La lactancia natural es fundamental para la salud del bebé y de la madre. Por ello, instituciones como la Asociación Española de Pediatría (AEP) o la Organización Mundial de la Salud (OMS) la recomiendan como alimentación exclusiva hasta que el bebé tiene 6 meses y de manera complementaria hasta los dos o más años de edad. En este largo periodo, es normal que la madre tenga alguna dolencia o malestar -dolor de cabeza- que podría aliviarse con fármacos. Pero, ¿se pueden tomar? Ante esta situación, muchas mujeres tienen dudas. El temor a que los medicamentos alteren la calidad de la leche o tengan efectos secundarios en la salud del bebé hace que algunas madres soporten el dolor sin tomar nada o que, por el contrario, abandonen la lactancia antes de tiempo. En este artículo, recopilamos cuáles son los fármacos que se pueden tomar.
Cerca del 90% de las madres lactantes toma algún fármaco o preparado y, ante la duda de las consecuencias que esto tenga para el bebé, muchas optan por abandonar la lactancia, a pesar de que los posibles efectos adversos no se sustentan en evidencia científica. Desde el Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría (AEP) aseguran que hay muy pocas enfermedades incompatibles con dar el pecho. Así lo recoge el documento «Lactancia materna y medicamentos, una compatibilidad casi siempre posible», de José María Paricio Talayero y Juan José Lasarte Velillas.
Fármacos de uso habitual compatibles con la lactancia
- Nivel de riesgo 0. Entre los fármacos que se pueden adquirir en las farmacias sin receta, figuran el paracetamol y el ibuprofeno. Según la guía de «Lactancia materna, medicamentos, plantas, tóxicos y enfermedades», creada por el equipo de Pediatría del Hospital Marina Alta de Denia (Alicante), estos dos fármacos de uso habitual tienen un nivel de riesgo 0, es decir, son sustancias con seguridad demostrada para la lactancia y el lactante; un producto seguro avalado con evidencia científica. De igual manera sucede con la acetilcisteína, un mucolítico y expectorante de uso habitual, con nombre comercial Fluimucil ® o Flumil®, que es totalmente compatible con la lactancia.
- Nivel de riesgo 1. A la Aspirina® o ácido acetilsalicílico, sin embargo, se la considera una sustancia con nivel de riesgo 1, pues podría provocar efectos adversos muy leves sobre la lactancia o el lactante. Estos efectos -de los que no hay suficientes datos en la literatura científica- son muy poco probables, pero hay que considerar la dosis, el tiempo de administración, la edad del lactante, etc.
Antibióticos, corticoides y anticonceptivos en la lactancia
En cuanto a los antibióticos para el tratamiento de una enfermedad infecciosa, casi todos son compatibles -amoxicilina, penicilina, cefalosporinas, eritromicina, antituberculosos-, excepto las quinolonas. Los corticoides, la insulina y la tiroxina también son seguros. Los especialistas recomiendan no tomar anticonceptivos con estrógenos durante los primeros seis meses, ya que podrían disminuir la producción de leche, pero no son perjudiciales para el lactante. Si se han de usar anticonceptivos, los mejores son los mecánicos (como el preservativo o el DIU) y las píldoras con progestágenos.
Por norma general, los medicamentos antiepilépticos, antirreumáticos, para la enfermedad inflamatoria intestinal y muchos de los fármacos inmunosupresores, en dosis habituales, son compatibles, igual que la anestesia local que se utiliza en los procedimientos odontológicos. Entre los antidepresivos que se pueden utilizar sin problema destacan la paroxetina, sertralina, imipramina, nortriptilina, dotiepina; y entre los medicamentos para la úlcera gástrica, omeprazol, ranitidina, famotidina y los antiácidos.
Sin embargo, a pesar de la gran cantidad de información disponible, siempre es mejor acudir al ginecólogo o al pediatra para que despejen cualquier duda al respecto.
A pesar de que la educación prenatal incluye enseñanzas sobre la lactancia materna, hasta ahora son pocos los estudios al respecto que aseguran su efectividad. En una revisión reciente de la Biblioteca Cochrane Plus, titulada “Educación prenatal en lactancia materna para aumentar su duración”, se analizaron datos de casi 7.000 mujeres; la mayoría, de países desarrollados, como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y Australia. El estudio pretendía valorar si la educación que recibía la mujer durante el embarazo sobre lactancia se asociaba a su duración.
Los autores encontraron que fue efectiva solo para aumentar el número de madres lactantes que se adherían a ella. Al parecer, la combinación de un folleto informativo, un vídeo y una consulta de lactancia conseguía aumentar la duración de este periodo. En otras palabras: cuanta más información recibían las futuras madres, más tiempo se extendía la lactancia natural.