El Neumococo es el principal responsable de las neumonías y las otitis medias, pero también puede producir septicemias y meningitis en los lactantes y los pequeños. Esta bacteria ataca sobre todo a niños y ancianos, y uno de sus principales problemas es que tiene una gran variedad de familias: en la actualidad se conocen unos 90 serotipos diferentes. Si bien desde hace tiempo existe la vacuna polisacárida, que protege frente a 23 de estos serotipos, se sabe que el compuesto no hace efecto en los niños menores de 2 años. Para ellos, la única vacuna eficaz es la conjugada, pues les protege frente a los 7 tipos de neumococo que provocan el 80% de los casos graves de neumonía en España. Sin embargo, a pesar de su utilidad y eficiencia probadas, esta vacuna no está incluida en el calendario estándar: es opcional y hay que pagarla. El Sistema Nacional de Salud solo la financia en casos puntuales.
97% de eficacia
La vacuna antineumocócica conjugada es la que se puede administrar a los bebés y los niños menores de dos años. El compuesto actúa frente a siete familias de Streptococcus pneumoniae, pues incluye un polisacárido capsular con 7 serotipos de esta bacteria. Aunque parece poco (sobre todo si se considera que existen unas 90 familias), lo interesante es que ese grupo tan reducido es el responsable del 80% de las neumonías graves que se producen en nuestro país.
La eficacia de esta vacuna es sensiblemente superior a la polisacárida. Alcanza un 97% contra los serotipos incluidos en el compuesto y un 89% contra todos los demás, aunque no estén incluidos. Así, tras recibir cuatro dosis, los bebés desarrollan suficientes anticuerpos frente a la enfermedad, ya sea provocada por unos u otros serotipos. Frente a la neumonía y la otitis media aguda, la vacuna es un poco menos efectiva.
La posología recomendada es de cuatro dosis. Las tres primeras a los 2, 4 y 6 meses de edad, y la última entre los 12 y los 15 meses de edad. Las reacciones adversas más frecuentes son locales y leves: se presentan en el lugar de la inyección y consisten en inflamación, induración y eritema. En ocasiones se puede producir algo de fiebre, irritabilidad, somnolencia, sueño intranquilo, disminución del apetito, vómitos y diarrea.
A pesar de su eficacia, la vacuna contra el neumococo no es obligatoria. Ni gratuita. Cada dosis cuesta unos 75 euros, y el Sistema Nacional de Salud solo la financia para los niños con inmunodeficiencias (como el VIH) o enfermedades que les hacen susceptibles de sufrir estas infecciones. La vacuna es cara y el coste total del tratamiento con cuatro dosis (unos 300 euros) es una de las razones por las que se administra de manera opcional. En esto también incide que la vacuna es más o menos reciente (su uso se autorizó en 2001) y que, al no poder combinarse con otras vacunas en la misma jeringuilla, implica añadir un pinchazo más al bebé en cada visita.