Juegos con mapas: ideas para que los niños se diviertan mientras conocen el mundo

Los mapas se pueden aprovechar para realizar múltiples actividades lúdicas y educativas con los niños
Por Cristian Vázquez 11 de abril de 2016
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Imagen: ryzhov

Utilizar mapas para desarrollar diferentes juegos con los niños tiene múltiples beneficios. Mientras se divierten, los pequeños aprenden los nombres y la ubicación de países, continentes y mares y, además, se estimula su imaginación y su creatividad. Este artículo enumera una serie de actividades para hacer con mapas, tanto en su formato clásico de papel como en su versión interactiva en Internet o en dispositivos electrónicos. También se explican las ventajas de jugar con una bola del mundo.

Jugar con mapas, un incentivo para la curiosidad

Los mapas han fascinado desde siempre a las personas. Al observarlos, la memoria vuela hasta el momento en que se ha estado en el sitio que el dibujo representa, o lo hace la imaginación, fantaseando con el día en que se pueda visitar ese lugar. Como al hablar de imaginación a los niños no hay quien les gane, los mapas se pueden convertir en un recurso y una herramienta para que los pequeños jueguen y se diviertan mientras aprenden y, de paso, «recorren» el mundo.

Por otro lado, es indudable que los mapas se han desarrollado y han cambiado mucho a lo largo de los siglos. Desde los antiguos planos en los que se ven monstruos que emergen desde los mares, hasta las fotos satelitales y Google Maps, la cartografía ha recorrido un largo trayecto. Muchos de los materiales creados en ese camino resultan útiles para realizar juegos y actividades con los menores, como los que se describen a continuación.

Juegos con mapas de papel

Los mapas clásicos son, por supuesto, los de papel. Los mapas políticos (los que muestran la división en provincias, comunidades, países, etc.) ofrecen la posibilidad de un juego muy entretenido: acertar el nombre de los diversos territorios. El adulto lo señala y el niño debe decir cómo se llama. Una variante consiste en que se le pregunte en qué lugar del mapa se encuentra un determinado lugar y que lo tenga que indicar. Si el mapa incluye los nombres de las regiones, este juego además ayuda a los menores de entre cuatro y cinco años de edad a aprender algunas letras y palabras.

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Imagen: Meghan Anderson-Colangelo

Otras posibilidades son dibujar, copiar, calcar o colorear mapas. En un mundo dominado por la tecnología y los dispositivos electrónicos, volver a los recursos clásicos puede resultar atractivo, además de que son tareas que favorecen en los pequeños el desarrollo de su motricidad fina y su creatividad. Para los algo mayores, se pueden añadir desafíos como pintar de un mismo color los países o provincias que comiencen con una determinada letra, los que limitan con cierto número de países, etc.

Una idea muy atractiva es colgar un mapa grande en la pared, sobre una plancha de corcho o poliestireno expandido. De esa forma, los juegos se pueden organizar con chinchetas de diferentes colores, atar hilos entre ellas para unir distintas regiones, etc. Incluso se pueden combinar otras aficiones: si al niño le gusta el fútbol, se pueden pegar en el mapa fotos de sus jugadores favoritos según su país de origen o colgar recortes sobre los equipos de la liga en la ciudad de cada uno en un mapa de España. Lo mismo se puede hacer con otros deportes, grupos musicales, animales, plantas o cualquier otro tema que le guste al pequeño.

Mapas interactivos en Internet

Las nuevas tecnologías e Internet han multiplicado las posibilidades de diversión y entretenimiento con el uso de mapas. Numerosas webs ofrecen juegos interactivos.

Una de ellas es Pequered, que propone un mapamundi donde hay que señalar el lugar en que se encuentran los países que el juego indica, arrastrar la figura de un país hasta su sitio correcto en el planisferio, acertar qué bandera está situada sobre el país correcto y cuáles en zonas equivocadas, etc.

El portal Educapeques, por su parte, también cuenta con una sección de «Juegos de geografía para niños». Los niños pueden probar allí sus conocimientos sobre países de Europa, capitales, banderas y mares. Hay distintos niveles de dificultad, para que los pequeños puedan avanzar a medida que aciertan. En la web hay, además de la opción «Jugar», otras dos: «Aprender» y «Viajar». Así pueden acceder a datos básicos sobre diferentes regiones y países del mundo.

En el sitio Cuaderno Intercultural se halla una página con muchos recursos educativos para imprimir y, entre ellos, una buena cantidad de enlaces con mapas. Allí se puede encontrar una web japonesa con decenas de mapas en alta definición, con la división política pero sin textos, muy apropiados para estos juegos. Y también está el sitio Worldmapper, donde se pueden observar múltiples mapas «deformados», es decir, donde el tamaño de los países aparece modificado en función de distintas categorías (población, ingresos, expectativa de vida, cantidad de usuarios de Internet, etc.).

Google Maps y Google Earth son en sí mismas herramientas con posibilidades casi ilimitadas. Con ellas, se puede acceder no solo a la división política de países y regiones, sino también conocer el trazado de sus calles y, en los casos en que está disponible, recorrer visualmente las ciudades a través de Google Street View.

La bola del mundo, posibilidades de ir más allá

La bola del mundo o globo terráqueo permite realizar muchos de los juegos y actividades citados, pero, además, añade una perspectiva muy valiosa: la de las tres dimensiones. De esta manera, los niños podrán apreciar la verdadera proporción del tamaño de los países y los continentes, que a menudo generan confusiones a raíz de proyecciones como la de Mercator, una de las más utilizadas. También tendrán una idea mucho más clara del tamaño de los océanos y descubrirán que algunos países que en el mapamundi parecen muy alejados en realidad no lo están tanto, como pasa con Estados Unidos y Rusia, que están casi unidos por el estrecho de Bering.

Esta herramienta no solo hace más fácil apreciar detalles sobre el tamaño y la posición de los países, los continentes y los mares, sino que además, al girar sobre un eje inclinado para reproducir la rotación de la Tierra, permite explicar fenómenos como la sucesión del día y la noche, las estaciones del año (por qué la causa de que en verano haga calor y en invierno frío no tiene que ver con la distancia entre el planeta y el sol, sino con el ángulo con que inciden sus rayos), los husos horarios y otras cuestiones.

Por todo esto, una bola del mundo puede ser, a la vez, un juguete muy divertido y una gran herramienta de aprendizaje para los niños, que resuelva dudas y renueve y estimule su curiosidad.

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