Cuando una mujer comprueba que está embarazada, o cuando elige la lactancia natural, una de las principales pautas que se marca es cuidar de su salud y evitar hábitos perjudiciales para prevenir posibles complicaciones. Pero, ¿por qué no empezar antes? Cada vez más ginecólogos y especialistas en reproducción recomiendan a las mujeres que han decidido tener un hijo que inicien sus cuidados en los meses previos a la gestación e, incluso, que lleven a cabo una evaluación preconcepcional para situarse en las condiciones más optimas que le ayuden a desarrollar un embarazo saludable.
Una visita al ginecólogo antes de quedar embarazada
Aunque no es obligatoria, una visita a la consulta del ginecólogo antes de quedar embarazada es una medida de prevención cada vez más extendida. El objetivo del control preconcepcional es doble. Por una parte, permite evaluar los posibles factores de riesgo que pueden incidir en la concepción o el desarrollo de un embarazo sin complicaciones. Por otra, proporciona a la mujer toda la información necesaria sobre las estrategias y pautas que sirven para eliminar o reducir estos posibles riesgos.
Esta visita previa a la gestación es recomendable, sobre todo, para mujeres que se encuentren en algunas situaciones específicas, como padecer una enfermedad crónica como diabetes, hipertensión u obesidad mórbida, haber tenido antes embarazos problemáticos o abortos previos, o tener problemas prolongados para lograr la concepción. El especialista indicará a cada uno de estos grupos cuáles son las medidas y controles determinados que deben seguir para abordar el momento del embarazo con menores riesgos.
Prepararse para el embarazo saludable
Además de este control previo, los especialistas recomiendan a todas las mujeres que hayan decidido quedarse embarazadas adoptar determinadas pautas y hábitos que resultarán beneficiosos para superar sin contratiempos y en buen estado de salud los nueve meses de embarazo:
1. Comenzar con el ácido fólico
El ácido fólico es uno de los suplementos más habituales que se prescriben a la mujer en cuanto se conoce su embarazo. Sin embargo, si la gestación será planificada, los especialistas recomiendan comenzar cuanto antes (entre tres meses y un mes previo) con la ingesta de folatos, puesto que las investigaciones y ensayos clínicos demuestran que tomar ácido fólico por lo menos un mes antes del embarazo reduce de forma significativa el riesgo de nacimiento de bebés con defectos en el tubo neuronal, de partos prematuros o de bebés con bajo peso al nacer.
2. Abandonar o reducir el consumo de tabaco
El consumo excesivo de tabaco, tanto por parte del hombre como de la mujer, además de ser un factor importante que dificulta la concepción, tiene un efecto perjudicial sobre el bebé una vez que se ha logrado el embarazo. Distintos estudios e investigaciones evidencian que el tabaquismo está asociado a un menor crecimiento fetal, al aumento del riesgo de aborto espontáneo, e incluso, a problemas de salud después del nacimiento, como asma o muerte súbita.
Por este motivo, antes de concebir, la mujer y su pareja deben plantearse abandonar el consumo del tabaco y comenzar a disminuir de forma paulatina la cantidad de cigarrillos que fuman cada día, para que cuando llegue el embarazo sea más fácil dejar el hábito por completo.
3. No ingerir alcohol
El consumo de bebidas alcohólicas está totalmente contraindicado durante el embarazo. Su ingesta está relacionada con un incremento del riesgo de malformaciones congénitas graves, disminución del cociente intelectual, e incluso, problemas de lenguaje, de coordinación y de adaptación.
Tal como recomienda el Ministerio de Sanidad, lo mejor sería dejar de ingerir las bebidas alcohólicas antes de la concepción, «porque cuando la mujer confirma que está embarazada, ya llevará algunas semanas de embarazo». Asimismo, si la mujer tiene creado ya un hábito regular de consumo de alcohol, es mejor abandonarlo con antelación para que la supresión no sea tan traumática una vez que se esté embarazada.
4. Controlar el peso
Es recomendable que las mujeres con sobrepeso inicien una dieta para adelgazar antes de quedar embarazadas. Además de que un peso saludable incrementa la facilidad para concebir, de esta forma evitarán que su peso alcance cotas mucho más elevadas durante la gestación y se incrementen los posibles riesgos sobre la salud que esto puede acarrear, como retención de líquidos, hipertensión o diabetes.
5. Vigilar la dieta
Tal como propone la guía práctica de EROSKI CONSUMER ‘Cómo alimentarnos según nuestra edad y tipo de trabajo’, «el mejor momento para comenzar a seguir una dieta saludable es antes de quedar embarazada». Esta completa guía sugiere prestar atención a los alimentos que constituyen la dieta diaria, evitar los alimentos que pueden ser perjudiciales o no recomendables durante el embarazo e introducir poco a poco los nutrientes que se necesitarán en mayor medida en el transcurso del periodo gestacional.
6. Hacer ejercicio
Afrontar el embarazo con un buen estado físico ayuda a la mujer a superar esta etapa y el parto en mejores condiciones que las gestantes con un estilo de vida sedentaria. Por eso, cuando se planifique el embarazo, se puede incluir entre los nuevos hábitos la realización de ejercicios destinados a fortalecer la musculatura, incrementar la flexibilidad y, en general, a mejorar la motricidad. Esta actividad se puede mantener durante el embarazo, siempre que se atienda a las recomendaciones sobre intensidad y variedad de los ejercicios que proponga el especialista.
7. Abandonar los métodos anticonceptivos
Uno de los primeros pasos que hay que dar cuando se desea planificar un embarazo es abandonar los métodos anticonceptivos que se utilizaran de forma previa. Los métodos denominados de barrera, como el preservativo, el diafragma o el DIU, no requieren retirarse con antelación, pues su uso no afecta al organismo de la mujer o a su ovulación y, por tanto, en cuanto dejan de usarse puede producirse la concepción.
Sin embargo, tal como apuntan desde la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO), otros métodos como la píldora o las inyecciones anticonceptivas requieren por lo general que se abandonen un par de meses antes de quedarse embarazada para que los ciclos de ovulación de la mujer se normalicen. Aunque la fertilidad se recupera de forma inmediata una vez que se dejan de aplicar, es recomendable suprimirlos con antelación para poder determinar con mayor precisión y exactitud las fechas de ovulación.