Videojuegos en ordenadores, consolas o tabletas. El denominado ocio digital para niños se impone con fuerza entre las actividades elegidas por los pequeños para ocupar su tiempo libre. Pero, ¿cuándo se pasa del uso al abuso? En este artículo se explica por qué se debe controlar la utilización de videojuegos en los niños y se proporcionan ocho pautas útiles para moderar su consumo entre los menores.
Niños y videojuegos, ¿por qué controlar el uso?
Jugar con videojuegos en consolas, tabletas u ordenadores no tiene por qué ser una actividad nociva para los niños, siempre que se haga con moderación. El propio Parlamento Europeo afirma que un buen uso de los dispositivos de juego en menores promueve algunas habilidades como la creatividad infantil o la cooperación.
Los padres españoles no difieren mucho de esta opinión. Un estudio de la Federación Europea de Software sobre consumo de videojuegos en Europa (noviembre de 2012) destaca que el 67% de los progenitores españoles considera que con esta actividad se desarrolla el intelecto de sus hijos.
Un buen uso de los videojuegos promueve la creatividad o la cooperación en niños
Sin embargo, todos estos posibles beneficios de los videojuegos sobre los niños se pueden convertir en perjuicios por un uso indebido. Si el tiempo dedicado a las máquinas es excesivo, o los contenidos de los juegos no son adecuados a la edad del pequeño, pueden aparecer problemas de atención, crearse adicción y dependencia de los dispositivos o producirse el aislamiento social del menor ante su desinterés por participar en otras actividades con los amigos.
Ocho pautas para limitar el tiempo de uso
1. No utilizar los dispositivos para callar al niño.
Muchos padres emplean sus dispositivos electrónicos (móviles y tabletas) o las videoconsolas portátiles como un rápido y eficaz recurso cuando desean que su hijo se mantenga entretenido y callado por un tiempo, mientras ellos están ocupados con otra actividad. Esta actitud se puede convertir en un arma de doble filo, ya que los niños aprenden que al molestar o incomodar a sus padres, recibirán un premio.
Lo recomendable es que los progenitores opten en estas situaciones por poner las debidas normas y límites a sus hijos para que aprendan a comportarse de forma adecuada.
2. Marcar los horarios de uso y respetarlos.
No se trata de prohibir a los niños jugar a la consola o la tableta, sino de conseguir que estas no se conviertan en su único entretenimiento. El Comité de Seguridad y Prevención de Lesiones Infantiles de la Asociación Española de Pediatría aconseja limitar el uso de las videoconsolas en menores a un máximo de dos horas diarias.
Para conseguirlo, los padres deben acordar con los pequeños un horario, mejor cuando no se interfiera con otra actividad programada, y hacerles partícipes de su cumplimiento (con una alarma o un reloj a la vista), de modo que ellos sean también responsables de su tiempo de juego.
3. Moderar la compra de videojuegos.
La pauta se suele repetir. Estrena juego y puede pasar todo un mes enganchado hasta que consigue superar todos los niveles. Cuando lo logre, ya no es tan adictivo.
El error que cometen muchos padres es volver a recargar la adicción con un nuevo juego que atrapa al niño de nuevo en el mundo digital y le impide apreciar otros entretenimientos.
Para evitarlo, es importante limitar la compra de videojuegos e incluso de nuevos dispositivos, y cuando hay que premiar o celebrar algo con el pequeño, optar por otros regalos alternativos.
4. La consola es de los padres.
Restringir y limitar el empleo de una consola o tableta es mucho más fácil si el propietario no es el propio niño. Como no se trata de impedir que utilice estos dispositivos, sino de que modere su uso, una buena idea es no regalárselos al pequeño sino a uno de los progenitores. De este modo, el menor no sentirá que tiene libertad total para utilizarlo como cualquier otro de sus juguetes, y para los padres será mucho más fácil imponer su autoridad como dueños del juego.
5. Ofrecer actividades alternativas en casa.
El aburrimiento también puede ser beneficioso para los niños. Pero cuando existe el peligro de que pase toda la jornada pegado a una consola o tableta, es necesario ofrecerle alternativas de ocio distintas a las digitales.
Si se debe permanecer en casa, se le pueden proponer actividades lúdicas más tranquilas como leer o leerle un cuento en el caso de los más pequeños, dibujar, hacer un puzle y otros juegos de mesa. Es importante animarle y hacerle entender que estas actividades pueden ser igual o más divertidas que jugar con su máquina.
6. Programar salidas al aire libre.
El verano es la época idónea para planificar numerosas salidas y excursiones, con el fin de que los niños disfruten y se diviertan al aire libre. Una jornada de playa o de piscina, un paseo por el campo o la montaña, unos días de campamento o una educativa visita a un museo son algunas de las alternativas de ocio que ayudarán a que el pequeño se olvide por unas horas de sus juegos digitales y aprenda a apreciar otras actividades lúdicas.
7. Padres compañeros de juegos.
Jugar a la videoconsola puede ser divertido, pero disfrutar de la completa atención y compañía de sus padres es para muchos niños el mejor regalo de las vacaciones. Los progenitores pueden aprovechar la etapa estival para pasar más tiempo con sus hijos y dedicarles todas las atenciones que la agitada jornada laboral no permite. Los adultos pueden idear numerosas actividades para disfrutar en común con sus hijos y ser unos perfectos compañeros de juegos alternativos a las consolas.
8. Promover las relaciones con niños de su edad.
Los niños necesitan niños. Para evitar que el pequeño se enmascare en el mundo virtual y no adquiera las habilidades sociales necesarias para relacionarse con los demás, la mejor alternativa es rodearle de un entorno en el que pueda jugar y divertirse con otros de su edad. Si en cada salida o durante el día a día, el menor solo cuenta con la compañía de los adultos, es fácil que opte por evadirse con los videojuegos.
El 70% de los padres presta su tableta a sus hijos menores de 12 años para jugar
Las videoconsolas forman parte ya del equipamiento de gran parte de los hogares españoles y los niños son unos de sus principales usuarios. Según los datos del Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación, el 62% de los menores españoles juega de forma habitual a la consola, a la que dedican una media de 5,2 horas semanales.
Por otra parte, las tabletas incrementan cada vez más su presencia entre los pequeños. El Interactive Advertising Bureau, asociación que representa al sector de la publicidad en medios digitales en nuestro país, estima que un 23% de los internautas españoles cuenta ya con este dispositivo. Además, el 70% de los padres comparte su tableta con sus hijos menores de 12 años, según la consultora Nielsen.