Hoy en día, los partos prematuros constituyen, según los pediatras, el mayor desafío clínico de la medicina perinatal, debido a la mortalidad y otras complicaciones que generan en los bebés. La cantidad de este tipo de nacimientos ha aumentado en casi todo el mundo en las últimas décadas. Pero también registra aspectos positivos: el incremento de los índices de supervivencia de los niños y la baja en la gravedad de sus secuelas. A continuación se ofrecen las cifras y las causas de los partos prematuros y las mejores perspectivas actuales para los prematuros extremos y para sus posibles secuelas.
Partos prematuros, cifras y causas
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se producen en el mundo unos 15 millones de partos prematuros. Las complicaciones derivadas del nacimiento antes de tiempo son la primera causa de mortalidad entre los recién nacidos (es decir, durante las primeras cuatro semanas de vida) y la segunda de muerte -después de la neumonía- en los primeros cinco años de existencia.
En España, los partos prematuros representan el 6,41% del total. La cifra está por debajo del promedio europeo, que ronda el 10%, pero incluye más de 29.000 nacimientos al año. Lo más preocupante, por otra parte, es que la cantidad de partos prematuros ha aumentado un 36% en las últimas dos décadas, según datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística.
Los países en desarrollo tienen cifras aún más altas de prematuridad, relacionadas con ciertas faltas de atención y cuidados médicos durante el embarazo. En los países desarrollados, las causas de este problema son variadas: el retraso de la maternidad (España es el segundo país de Europa donde las mujeres se convirten en madres con mayor promedio de edad; solo es superada por Italia), la difusión de las técnicas de reproducción asistida (debido, en parte, al aumento de la edad de la maternidad), los embarazos múltiples, el estrés laboral, etc.
Los prematuros extremos, con mejores perspectivas
Hay un dato positivo: los prematuros extremos tienen cada vez mayores posibilidades de supervivencia. Se llama prematuros extremos a los bebés nacidos con menos de 28 semanas de gestación. Los que alcanzan entre 28 y 32 semanas o con un peso inferior a 1,5 kilogramos se consideran grandes prematuros o muy prematuros, mientras que aquellos que se desarrollan en el vientre materno entre 32 y 37 semanas (la duración de un embarazo normal) son bebés prematuros moderados o tardíos.
Expertos de la Universidad de Emory en Atlanta (Estados Unidos) analizaron datos de más de 34.600 partos prematuros extremos ocurridos en ese país entre 1993 y 2012. Llegaron a la conclusión de que el nivel de supervivencia sin complicaciones importantes de los niños nacidos entre las 25 y 28 semanas de gestación se incrementó en cerca del 2% cada año. En el caso de los nacimientos con aún mayor prematuridad (entre 22 y 24 semanas), ese índice se mantuvo estable.
El estudio, publicado en la revista especializada Journal of the American Medical Association, destaca que entre las causas de estas mejoras hay distintas intervenciones obstétricas y pediátricas, así como el hecho de que se anticipó que tendrían un parto prematuro a un número más alto de madres, lo que hizo que estas tomaran esteroides, una sustancia que acelera el desarrollo de los pulmones del bebé.
Las secuelas de la prematuridad, cada vez menos graves
En nuestro país, se presentó en fechas recientes un trabajo titulado ‘Desarrollo y factores sociofamiliares de los nacidos con <1.500 gramos en España', realizado por la Sociedad Española de Neonatología (SENeo). Fue el resultado de una encuesta a 1.200 familias que tuvieron un parto prematuro extremo entre 1993 y 2011. El informe reveló que el 44% de los casos tuvo al menos un reingreso hospitalario y que los problemas respiratorios (en particular, la bronquiolitis) fue la causa principal.
La directora del estudio, Concepción Gómez, calificó como «bastante positiva» la evolución de la salud de esos niños y destacó que se han reducido los índices de mortalidad (situado en la actualidad en el 20% de los casos) y de otros problemas serios, como la ceguera, la sordera y la parálisis cerebral.
Sin embargo, el 44% de los prematuros extremos sigue padeciendo secuelas temporales (problemas en el lenguaje, el aprendizaje, dislexia, etc.) o permanentes (en el desarrollo, autismo, hiperactividad). Javier Sánchez Carrión, sociólogo de la Universidad Complutense de Madrid y uno de los autores del trabajo, declaró a la prensa que «la mayor influencia en la aparición de las secuelas parece que la tienen las circunstancias que rodean el nacimiento del niño», además de otros factores como el sexo (los varones tienen dos veces más probabilidades que las niñas de padecer secuelas), el número de semanas de gestación, el tiempo y los recursos económicos que la familia pueda dedicar a su cuidado, etc.
Más allá de los datos positivos en relación con los bebés nacidos antes de término que logran salir adelante, los especialistas coinciden en que el gran objetivo es bajar la cantidad de partos prematuros. “El parto prematuro es el mayor desafío clínico actual de la medicina perinatal”, afirma un documento de la Asociación Española de Pediatría (AEP). Y esto es así debido a que “la mayor parte de las muertes neonatales ocurren en recién nacidos prematuros y la prematuridad es un factor de alto riesgo de deficiencia y discapacidad, con sus repercusiones familiares y sociales”.
Pero, como se ha señalado, las causas de los partos prematuros son muy variadas y de difícil resolución. Por eso, como explica la OMS, “una mejor comprensión de las causas y los mecanismos del parto prematuro permitirá avanzar en la elaboración de soluciones de prevención”.