Padecer una infección en el pecho provoca, en muchos casos, el abandono temprano de la lactancia materna. Y es que, además de dificultar la succión del bebé, resulta muy dolorosa para la mujer. La mastitis infecciosa no solo tiene riesgos, sino que no siempre es detectada, aseguran los expertos. En este artículo se detalla cómo evitar las infecciones del pecho mientras que se amamanta al bebé. Para ello es necesario impedir la retención de leche materna, reconocer la inflamación de las mamas (mastitits) a tiempo y solucionar tanto la obstrucción de leche como la mastitis.
Una de las principales causas médicas por las que se abandona de forma precoz la lactancia es la infección en el pecho, asegura el estudio ‘Mastitis infecciosa durante la lactancia: un problema infravalorado’, del departamento de Nutrición, Bromatología y Tecnología de los Alimentos de la Universidad Complutense de Madrid. Aparece en la mayoría de los casos durante las primeras 12 semanas después del parto y se produce cuando los conductos por los que sale la leche materna se inflaman (mastitis) y obturan, impidiendo el paso del alimento.
La infección del pecho dificulta la succión del bebé y hace que amamantar sea doloroso para la madre
Si no se resuelve de forma adecuada, «esta retención puede desembocar en una mastitis infecciosa«, señala Marta Díaz, coordinadora del Comité de Lactancia de la Asociación Española de Pediatría. La obstrucción «favorece el crecimiento de bacterias e impide que las defensas de la leche protejan al pecho de la infección«, apunta esta especialista. Las consecuencias son nefastas: dificulta la succión del bebé y hace que amamantar se convierta en un acto muy doloroso para la madre.
A continuación se describen las pautas necesarias para evitar las infecciones de pecho durante la lactancia materna.
1. Impedir la retención de leche materna
El primer paso para evitar una infección en el pecho de las madres lactantes es procurar que no se produzca retención de leche. Para ello, es necesario aplicar las técnicas de amamantamiento que recomiendan los expertos, con el fin de que el pecho se vacíe de manera adecuada:
Colocar al bebé de forma correcta para que pueda extraer la leche y no se produzcan grietas en el pezón.
No saltarse tomas del pecho ni alternar la lactancia con tomas de biberón, ya que reduce la frecuencia del vaciado.
No emplear pezoneras que compliquen la extracción de la leche.
Amamantar al bebé a demanda, durante todo el tiempo que esté dispuesto, sin restricciones.
Si el bebé no quiere mamar y la madre nota que el pecho está aún muy lleno, puede extraerse la leche de forma manual o mecánica.
Ante cualquier dificultad, es preciso acudir a un grupo de apoyo para la lactancia o al especialista, para pedir consejos y recomendaciones.
2. Solucionar la obstrucción de leche en el pecho
La mastitis (inflamación de la mama) se produce cuando no se resuelve de forma adecuada la retención de leche en el pecho materno. Por ello, es preciso estar alerta para detectar los primeros síntomas de obstrucción: aparición de bultos duros y dolorosos en alguna parte de la mama e, incluso, un poco de fiebre o malestar.En estos casos, es preciso actuar pronto para prevenir que derive en un proceso infeccioso. El grupo Alba de lactancia materna propone las siguientes pautas sencillas para solucionar el problema:
Aplicar calor en el pecho antes de la toma, con una manta eléctrica, un secador de pelo, paños calientes húmedos o con el agua de la ducha.
Realizar un masaje sobre la zona del bulto, con un cepillo suave (de bebé) durante tres minutos. Los movimientos deben ser circulares.
En el momento de la toma, hay que intentar colocar al niño en una postura que permita que su barbilla quede en el lado de la obstrucción. La zona del pecho que se sitúe debajo de la barbilla del bebé es siempre la que mejor se drena y vacía durante el amamantamiento.
Mientras el pequeño lacta, masajear la zona afectada.
Procurar que el bebé mame más veces y durante más tiempo del pecho obstruido.
Utilizar un sujetador adecuado que no comprima.
3. Solventar la inflamación de las mamas o mastitis
En el 10% de los casos, la retención y obstrucción de la leche materna deriva en una mastitis (inflamación de los pechos), señala la guía ‘Lactancia materna. Guía para profesionales’, de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Las señales características de la inflamación de los pechos son dolor intenso, zonas rojas y calientes, así como fiebre superior a 38,5ºC.Además, si la inflamación de los pechos no se resuelve de forma adecuada, es probable que se desarrolle una infección mamaria. A continuación se describe cómo resolver el problema.
Acudir al especialista, para que prescriba el tratamiento adecuado, compatible con la lactancia. Lo más frecuente son los antitérmicos, antiinflamatorios para el dolor y la fiebre, así como antibióticos.
Es recomendable tomar una muestra de leche materna para realizar un cultivo. Permite diagnosticar pronto si existe o no infección.
Continuar con la lactancia y no saltarse ninguna toma, a pesar del dolor. «La infección no se transmite al niño», recoge la guía de la AEP. Una mayor retención de leche puede derivar en una infección.
Descansar y permanecer en reposo. Si es preciso, hay que pedir ayuda a los familiares.
La mastitis hace que la leche esté algo más salada, lo que puede provocar el rechazo del bebé. En este caso, es preciso recurrir al vaciado manual o mecánico del pecho, para evitar una mayor obstrucción.
El estudio ‘Mastitis infecciosa durante la lactancia: un problema infravalorado’, del departamento de Nutrición, Bromatología y Tecnología de los Alimentos de la Universidad Complutense de Madrid, indica algunas de las manifestaciones más comunes de la mastitis: pinchazos en el pecho durante la salida de la leche y aparición de grietas y heridas en los pezones.
Estos especialistas afirman que la mastitis infecciosa “es un problema tan infravalorado como infradiagnosticado”. Por eso, advierten de que cualquier mujer lactante que sienta dolor en el pecho debe realizarse un análisis de su leche materna para descartarlo.