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Cuándo se puede dar leche animal a un bebé
La guía actualizada de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre alimentación complementaria de lactantes y niños pequeños de 6 a 23 meses señala que para bebés de 6 a 11 meses alimentados con leches distintas de la leche materna pueden utilizarse fórmulas lácteas o leche animal. Sin embargo, diversas sociedades científicas han matizado recientemente esta directriz.
El Comité de Nutrición y Lactancia Materna (CNyLM) de la Asociación Española de Pediatría y la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (SEGHNP) se han sumado así a las enmiendas que la European Society for Paediatric Gastroenterology, Hepatology and Nutrition (ESPGHAN) y otras 10 organizaciones pediátricas internacionales que afirman que estas recomendaciones sobre el uso de leche animal sean específicas para cada contexto, ya que el nivel de evidencia científica es bajo y seguirlas por parte de las familias podría contribuir involuntariamente a alteraciones nutricionales en sus hijos.
🥛 Para lactantes de 6 a 12 meses
Los especialistas sugieren que, si no se dispone de leche materna, se tomen las fórmulas infantiles (la mayoría se obtienen modificando leche de vaca, aunque en Europa también hay a base de leche de cabra desde 2015) junto con alimentos complementarios para reducir el riesgo de carencias nutricionales en los bebés de 6 a 12 meses. “Proporcionan un perfil nutricional más adaptado a los lactantes humanos que la leche no modificada de otros mamíferos”, comentan.
Aun así, consideran que solo puede utilizarse leche animal entera:
- Cuando la leche de fórmula no estuviera disponible.
- Si la leche infantil no fuera asequible.
- En el caso de que la leche artificial no se pudiera preparar de forma segura.
Y puntualizan: “Es importante no dar cantidades excesivas, porque podría fomentar carencias de hierro y aumentar la pérdida de sangre gastrointestinal”. Rosaura Leis, coordinadora del Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la AEP, añade que no se recomienda dar leche animal a estas edades debido a su bajo contenido en hierro y otros nutrientes esenciales o al alto contenido en proteínas o grasas.
🥛 Para bebés de un año
A partir del primer cumpleaños del bebé, los pediatras recuerdan que la lactancia materna debe continuar como parte de una dieta saludable, si la madre y su hijo lo desean. Y desde este momento, en general, la leche animal es segura para el menor.
También recalcan que no es necesario el uso rutinario de fórmulas para niños pequeños o leches enriquecidas en niños de 1 a 3 años. Pero sí puede recurrirse a ellas para aumentar la toma de hierro, vitamina D y ácidos grasos poliinsaturados n-3 (AGPI n-3), al tiempo que se reduce la ingesta de proteínas en comparación con la leche de vaca no enriquecida. “Es una opción en aquellos entornos en los que están disponibles y son asequibles, y donde el sobrepeso y la obesidad son motivo de preocupación”, aseguran. Lo mismo ocurre con los preparados de continuación, pero recalcan que es necesario regularlos para garantizar una composición adecuada.
Leches animales para niños mayores de un año
Si bien a partir de los 12 meses, la alimentación infantil es más variada, los lácteos siguen siendo una fuente de alimentos importante. En nuestro entorno, las familias alimentan a sus bebés que ya han cumplido un año de vida principalmente con leche de vaca. Es la opción más frecuente, por ser el tipo de leche animal más común y accesible. Pero hay otras clases con perfiles nutricionales similares, aunque con diferencias en distintos nutrientes, como la concentración de proteínas y grasas “que puede afectar a la digestión y nutrición del niño”.
De ahí que Leis, que también es catedrática de Pediatría de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) y coordinadora de la Unidad de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, insista en que la introducción de cualquier leche animal que no sea de vaca deba “hacerse cuidadosamente y de preferencia con orientación médica para asegurarse de que se satisfacen las necesidades nutricionales del niño sin provocar problemas digestivos”.
En el mercado encontramos principalmente leche de vaca, leche de cabra y leche de oveja. ¿Qué características tienen? ¿En qué fijarse para elegirlas? ¿Cuál es la mejor para los niños y niñas?
¿En qué se diferencian la leche de vaca, cabra y oveja?
Como destaca Rosaura Leis, la leche de vaca se convierte en una opción de consumo común debido a que contiene nutrientes importantes como el calcio o la vitamina D. Pero las otras dos leches también resultan muy interesantes.
Leis subraya que la leche de oveja tiene un contenido en proteínas y grasa mayor que la de vaca o cabra, lo que hace que sea particularmente adecuada para la producción de quesos y yogur. Y, por su parte, la leche de cabra tiene una composición similar a la de vaca, si bien en nuestro entorno también se transforma en quesos, mientras que en África y Asia meridional se consume generalmente cruda o acidificada.
