“No me sube la leche”, “no tengo leche suficiente”. Estas son dos razones argumentadas con bastante frecuencia por las madres que deciden suspender la lactancia materna. Sin embargo, la hipogalactia, o falta de producción de leche materna, es una afección muy poco frecuente, que afecta tan solo a una de cada mil mujeres. ¿Qué les ocurre entonces a estas madres? Los especialistas señalan que durante la lactancia se pueden registrar periodos transitorios en los que disminuye la secreción láctea, pero que en general están asociados a inadecuadas técnicas de lactancia o a factores psicológicos y, por tanto, se pueden corregir sin demasiada dificultad.
El informe ‘Estrategia Mundial para la alimentación del lactante y del niño pequeño’, elaborado de forma conjunta por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y UNICEF, es contundente cuando señala que «no practicar la lactancia natural, y especialmente la lactancia natural exclusiva durante el primer medio año de vida, representa un factor de riesgo importante a efectos de morbilidad y mortalidad del lactante». A pesar de esto, según los informes de la Secretaría de la OMS, la prevalencia y la duración de la lactancia en los países europeos está muy por debajo de las recomendaciones de estos organismos.
En algunos casos, por motivos sociales, personales o de otra índole, las madres optan directamente por no iniciar la lactancia y alimentar a sus hijos desde el primer momento con leche artificial o suspenderla antes de tiempo. En otras ocasiones, el destete prematuro está asociado a diferentes problemas con la lactancia que impiden a la madre alimentar a su hijo de forma adecuada. Una de las dificultades argumentadas con mayor frecuencia entre este grupo de madres es la falta de subida de la leche o la escasa producción de la misma.
¿Y si no me sube la leche?
La subida de la leche es un proceso natural que se inicia en cuanto la placenta se separa del útero y se materializa por primera vez entre 48 y 72 horas después del parto. Mientras tanto, el bebé se alimenta del calostro, que le aporta todos los nutrientes necesarios para una alimentación completa. Este proceso es espontáneo en casi todas las mujeres tras dar a luz y tan solo una pequeña proporción padece la denominada hipogalactia, es decir, falta de producción de leche.
Ana Viñas, pediatra del Centro de Asistencia Primaria Florida Sur de Hospitalet (Barcelona), afirma en su trabajo sobre la lactancia materna que la hipogalactia verdadera es muy poco frecuente y solo se registra en 1 de cada 1.000 casos. El origen de esta disfunción está limitado a unos pocos condicionantes que afectan a la madre:
- Hipotiroidismo no controlado.
- Síndrome de ovarios poliquísticos (SOP).
- Síndrome de Sheehan.
- Placenta retenida.
- Intervención de reducción mamaria reciente.
Percepciones falsas sobre tener poca leche
A pesar de no desarrollar ninguno de los condicionantes anteriores, numerosas madres en algún momento del periodo de la lactancia sienten o perciben que la leche que producen es escasa e insuficiente para alimentar a sus hijos; es lo que el ‘Manual de Lactancia Materna’ de la Asociación Española de Pediatría (AEP) denomina como «falsa percepción de hipogalactia».
Esta percepción, que nada tiene que ver con la hipogalactia verdadera, ocurre sobre todo en periodos transitorios durante la lactancia. En ellos puede disminuir la secreción láctea, en especial, a causa de técnicas erróneas al amamantar. Entre estas se incluye el proporcionar suplementos innecesarios al bebé, intentar mantener unos horarios rígidos, iniciar la lactancia demasiado tarde o malas posturas o posiciones que impiden una succión adecuada.
Pero también puede ser una simple sensación de la madre provocada por la inseguridad de ser primeriza o por el estrés y la fatiga psicológica. En estos casos, el miedo a que el bebé se quede con hambre, la demanda intensa del niño o, simplemente, que no engorde lo suficiente le lleva a dudar de su capacidad para producir leche.
Tal como apunta el informe de la OMS y UNICEF, casi todas las mujeres pueden amamantar, siempre y cuando dispongan de información exacta y de apoyo adecuado. Esto hará que aumente su confianza, les ayudará a mejorar las técnicas de alimentación y a prevenir o solucionar los posibles problemas de la lactancia. Así se evitará la falsa percepción de hipogalactia y el consecuente abandono de la alimentación natural.
Hoy en día, numerosas asociaciones y organizaciones proporcionan a las madres este apoyo para que puedan amamantar a sus hijos en las mejores condiciones posibles. Estas son algunas de las más destacadas: