Durante el embarazo y el parto, el suelo pélvico de la mujer, que hace de sostén de los órganos abdominales, se debilita sobremanera. Y la menopausia no ayuda. El bajo tono muscular en esta zona se nota cuando aparecen problemas como incontinencia urinaria o disfunción sexual. Por fortuna, hay distintas formas de fortalecerlo y evitar que se produzcan. El método Pilates en la gestación y los ejercicios de Kegel, también en esta etapa y tras dar a luz, se encuentran entre los más conocidos. Pero hay una técnica que está cada vez más de moda practicar antes de una gestación y en el posparto: gimnasia abdominal hipopresiva. En este artículo se explica en qué consiste y cuáles son sus beneficios.
A lo largo del embarazo, el cuerpo de la mujer experimenta múltiples cambios: más peso, manchas y estrías en la piel, hinchazón de las piernas… Por lo general, tras el parto desaparecen poco a poco. Dar el pecho al bebé ayuda a adelgazar, por ejemplo.
Sin embargo, en ocasiones, estos cambios originan modificaciones fisiológicas que hay que tratar de forma apropiada con el fin de que todo vuelva a ser como antes. Así ocurre con la disfunción del suelo pélvico, el conjunto de músculos profundos y superficiales, ligamentos y nervios que soportan los órganos de la cavidad abdominal (útero, vagina, vejiga, uretra y recto) y le dan estabilidad a la columna y a la pelvis.
Y es que, si no se mantiene el tono y la fuerza adecuada de esta zona, las alteraciones que tanto el embarazo como el trabajo de parto han causado en esta parte del cuerpo pueden provocar síntomas muy molestos en las mujeres. Es muy frecuente el dolor pélvico (irradiado hacia la ingle, la parte inferior del abdomen y la espalda) al producirse contracciones involuntarias y repentinas de este grupo de músculos y de los adyacentes. Y también pueden deberse a la debilidad del suelo pélvico la pérdida ocasional del control de esfínteres, el prolapso genital (descenso de vejiga, útero o recto) o las relaciones sexuales dolorosas.
Para prevenir estos problemas, ya en el posparto inmediato (primera semana) se puede comenzar a actuar. La Asociación Española de Fisioterapeutas aconseja para esta etapa «no realizar ejercicios abdominales tradicionales», y sí decantarse, tanto en este periodo como en el posterior, por los ejercicios de Kegel y los llamados ejercicios hipopresivos, que se pueden empezar seis semanas después de un parto vaginal o dos meses después de un nacimiento por cesárea. La Asociación Española de Matronas, en su nueva guía ‘Los consejos de tu matrona‘, también los considera «fundamentales» y apunta, además, la conveniencia de usar conos vaginales una vez finalizado el sangrado y cicatrizadas las heridas.
Gimnasia hipopresiva: en qué consiste
La gimnasia abdominal hipopresiva (GAH) trabaja principalmente el músculo transverso del abdomen, directamente relacionado con el suelo pélvico. Y lo hace a través de la relajación tónica del diafragma en apnea respiratoria. Pero también «trabaja el cuerpo de forma más global: ejercita los brazos y los músculos de las piernas y de la espalda», sostiene Francisco Javier Méndez, fisioterapeuta especialista en reeducación uro-ginecológica e instructor oficial de este tipo de gimnasia creada por el belga Marcel Caufriez en los años 90.
Estos ejercicios «precisan de una iniciación dada por un profesional sanitario; después se pueden realizar en casa», señala en su nueva guía la Asociación Española de Matronas. Y en esto precisamente incide Méndez, quien cuenta en su centro de Badajoz con una Unidad de Suelo Pélvico y Maternidad: «Conlleva un control postural importante, por lo que es necesario acudir a un fisioterapeuta una o dos horas a la semana durante dos meses al menos para perfeccionar las posiciones y aprender a hacer bien los ejercicios». Pero, después, según este experto, «el trabajo diario en casa es fundamental para que se noten los resultados», pues hay que ser constante y estar haciéndolos bien durante 25 minutos todos los días a lo largo de seis meses.
Y para que se aprendan bien, y por tanto sean efectivos, los ejercicios hipopresivos deben enseñarse en grupos reducidos de 4-5 personas o en sesiones individuales. De ello se encargará un profesional sanitario, preferiblemente un fisioterapeuta o una matrona con formación, en caso de posparto, si hay problemas de incontinencia urinaria o disfunciones del suelo pélvico. Para el resto de la población, donde estos ejercicios no tengan un fin terapeútico sino más bien de entrenamiento deportivo, con un licenciado en Ciencias del Deporte con formación en GAH es suficiente.
Beneficios de la gimnasia hipopresiva
La gimnasia abdominal hipopresiva tonifica el abdomen y reduce cintura, por lo que ayuda a recuperar la figura tras la cuarentena. Por supuesto, mejora los incontinencia urinaria y fecal, ya que, al conseguir un mayor tono muscular, la mujer puede efectuar de una manera más rápida y efectiva su control de esfínteres.Pero esto, además de ser propio de mujeres que han dado a luz, se puede dar en menopausia o perimenopausia, por lo que también está indicado en esta etapa. Asimismo, contribuye a una mejora del tránsito intestinal y, como puntualiza Méndez, «está demostrado que mejora la calidad de las relaciones sexuales». Incluso es recomendable para pacientes con hernias discales, como ejercicio terapeútico.
Antes de quedarse en estado es muy conveniente hacer gimnasia hipopresiva. «Aprender a hacerla un año antes de intentar buscar el bebé prepara a la futura madre para la gestación y previene de posibles complicaciones en el parto y disfunciones en el posparto», asegura el fisioterapeuta.
Es una gimnasia muy indicada en el caso de una diástasis abdominal, cuando los músculos rectos se separan como consecuencia de un daño en el tejido conectivo que, en condiciones normales, los mantiene unidos. Por eso, antes de comenzar a aprenderlos, el fisioterapeuta o la matrona hacen una valoración previa de la paciente, por si tendría este problema funcional y estético. Si fuera el caso de una diástasis abdominal severa, el cirujano debería confirmar la lesión del tejido y determinar si intervenir o no.
Pero no siempre los ejercicios hipopresivos son aconsejables. En el embarazo están contraindicados. Y también hay otras contraindicaciones relativas que tendrían que ser valoradas por el fisioterapeuta.