El pescado debe estar presente en los menús, como mínimo, tres veces por semana. Sin embargo, la realidad no siempre se acerca a las recomendaciones de nutrición. La idea es comer pescados blancos y azules en proporciones similares (salvo algunas especies concretas, debido a la presencia de mercurio), pero su consumo es más reducido y esporádico de lo que debería ser, sobre todo, cuando los comensales son niños. Junto a las frutas y las verduras, es uno de los alimentos más problemáticos y menos bienvenidos por los pequeños. En este artículo, se enumeran las principales razones del rechazo infantil al pescado y se ofrecen ideas prácticas para ponerles solución.
«El pescado es aburrido». «No tiene gusto a nada». «Su sabor es demasiado intenso». «No me llena, tiene espinas y es feo». Son los argumentos más utilizados por los pequeños para mantenerse a salvo del pescado, un manjar que les resulta mucho menos atractivo que las hamburguesas o un gran plato de pasta.
Para cambiar esta dinámica, es fundamental tener en cuenta lo que dicen los niños. Si el pescado es aburrido, tiene feo sabor o no les sacia, habrá que actuar en consecuencia. Presentaciones originales, salsas y guarniciones son aliados muy valiosos para ganar esta batalla en la mesa.
1. Si el problema son las espinas
Para los más pequeños, sobre todo, las espinas del pescado son un problema. Tienen miedo a tragárselas o a atragantarse con ellas. La solución a este inconveniente es sencilla: hay que ofrecerles el pescado en filetes o en lomos siempre limpios de espinas, en lugar de en rodajas, por lo menos hasta que sean más conscientes de lo que están comiendo.
La oferta de este tipo de presentaciones sin espinas es inmensa, en especial si el pescado es congelado: merluza, halibut, lenguado, emperador, colas de rape… Pero ten en cuenta que estas especies y otras más (perca, mero, rape, atún, bonito o chicharro) también se pueden pedir en la pescadería preparados de esta forma.
2. Si a los pequeños no les gusta el sabor del pescado
Si los niños se resisten a comer pescado por su sabor, tal vez sirvan las siguientes ideas para que no dejen de comerlo. Macerar los pescados con limón, aceite y hierbas aromáticas o acompañarlos de salsas diversas y de guarniciones variadas son unas formas prácticas y sencillas de cambiar el sabor del alimento.
Además, a la hora de cocinar el pescado, es preciso tener en cuenta que hervido o a la plancha, su sabor y olor es más pronunciado. Por el contrario, si se añade al pescado una salsa (bechamel, mayonesa, salsa rosa, salsa verde…) o se cocina de otras maneras (horno, papillote, escabeche, rebozado, empanado…), se suaviza su sabor.
3. Si el pescado no les «llena»
El tipo de proteína característica de los pescados, distinta que la de las carnes, hace que los primeros sean, en general, más fáciles de digerir. Eso es lo que explica que los peques noten el estómago «vacío» a las pocas horas de comer pescado. Sin embargo, esta sensación depende también del contenido en grasa del pescado (los azules tienen más grasa y su digestión es más lenta), de la forma en que se cocina y de cuál sea su acompañamiento.
Si se cocina el pescado al horno o guisado y acompañado de patatas, guisantes o arroz (por ejemplo, un jurel al horno con cebolla y patatas panadera), le «llenará» tanto o más que un filete con pimientos.
4. Si el pescado es poco atractivo
Los menores quieren ver platos y alimentos diferentes, divertidos y con color. No les atrae el típico filete de lenguado al horno o las ruedas de merluza rebozadas, sin color y sin nada que llame su atención. Por ello, hay que idear alternativas: cambiar la preparación, la condimentación y la guarnición que acompaña al pescado y cocinarlo de forma que les resulte apetecible.
🥗 Pescado con guarniciones vistosas
Resulta muy útil preparar guarniciones que alegren el plato, como unas verduritas salteadas, unos pimientos verdes y rojos mezclados o unas gulas y unos palitos de cangrejo.
🍅 Pescado con salsas
También se pueden preparar salsas que, además de alegrar la vista, harán el sabor del pescado más agradable para los niños sin camuflarlo del todo. Dos ejemplos:
- salsa americana, elaborada con hortalizas, arroz y caldo de pescado.
- salsa rosa: una simple mezcla de mayonesa y kétchup.
🍡 Pescado presentado de forma diferente
Si esto no es suficiente, se puede presentar el pescado de un modo distinto:
- Originales brochetas, combinando el pescado con hortalizas como tomatitos enanos, pimientos o berenjenas.
- Asarlo al papillote. Para ello hay que preparar pequeños paquetes de pescado envuelto en papel de aluminio e introducirlos en el horno. Si se deja que los niños participen en la elaboración de los paquetes de pescado, es más probable que se animen a comerlo, ya que ellos mismos lo han preparado.
🥟 Pescado dentro de su plato favorito
Otra solución muy eficaz es incluir el pescado dentro de los platos preferidos del pequeño. Es difícil que los menores rechacen un plato de pasta o arroz. La idea es aprovechar esto para ofrecerles, por ejemplo, un plato de espaguetis con atún y gambas o una suculenta paella que cuente con el pescado entre sus ingredientes.
También caben empanadillas, croquetas, buñuelos, albóndigas, pizzas, flanes de pescado, lasaña o canelones, en tortilla, en ensalada, con salsas diversas, con patatas, acompañado de verduras, frito, a la plancha, al horno, a la parrilla, relleno…