El sentido del oído es el primero que se desarrolla en el ser humano. A partir de los cuatro meses de gestación, el bebé ya puede escuchar; a los dos meses de edad es capaz de captar ritmos y con tan solo medio año de vida consigue reconocer melodías. ¿Se puede aprovechar esta capacidad para estimular al bebé? Distintos estudios e investigaciones en torno a este ámbito son coincidentes y avalan la principal premisa que defienden muchos especialistas en estimulación temprana y expertos en musicoterapia: el uso consciente de la música con los bebés favorece su desarrollo tanto físico como psicológico.
Música desde el embarazo
Al ser el primer sentido que se desarrolla, el oído es también el primero que se puede utilizar para estimular al bebé, ya desde el útero materno. Numerosos especialistas, entre ellos Don Campbell, autor de ‘El efecto Mozart’, han verificado que los bebés a quienes se ponía determinada música mientras estaban en el vientre materno eran capaces de reconocerlas después de nacer e, incluso, sonreír al recordarlas. Estos expertos coinciden en que la música que el recién nacido escuchó antes de nacer tiene un efecto de tranquilidad en los bebés y les ayuda a dormir mejor y llorar menos.
Después del nacimiento, la estimulación a través de la música ayuda al niño a crecer en todos los sentidos. Así lo reconoce Pilar Carrasco, musicoterapeuta y autora del libro ‘Cómo educar a tus hijos con la música’. Esta experta afirma que la música «hace crecer intelectualmente y estimula la capacidad de respuesta del bebé a todas sus facultades». Entre otros beneficios, Carrasco destaca que la música favorece el «desarrollo afectivo y emocional y potencia su creatividad».
¿Por qué es buena la música para los bebés?
A lo largo de las últimas décadas se han desarrollado distintas investigaciones y experimentos científicos para verificar los efectos que la música causa en los bebés desde su nacimiento hasta los tres años. En ningún caso estos estudios resuelven que la música es capaz de hacer niños más inteligentes ni superdotados, sino que su uso consciente por parte de los adultos que rodean al niño favorece el desarrollo cerebral y ayuda a estimular distintas habilidades que favorecen su aprendizaje posterior. Estos son algunos de los beneficios más destacados que reporta la música a los bebés:
- Reduce los niveles de estrés, al tener un efecto de relajación en los más pequeños.
- Mientras realiza actividades, la cadencia rítmica le ayuda a mejorar la concentración y a desplegar su creatividad.
- La interacción con el adulto por medio de la música ayuda a desarrollar lazos de comunicación más estrechos con los bebés.
- El ritmo permite asociar música y movimiento y, por tanto, favorece el desarrollo psicomotor del bebé, le proporciona mayor sentido del equilibro y un movimiento más armonioso cuando comienza a andar.
- La música estimula el desarrollo lingüístico, puesto que propicia conexiones neuronales activas en el campo del lenguaje.
- Los niños prematuros expuestos a melodías musicales mejoran sus hábitos de alimentación y avanzan en aspectos fisiológicos, como el ritmo cardiaco y respiratorio.
Actividades para estimular al bebé con la música
Antes de nacer: a partir de los cuatro meses de embarazo, la madre puede empezar a exponer a su hijo a las primeras composiciones musicales. Se puede utilizar para ello alguno de los cinturones musicales diseñados para esta función o bien unos auriculares colocados en el vientre materno. Aunque se pueden tener en cuenta los gustos de la madre para elegir el tipo de música, los expertos recomiendan melodías clásicas tranquilas de compositores como Mozart, Vivaldi, Beethoven, Bach o Tchaikovsky.
Los primeros meses: en los dos primeros meses de vida, es aconsejable cantar a los bebés canciones de cuna o ponerles temas musicales instrumentales de corta duración y tiempo lento, que les recuerden los latidos del corazón de su madre y hagan que su sistema nervioso entre en una fase de relajación. Los especialistas recomiendan algunas composiciones para este periodo, como ‘Contradanza KV 535. La Batalle’ de Mozart, ‘Canción de Cuna’ de Brahms o ‘El Sueño de una noche de verano’ de Mendelssohn.
Cantarle: cantar canciones conocidas o inventadas en las que se haga referencia a la actividad que se realiza le ayuda a activar el lenguaje, ya que al estar las palabras asociadas a un sonido agradable, el bebé las escucha y asimila con mayor rapidez.
Música de día y música de noche: a partir de los dos meses, se puede ayudar al bebé a distinguir los distintos momentos del día gracias a la música. Los especialistas aconsejan utilizar música más dinámica cuando están despiertos para que la asocien con la actividad y más pausada en los momentos del sueño, para que se relajen.
Jugar con música: utilizar la música de fondo mientras el bebé juega le ayuda a concentrarse más en la actividad que realiza y a mantener esta actitud durante más tiempo, ya que le crea un clima de tranquilidad y relajación.
Los primeros bailes: a partir de los seis meses, el adulto puede comenzar la estimulación corporal a través de la música por medio del balanceo del bebé en sus brazos al ritmo de la pieza musical que escucha. A partir del año, se le puede instar a realizar sus primeros movimientos motores con música que tenga un ritmo adecuado al desarrollo del niño.