Qué son los flotadores de cuello y para qué sirven
Los flotadores para el cuello son anillos de plástico flotantes que se colocan alrededor del cuello del bebé y le permiten flotar en el agua con total libertad, manteniéndole en posición vertical y sosteniendo su cabeza por la barbilla y la nuca.
Hasta hace bien poco, estos flotadores acuáticos solo se veían en sesiones de fisioterapia en el agua, utilizados siempre bajo la supervisión de profesionales y fabricados de materiales nada perjudiciales para los peques. Más tarde, pasaron a usarse flotadores parecidos en spas para bebés.
Pero ya es posible adquirirlos en tiendas físicas y de Internet. De hecho, en el mercado podemos encontrar estos anillos de natación con los que bañar en piscinas y playas (y bañeras domésticas) a recién nacidos y niños y niñas hasta los 36 meses.
¿Son seguros los flotadores de cuello para bebés?
Según sus fabricantes, los flotadores acuáticos de cuello son la opción más segura para el baño de los bebés que aún no saben andar. Los hay inflables (de PVC) o de materiales que no hace falta hinchar (nailon, espuma, algodón perlado). En sus diseños incluyen distintos sistemas de protección para que el peque no se haga daño y no pueda salirse o escurrirse o se produzcan fugas de aire.
Además, algunos de ellos recomiendan estos aros flotadores para su uso terapéutico para bebés con discapacidades; es decir, que son un producto específico para sesiones de rehabilitación o ejercicio para bebés con necesidades especiales. Entre los beneficios de utilizar estos anillos de natación en intervenciones de terapia acuática destacan que aumenta el tono muscular, otorga una mayor flexibilidad y amplitud de movimiento, incrementa la capacidad pulmonar, supone una mayor estimulación del cerebro y del sistema nervioso y hasta mejora la calidad del sueño.
En cambio, los pediatras y la Administración de Medicamentos y Alimentos en Estados Unidos de América (FDA) no los consideran seguros. Afirman que no hay estudios que demuestren sus ventajas para la prevención de ahogamientos ni para la mejora del desarrollo del niño. Y, por supuesto, no los recomiendan.
Por qué no se recomiendan
Como los flotadores y manguitos, los flotadores de cuello también proporcionan una falsa sensación de seguridad: el adulto baja la atención y no vigila convenientemente al niño, lo que puede acabar en un accidente. Además, si son inflables, pueden pincharse o deshincharse, provocando que el bebé se hunda en el agua. Y en el caso de que el tamaño no sea el adecuado, puede apretar su cuello o hacer que resbale.
La Asociación Española de Pediatría (AEP) advierte que emplear un aro flotador que mantiene el cuello erguido puede ser contraproducente para su desarrollo. “Los bebés que están sujetos de forma vertical en el agua con la cabeza sujeta por una estructura semirrígida, sobre todo los más pequeños, podrían recibir compresión de su cuello y producir tensión en sus ligamentos y músculos”, señala.
Además, al obligar al bebé a mantenerse en vertical, se le fuerza a permanecer en una posición contraria a la que se necesita para aprender a nadar y, como cualquier flotador, disminuye su interacción natural con el agua.
👉 En fisioterapia
Por su parte, la FDA aconseja que tampoco se usen en terapia acuática, especialmente con bebés con retrasos en el desarrollo o necesidades especiales, como espina bífida, atrofia muscular espinal (AME) tipo 1, síndrome de Down o parálisis cerebral. “No se ha establecido la seguridad y eficacia de los flotadores para el cuello para aumentar la fuerza, promover el desarrollo motor o como herramienta de fisioterapia”, argumentan.
Y es que el uso de estos anillos de natación también tiene otros riesgos, aunque poco frecuentes: muerte por ahogamiento y asfixia y lesiones en el cuello. Un peligro que aumenta en los bebés con necesidades especiales, ya que “pueden tener un mayor riesgo de sufrir lesiones graves”, sostienen desde la FDA.
Medidas para prevenir riesgos
Como explican los pediatras, ni flotadores ni manguitos previenen por sí solos el ahogamiento, ya que no garantizan que las vías respiratorias queden fuera del agua en todo momento. “Su uso como medida preventiva exclusiva puede generar una falsa sensación de seguridad en bañistas y confianza en los cuidadores, disminuyendo así su atención y vigilancia”, comentan desde el Comité de Soporte Vital de la AEP.
De ahí que el único material efectivo y recomendado por las autoridades de todo el mundo para la flotación de cualquier bañista sea el chaleco salvavidas. “Pon siempre un chaleco salvavidas a tus hijos/as si no saben nadar, son pequeños o tienen alguna discapacidad, cuando vayan a meterse en el agua o estén jugando cerca de ella. Los flotadores hinchables no son recomendables”, señalan en esta guía para familias editada por el Ministerio de Sanidad y Cruz Roja.
De todas formas, si a pesar de los riesgos, quieres que tus hijos usen un flotador de cuello, ten cuenta lo siguiente:
- Escoge el flotador más adecuado para tu bebé. Investiga la marca, mira los materiales y no pases por alto las opiniones de otros usuarios. Elige un aro homologado y de la talla de tu hijo.
- Comprueba la seguridad. Cerciórate de que se ajusta a la perfección, que no puede quitárselo sin tu ayuda y que no pierde aire.
- No te separes de tu bebé y no dejes que lo use sin tu supervisión. Como mucho, aléjate la medida de tu brazo, para que, si en algún momento ocurre algo, puedas atenderle de inmediato.