Si hasta ahora era posible intuir que los niños que han tenido una mejor relación con sus padres luego obtienen un alto rendimiento escolar, un estudio lo confirma. Tras analizar 14.000 casos, indica que la escasez de vínculos afectivos propicia el abandono escolar, así como otros problemas sociales durante el resto de la vida. A continuación se explica de qué manera la buena relación entre padres e hijos mejora el rendimiento escolar.
Una buena relación entre padres e hijos, mejor rendimiento en el colegio
La falta de vínculos entre padres e hijos afecta el rendimiento escolar de los pequeños y tiene también consecuencias negativas en su conducta durante su vida posterior. Por eso, es importante que los servicios sociales y de salud actúen en este sentido. Estas son las conclusiones de un estudio realizado por expertas de universidades de Estados Unidos y Reino Unido.
La falta de vínculos con los padres aumenta 2,5 veces las probabilidades de que los niños de clases bajas sufran problemas escolares
El trabajo, titulado ‘Los vínculos del bebé: paternidad, apego y una base segura para los niños’, ha analizado a 14.000 pequeños y hallado que hasta cuatro de cada diez carecen de lo que se considera «apego seguro» completo. Los vínculos del apego seguro de los niños se conformarían, según las autoras del informe, en los primeros tres años de vida, a través de gestos como alzarlo en brazos y calmarlo cuando llora.
Las conclusiones destacan que este apego podría servir como una base segura para el desarrollo y las oportunidades en la vida posterior de los pequeños y, por lo tanto, también para la movilidad social. Menciona también sus beneficios sobre otras cuestiones prioritarias, como el desarrollo cognitivo del bebé, el lenguaje y el nivel de instrucción y retención.
Más impacto mayor en niños con menos recursos
Sophie Moullin, una de las autoras del estudio, advierte que el impacto de la falta de vínculos entre padres e hijos suele ser mayor entre los niños de más bajos recursos. Un pequeño de clase media puede sufrir, a causa de esto, problemas emocionales o para relacionarse, pero uno pobre tendría 2,5 veces más probabilidades de desarrollar problemas de conducta e incluso de abandonar sus estudios antes de tiempo.
«Cuando los padres sintonizan con sus hijos, responden a sus necesidades y son una fuente de comodidad, los niños aprenden a manejar sus sentimientos y su conducta«, destaca Moullin.
La llamada crianza con apego o crianza natural sigue la línea de lo defendido en este trabajo, una corriente que promueve los beneficios de desarrollar un fuerte vínculo entre los padres y sus hijos.
Algunos de los principios fundamentales de la crianza con apego -enumerados por la Attachment Parenting International– son los siguientes: una buena preparación para el embarazo, el parto y la crianza, alimentar al niño con amor y respeto, responder con sensibilidad, procurar el contacto corporal, participar de las rutinas del sueño, usar disciplina positiva y equilibrar la vida personal y la familiar.
Muchas asociaciones españolas trabajan por la difusión y práctica de la crianza con apego, tales como Criar con Apego, Criar con el Corazón y Sina.
Y también son numerosos los profesionales que promueven este tipo de paternidad, que se opone a otras que ven en la aplicación de una disciplina más férrea la mejor manera de educar a los niños. Estudios como el que se acaba de publicar parecen darles la razón.