La lectura infantil cumple un papel fundamental para el estímulo temprano del bebé. Aunque no comprendan las historias, los pequeños se familiarizan con los libros y desarrollan el placer de escuchar y aprender. Este artículo describe los beneficios de que los libros estén presentes en la vida del niño desde sus primeros meses y cuáles son los más adecuados para cada etapa: desde los grandes y coloridos para los recién nacidos, hasta los que incluyen formas, texturas y tramas algo más elaboradas para los de tres o más años.
Libros para bebés, desde los primeros meses de vida
No hace falta saber leer para disfrutar de la lectura. Por eso, muchos especialistas aconsejan que la relación entre los niños y los libros se promueva desde los primeros meses de vida.
Los libros pueden acompañar al bebé desde la cuna, con distintos formatos que se adapten a sus necesidades
La iniciativa Nacidos para leer (Nascuts per llegir), desarrollada en Cataluña con ese fin, afirma que contar o leer cuentos a los bebés «es una actividad que ayuda a mejorar la relación entre padres e hijos, estimula el placer de escuchar, imaginar y crear y desarrolla el gusto por aprender». Este colectivo, que se formó sobre la idea de Nati per Leggere, un proyecto similar con sede en Trieste (Italia), asegura que la narración en voz alta a los pequeños se convierte en la base para poder establecer una «relación constante entre el mundo que rodea al niño y su mundo interior», que irá creciendo a lo largo de su vida.
Los primeros años del bebé son fundamentales para el cerebro del bebé, ya que es en ese momento cuando, además de ser como una esponja que todo lo absorbe, configura las conexiones neuronales que se mantendrán luego a lo largo de toda su vida. En tal tarea, la lectura desempeña un papel fundamental, así como la música, el teatro y distintos talleres.
Los libros, por supuesto, no son todos iguales. Para que los disfruten los más pequeños, deben cumplir con algunos requerimientos particulares, de tal forma que se adapten a cada etapa del desarrollo del niño. Esas características se describen a continuación.
Libros para bebés: los primeros seis meses
Los bebés disfrutan de los libros grandes, con sonidos; para ellos aún son juegos pero ayudan a que aparezca el amor por la lectura
En esta etapa el bebé es muy pequeño y su autonomía de movimientos no está muy desarrollada. Lo más importante es que los libros sean de formato grande y con colores variados e intensos, que le llamen la atención.
El menor no comprende la historia que le cuentan, pero comienza a asociar la lectura (y la escucha) con momentos agradables.
Libros para bebés: de los seis meses al año
El niño adquiere mucha mayor movilidad: empieza a gatear, coge todo lo que ve e intenta llevarlo a la boca, explora y conoce el mundo que le rodea. Por eso, los libros para esta etapa, además de ser grandes y con muchos colores, incorporan estímulos para otros sentidos, en general, texturas y sonidos. Los volúmenes se confeccionan de diversos materiales (cartón, tela, plástico) e incluyen relieves, lengüetas, botones que emiten sonidos al presionarlos, etc.
El libro, como objeto, es un juguete, y lo mejor será que el bebé desde bien temprano se familiarice con él. Hará sus propios experimentos: tocarlo, desparramarlo por el suelo, llevarlo a la boca, etc. Es su manera de introducirlo en su mundo.
Libros para bebés: entre uno y dos años
A partir de esta etapa, el contenido de los libros adquiere una importancia mayor. Los niños empiezan a disfrutar de las rimas y las repeticiones de palabras, por lo cual se puede buscar los que le gusten más y volver a ellos con frecuencia.
Además, los pequeños comienzan a disfrutar mucho con las ilustraciones de caras expresivas y con la recreación de objetos y escenas cotidianas que puede reconocer (el baño, el parque con juegos, la hora de dormir, etc.). Por eso, al narrar, conviene resaltar e indicar con el dedo los conceptos que aparecen dibujados: «Oh, mira, el sol», «un árbol», «un perro», etc.
Libros para niños: entre dos y tres años
En general, a esta edad los niños ya pueden seguir un argumento un poco más elaborado. Es decir, el contenido les interesa más allá del sonido y la musicalidad de las palabras. Las ilustraciones siguen siendo importantes, desde luego, pero muchos menores a esta edad ya buscan algunos libros en cuyas páginas vean algo más de texto.
Disfrutan mucho, además, si en los libros aparecen personajes que les resultan familiares, como los dibujos de la televisión.
Libros infantiles: a partir de tres años
La imaginación de los niños ya está más desarrollada y su vocabulario es más amplio. Pueden seguir las historias, les gusta que se las repitan y empiezan a hacer preguntas: por qué el protagonista tomó alguna decisión, qué pasó después con un personaje secundario, etc.
Aprecian los libros con diseños y formatos originales, como los que incluyen páginas recortadas, que permiten ver lo que hay en las siguientes, o los clásicos libros pop-up en los que, al abrirlos, se despliegan figuras que se levantan y salen de las páginas.