Tabla
Leche de vaca | Leche de cabra | Leche de oveja | |
Energía (kcal/100 ml) | 66 | 67 | 96 |
Hidratos de carbono (kcal/100 ml) | 5 | 4,5 | 4,7 |
Proteínas (g/100 ml) | 3,3 | 3,4 | 5,29 |
Grasas (g/100 ml) | 3,6 | 3,9 | 6,26 |
Calcio (mg/100 ml) | 121 | 110 | 183 |
Hierro (mg/ 100 ml) | 0,1 | 0,12 | 0,07 |
👉 Grasa
En cuanto al contenido de grasa, la leche de vaca (3,5 %) y de cabra (3,8 %) son similares. Sin embargo, en relación a la digestibilidad, sobresale la leche de cabra: sus glóbulos grasos son más pequeños, lo que facilita su digestión.
La leche de oveja tiene un contenido en grasa significativamente más alto (alrededor del 6-7 %). Lo mismo ocurre con el contenido proteico, similar entre vaca y cabra y más elevado en la de oveja.
👉 Calcio
La leche animal es una fuente destacada de calcio, un mineral necesario para el adecuado desarrollo mineral óseo e implicado en procesos metabólicos como la tensión arterial. “Es de gran importancia en este momento de la vida que se caracteriza por ser un periodo de crecimiento y desarrollo y de programación metabólica, que afecta a la salud del niño y del adolescente y de éste cuando sea adulto”, asegura la catedrática.
Como se aprecia en la tabla, el contenido en calcio es más elevado en la leche de oveja (170-200 mg por 100 ml), seguido de la de vaca (120 mg por 100 ml) y de la de cabra (100 mg por 100 ml).
En qué fijarse para elegir la leche animal para el niño
La portavoz de la AEP recuerda que, después del primer año, la leche de vaca entera es generalmente la opción más utilizada para alimentar a los menores.
Pero también reconoce que la leche de cabra puede ser más accesible y tradicional en determinadas regiones y culturas y, además, “siempre que esté pasteurizada, puede ser una opción válida si se prefiere o si hay alergia a proteínas de leche de vaca (APLV)”, aunque también podría producirse una reacción cruzada y presentar alergia a las proteínas de la leche de cabra.
¿Y si hay intolerancia a la lactosa? Leis comenta que la mayoría de los niños intolerantes toleran cantidades habituales de consumo o, en su defecto, alimentos fermentados como el yogur o el queso. Y para quienes no toleran pequeñas cantidades, están las leches sin lactosa.
Por eso es fundamental, antes de tomar cualquier decisión alimentaria que afecte al menor, consultar con su pediatra, quien será el que recomiende o no una restricción tras realizar un diagnóstico correcto y cómo sustituir ese producto de forma adecuada para no poner en riesgo la salud nutricional del peque. “Es importante destacar el papel del pediatra en el asesoramiento nutricional de nuestro hijo”, valora la experta, quien ve “los ‘controles de salud’ como una oportunidad para detectar conductas de riesgo en relación con los estilos de vida del niño”, y al equipo sanitario pediátrico como “guía para el mejor crecimiento y desarrollo del menor”.
En vez de leche animal para el niño, ¿le doy una bebida vegetal?
Para Leis debe quedar claro que las bebidas vegetales nunca deben ser sustitutos de la leche, dadas sus importantes diferencias nutricionales: “Debemos tener presente que la bebida vegetal no tiene la misma composición nutricional que la leche de vaca, por tanto, no puede sustituirla”.
La coordinadora del Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la AEP apunta que en lactantes menores de 12 meses no están recomendadas, dado que no proporcionan los nutrientes necesarios. Y, en el caso de alergias a proteínas de leche de vaca, comenta que existen fórmulas de proteínas de vaca hidrolizadas o fórmulas hidrolizadas de arroz con una composición nutricional que se ajusta a las recomendaciones nutricionales para este grupo de edad.
Y para bebés mayores de 12 meses, señala que la leche entera de vaca es la leche recomendada por su perfil nutricional. “Las bebidas vegetales no deben sustituirla”, afirma tajante.
No obstante, si se desea que el peque tome bebida vegetal, Leis recomienda que se siga el consejo de su pediatra o equipo pediátrico, “con el fin de prevenir déficits o excesos de nutrientes, que pueden poner en riesgo la salud nutricional del niño a corto, medio y largo plazo”, no sin antes apuntar que se deben evitar aquellas con azúcares añadidos.