Qué es la herpangina en niños
La herpangina es una faringoamigdalitis aguda, es decir, una infección de garganta (faringitis) de origen viral. Consiste en una inflamación de la faringe y las amígdalas con una serie de exantemas (vesículas) muy características en el interior de la boca.
Esta enfermedad muy contagiosa entre los niños afecta sobre todo a menores de entre 3 y 10 años, aunque también hay casos de adolescentes y adultos con herpangina. Ataca con más frecuencia durante los meses de verano o en los primeros días de otoño y en entornos donde, por sus características, es fácil la transmisión: colegios, guarderías, campamentos, colonias…
Qué provoca herpangina
¿Qué causa la herpangina? No estamos ante una infección por herpes, aunque lo pareciera por su denominación, sino principalmente por el virus Coxsackie A. Este enterovirus también es el responsable de la meningitis aséptica, algunas conjuntivitis, síndromes febriles y el síndrome boca-mano-pie (EPMB). De hecho, a veces coloquialmente se confunde con esta última enfermedad, a pesar de que hay diferencias en su sintomatología.
Cómo se contagia
La transmisión se produce por vía oral-fecal. Esto significa que el virus de la herpangina se esconde en la saliva y las deposiciones. Así que el contagio es través de gotas de saliva, al toser o estornudar, así como también si se tocan heces infectadas y, después, se lleva uno la mano a la boca. Además, el virus puede permanecer bastante tiempo en superficies y objetos (juguetes, picaportes de la puerta, inodoro, interruptores…), el suficiente para seguir enfermando a otros.
El periodo de incubación oscila entre los tres y seis días; en este periodo el niño ya es contagioso, aunque esté sin síntomas. Y ¿cuánto dura el virus de la herpangina? La primera semana desde que empiezan los síntomas el riesgo de transmisión es muy alto, y puede extenderse varios días después; en total, unos 10 días.
Así que, por supuesto, si tu hijo tiene herpangina, no debes llevarle al colegio enfermo, como debemos hacer con otras enfermedades infecciosas
Síntomas de la herpangina
Esta infección se caracteriza por unos pequeños puntos rojos que aparecen en el paladar, la úvula (campanilla) y las amígalas. Estos puntitos se convierten en ampollas que revientan y dejan úlceras o llagas blancas de 2 a 4 milímetros de ancho muy dolorosas.
Además, la herpangina se manifiesta con estos otros síntomas:
- Fiebre alta.
- Cefalea.
- Faringitis.
- Malestar general.
- Vómitos en lactantes.
- Disfagia: dificultad para tragar alimentos sólidos o líquidos.
- Pérdida de apetito: los niños no quieren comer y están más irritables de que de costumbre, debido al dolor de las llagas.
- Dolor de espalda.
🔴 ¿Esto es herpangina o enfermedad boca-mano-pie? A pesar de que las dos afecciones las causa el mismo virus (aunque de distintos tipos), se producen en los meses más calurosos del año y se dan en niños de rangos similares en edad, hay una diferencia muy destacada. Y es que en el caso del síndrome boca-mano-pie, los exantemas y llagas que aparecen primero en cualquier parte de la boca no se quedan ahí, como sucede con la herpangina: también surgen lesiones en el resto del cuerpo, principalmente en los dedos de pies y manos y, a veces, en las nalgas o la zona del pañal.
Qué hay que hacer para curar la herpangina
Tal y como explican los especialistas en otorrinolaringología, “el tratamiento es sintomático y la curación aparece generalmente en una semana”, que podría extenderse a unos 10 días.
Así, durante el tiempo que el pequeño esté con herpangina, se procurará aliviar el dolor y bajar la fiebre con analgésicos para niños y hacer que siempre esté bien hidratado con dieta blanda. Y es que la única complicación que puede presentarse es la deshidratación o la baja de azúcar.
➡️ ¿Cómo notar la deshidratación en el niño? Las señales más habituales son: llanto sin lágrimas, piel, boca y lengua secas y agrietadas, ojos hundidos, piel grisácea o menos cantidad de orina. Si presenta estos síntomas, consulta al pediatra de inmediato. Y para prevenir la deshidratación, se le debe ofrecer con frecuencia pequeñas cantidades de líquido. El agua es la mejor elección, pero también se le puede dar zumos de frutas naturales, polos, granizados, helados, gelatinas, yogur… Nada de cítricos, bebidas gaseosas o alimentos salados o picantes, pues irritarían las úlceras.
¿Hay algún método para prevenirla?
No hay vacuna. Y como es una patología muy transmisible, tomar medidas de precaución no asegurará no contagiarse, pero sí que reduce significativamente el riesgo de infectarse. ¿Cómo?
- Lavado de manos frecuente con agua y jabón, tanto del niño como de quienes lo cuidan.
- No llevar al colegio, la guardería… donde se han producido los brotes. Los niños que no tienen síntomas o se han curado pueden seguir propagando el virus durante varias semanas.
- Desinfección con productos a base de cloro de superficies que hayan podido estar en contacto con secreciones de la boca, respiratorias o heces de personas infectadas.
En cualquier caso, la enfermedad deja inmunidad, pero cabe la posibilidad de volver a infectarse por otros enterovirus.