El sobrepeso y la obesidad en el embarazo genera un gran número de riesgos, tanto para la madre como para el bebé. Diabetes, partos prematuros, espina bífida y otros problemas, incluso a largo plazo, son algunos de ellos. Este artículo explica en detalle los riesgos de un peso excesivo durante la gestación, tanto para la madre como para el niño, y la importancia de reducir el sobrepeso antes de quedar en estado. Y destaca también los efectos acumulativos de ganar un peso excesivo durante la gestación cuando ya había un sobrepeso previo.
Sobrepeso durante el embarazo, riesgos para la mujer
El sobrepeso y la obesidad son problemas de nuestro tiempo, en particular en los países desarrollados. Es la primera epidemia de origen no infeccioso en la historia de la humanidad y la segunda causa de muerte evitable en Estados Unidos y Europa. Como consecuencia de ello, también aumentan las tasas de obesidad durante el embarazo. Así lo afirma un protocolo sobre ‘Obesidad y embarazo’ publicado por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO).
¿Cuál es el problema de que una mujer con obesidad o sobrepeso se quede en estado? Pues existen múltiples riesgos, tanto para ella como para su hijo. Trastornos hipertensivos del embarazo, diabetes, trombosis, reacciones anestésicas adversas y hemorragias son algunas de las complicaciones graves que se producen con mayor frecuencia en estos casos.
Son numerosos los estudios que han confirmado esos y otros riesgos. Científicos del King’s College de Londres comprobaron el riesgo de preeclampsia y de tener un parto prematuro. También aumentan las probabilidades de requerir cesárea y de sufrir complicaciones perinatales, según investigadores chilenos, y de padecer problemas cardiovasculares, como concluye un trabajo realizado en Escocia. «En su conjunto, estos problemas aumentan la tasa de mortalidad materna en comparación con las mujeres con normopeso», explica el ginecólogo José Bellver Pradas, catedrático de la Universidad de Valencia e investigador en el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI).
Riesgos para el bebé del sobrepeso en el embarazo
Para el bebé, por su parte, hay más probabilidades de aborto, muerte fetal, malformaciones congénitas (como espina bífida, tal como lo comprobó otro estudio llevado a cabo en el Reino Unido) y de problemas derivados de las complicaciones maternas, «así como una probabilidad incrementada tanto de prematuridad como de embarazo prolongado y de problemas en el parto«, apunta Bellver. Además, durante el primer año de vida, los casos de muerte súbita del lactante son más frecuentes en estos niños que en los de madres sin sobrepeso.
Y eso no es todo. Bellver, coautor de un estudio sobre los efectos de la obesidad pregestacional en la descendencia de mujeres obesas, detalla que «también se ha descrito una mayor predisposición a complicaciones metabólicas y no metabólicas» durante la infancia, adolescencia y edad adulta. Entre las primeras se encuentran problemas como diabetes, hipertensión, enfermedades cardiovasculares y obesidad infantil, en tanto que entre las no metabólicas cabe destacar la osteoporosis, el asma, el cáncer y los trastornos del neurodesarrollo. A partir de todo esto, señala el experto, se puede asegurar que «el ambiente uterino alterado por la obesidad materna predispone a desarrollar patologías crónicas a lo largo de la vida».
La importancia de reducir el sobrepeso antes de quedar embarazada
Planteada entonces la pregunta de si hace falta que la mujer reduzca el sobrepeso para quedar embarazada, la respuesta es que sí. En caso contrario, se expondrá a sí misma y expondrá a su bebé a los riesgos ya citados. Pero ¿en qué casos concretos y en qué medida se debe bajar de peso?
Lo normal, según José Bellver, es que la recomendación de perder peso antes de quedar embarazada se haga a mujeres con obesidad. Se consideran obesas las personas cuyo índice de masa corporal (IMC) sea igual o superior a 30. El IMC es el resultado de dividir el peso corporal (medido en kilogramos) por el cuadrado de la estatura (en metros). Un ejemplo. Para una mujer que mide 1,65 metros, el cuadrado de su estatura es 2,72. Tiene que dividir, entonces, su peso corporal por esa cifra. Si pesa 90 kilos, es obesa (90 dividido 2,72 es igual a 33).
Cuando el IMC está entre 25 y 30 no se considera obesidad, pero sí sobrepeso. Para seguir con el ejemplo anterior, si la mujer de esa estatura pesa 75 kilos, tiene sobrepeso, ya que 75 / 2,72 = 27,5. Bellver señala que, cuando hay sobrepeso, «también sería recomendable» que la mujer bajara algunos kilos antes de la gestación. La mujer del ejemplo no tendría sobrepeso si pesara 67 kilos o menos (67 / 2,72 = 24,6).
El sobrepeso y la obesidad durante el embarazo se puede dar de dos formas diferentes: ser pregestacional, es decir, cuando la mujer ya lo padecía desde antes, o darse a partir de un aumento de peso excesivo durante la gestación. Según José Bellver, la mayor parte de los estudios analizó el efecto negativo de la obesidad o sobrepeso con el cual la mujer empieza el embarazo. Sin embargo, “estudios más recientes demuestran que la ganancia excesiva de peso, en especial durante el primer trimestre, podría conllevar consecuencias similares“.
Y, además, ambos problemas (el sobrepeso pregestacional y el que se origina durante el embarazo) son “acumulativos“. Esto quiere decir que sería un error creer que una mujer que comienza una gestación con sobrepeso después puede ganar peso en exceso, dado que de todos modos “los riesgos ya los corre”. Todo lo contrario. En palabras de Bellver, “una excesiva ganancia ponderal gestacional en una mujer ya previamente obesa sería una situación de más riesgo, por un posible efecto negativo aditivo”.