Desde el nacimiento de la primera niña probeta en 1978, los avances en reproducción asistida no han dejado de sucederse. Una de las últimas novedades en este área se basa en la selección del mejor espermatozoide durante la fecundación in vitro. En este artículo se detallan dos de las técnicas más novedosas para conseguirlo: la que imita a la biología humana (PICSI) y la que se basa en la observación microscópica (IMSI o Super ICSI).
Elegir el mejor espermatozoide para la fecundación in vitro
El nacimiento en 1978 de Louise Brown, la primera niña resultado de una fecundación in vitro (fecundación del óvulo fuera del cuerpo de la madre), marcó un hito en la historia de la reproducción asistida. Desde entonces y hasta ahora, las técnicas para ayudar a procrear a las parejas con problemas de fertilidad han progresado de forma notoria.
Uno de los avances más importantes en la década de los 90 fue la inyección introcitoplasmática de espermatozoides, una técnica que consiste en introducir un único espermatozoide en el interior de un ovocito para lograr la fecundación.
La selección del esperma más eficaz para lograr el embarazo ha mejorado en las nuevas técnicas de fertilidad asistida
Hasta hace unos años, la selección de este espermatozoide se basaba en la observación visual del esperma: el especialista elegía el más adecuado, en función de la morfología y la movilidad del esperma. Pero, ¿garantiza esta opción la elección del mejor espermatozoide para conseguir un embarazo? Según los datos de la Sociedad Española de Fertilidad, en 2011 alrededor de 25.000 mujeres fueron tratadas en España con esta técnica. Se obtuvo una tasa de gestaciones del 28,6% y una tasa de partos del 17%.
Muchos de estos fallos en la implantación y posterior avance del embarazo se deben a la falta de madurez del espermatozoide elegido. Por eso, la evolución de las técnicas de reproducción asistida se han dirigido a la introducción de nuevos métodos de selección espermática que garanticen un mayor porcentaje de éxito.
Elegir el mejor espermatozoide: PICSI imitar la biología humana
«El PICSI es el término con el que se denomina al procedimiento que permite seleccionar los espermatozoides de la misma forma que ocurre en la biología humana«, señala el Instituto Madrileño de Fertilidad.
El método, que ya ha sido utilizado con éxito en diferentes centros de reproducción españoles, consiste en colocar los espermatozoides en una placa con ácido hialurónico, una sustancia natural que se encuentra en la zona que recubre los ovocitos. Una vez en contacto, los espermatozoides maduros y bioquímicamente competentes (que serán los elegidos) se unen a esta sustancia, mientras que los inmaduros circulan con libertad. Con este procedimiento, apuntan los especialistas, se «simula un paso clave en el proceso de fertilización natural«.
Seleccionar el mejor espermatozoide como lo haría el cuerpo humano incrementa en un 13% la tasa de embarazo
La utilidad de esta técnica ha sido probada con éxito en hombres cuyos espermatozoides por sí mismos serían incapaces de penetrar el óvulo: un 15% de los que se someten a una in vitro, según las investigaciones realizadas por Kathryn Worrilow, especialista en anatomía y fisiología celular de la Universidad de Pensilvania (EE.UU).
El último estudio de esta experta, en el que han participado 800 parejas, revela que la tasa de embarazo con este método de selección se incrementa en un 13%. Asimismo, la selección fisiológica redujo el porcentaje de abortos posteriores a la implantación.
IMSI, observación microscópica del esperma
La inyección introcitoplasmática de espermatozoides seleccionados morfológicamente (IMSI) es otra de las técnicas pioneras que posibilita elegir los mejores espermatozoides para el tratamiento de reproducción asistida. Se conoce también como Super ICSI.
Utilizar la IMSI para elegir al mejor espermatozoide aumenta en un 33% la tasa de embarazo
«La selección en este caso se basa en una observación mucho más detallada de la morfología de los espermatozoides, gracias a un microscopio de alta resolución que permite visionar el esperma con una magnitud de 8.000 aumentos«, apuntan en el Centro de Reproducción Asistida de Marbella, lo que supone una gran diferencia con respecto a los microscopios de 400 aumentos habituales.
«La IMSI ayuda en particular a pacientes con repetidos fallos en la in vitro«, señalan los especialistas de este centro y, en concreto también, «a los casos de esterilidad de origen desconocido«. En cuanto a su eficacia, Benjamin Bartoov, experto en morfología celular, concluye en sus investigaciones que los pacientes tratados con esta técnica obtienen una tasa de embarazo un 33% superior y un porcentaje de aborto un 26% inferior.