobar las consecuencias a largo plazo del empleo de estos dispositivos, y apenas han pasado unos pocos lustros desde su utilización masiva. Pero esto no quiere decir, por supuesto, que no se lleven a cabo investigaciones al respecto, a cuyos resultados conviene prestar atención.
Según un estudio, el uso del móvil durante el embarazo podría ser perjudicial para el cerebro del bebé en formación. En concreto, el niño podría sufrir en el futuro problemas de concentración e hiperactividad. El trabajo fue realizado por científicos del Departamento de Obstetricia, Ginecología y Ciencias Reproductivas de la Universidad de Yale (EE.UU.) y publicado en la revista especializada Scientific Reports.
Posibles problemas de concentración e hiperactividad
«Esta es la primera evidencia experimental de que la exposición del feto a la radiación de radiofrecuencia procedente de teléfonos móviles afecta al comportamiento adulto», explicó a la prensa Hugh S. Taylor, director de la investigación. Añadió que «el aumento de los trastornos de conducta en menores puede deberse, en parte, a la exposición fetal a la radiación de los teléfonos».
Pero hay que tener en cuenta que el estudio fue hecho con ratones. Dos grupos de hembras gestantes fueron colocadas en jaulas y luego se expuso a uno de ellos a la radiación de un móvil activo (en modo silencioso) y al otro, a un teléfono igual pero desactivado. El resultado demostró que las crías del primer grupo presentaban más hiperactividad y menos capacidad de memoria. Los investigadores atribuyen estas diferencias al efecto del terminal sobre el desarrollo de las neuronas en la región del cortex prefrontal del cerebro.
Los investigadores enfatizaron que son necesarios estudios que analicen los potenciales efectos del teléfono sobre personas. Entre otras cosas, porque el periodo de gestación de los ratones es de solo 19 días y su cerebro al nacer está menos desarrollado que en el caso de los bebés humanos.
Los niños, más expuestos que los adultos
Por su parte, un trabajo de 2014, realizado en Estados Unidos, reseñó los estudios sobre el tema y alertó acerca de que «los niños absorben una mayor cantidad de radiación de microondas que los adultos» y, por lo tanto, se exponen a un mayor riesgo de daños biológicos y neurológicos. Las microondas a las que alude incluyen las de los teléfonos móviles, así como de tabletas y otros dispositivos inalámbricos.
Además de que, según estos científicos, la tasa de absorción de radiación es mayor en el cerebro de los menores que en los adultos, se suma el hecho de que sus cráneos son más pequeños y delgados, lo cual agudiza el problema. Según la investigación, el peligro es aún mayor durante el embarazo, ya que el feto es «particularmente vulnerable a las radiaciones de microondas».
Los dispositivos digitales y los problemas de su uso excesivo
El mismo estudio señala también el riesgo de «demencia digital» en niños en edad escolar. El libro ‘Demencia digital’, del psiquiatra alemán Manfred Spitzer (Ediciones B, 2013), define ese concepto como un conjunto de problemas derivados del uso excesivo de ordenadores, tabletas, móviles y otros dispositivos. Tales problemas incluyen trastornos del lenguaje y del aprendizaje, déficits de atención, estrés, depresiones e incluso una creciente disposición a la violencia.
La Asociación Española de Pediatría tiene una visión similar. Apunta que «hay que estar muy atento con estas tecnologías, que son muy útiles pero también adictivas y potencialmente peligrosas«. Y remarca la importancia de que teléfonos, tabletas y demás dispositivos no les quiten tiempo a actividades físicas, la lectura, el estudio y las relaciones familiares, y que los pequeños prioricen las relaciones «reales» sobre las virtuales.
Pese a que los especialistas recomiendan dilatar la compra del primer móvil hasta que el niño tenga al menos 13 años, el promedio de edad al que los menores empiezan a usarlo en España, según un informe del Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación, es de 11.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que “hasta la fecha no se ha confirmado que el uso del teléfono móvil tenga efectos perjudiciales para la salud”. Pero “dada la reciente popularidad de los teléfonos móviles entre los jóvenes y, por consiguiente, la posibilidad de una exposición más prolongada a lo largo de la vida”, destaca la importancia de realizar nuevas investigaciones de los posibles efectos de su utilización sobre niños y adolescentes.
En este sentido, el organismo ha anunciado también que en 2016 publicará una evaluación formal de los riesgos “a partir de todos los resultados de salud estudiados en relación con campos de radiofrecuencias”.