“Un bebé recién nacido debe permanecer en casa hasta cumplir su primer mes”. Esta idea es tan potente como falsa. Si el niño está bien de salud y el médico no indica lo contrario, no hay nada que impida dar un paseo con él. De hecho, a los bebés les gusta el movimiento, ya sea que vayan en brazos, en cochecito o en automóvil. Además, salir de casa en las primeras semanas resulta muy beneficioso para normalizar la nueva situación familiar, mantener contacto con el ‘mundo exterior’ y romper así el aislamiento, que machaca mucho a los padres.
Ideas y precauciones
Lógicamente, hay que considerar que salir con un bebé implica ciertas precauciones, aunque ninguna de ellas escapa a la prudencia y el sentido común. ¿Qué hay que tener en cuenta?
- Clima. Si habitualmente miramos el pronóstico del tiempo antes de hacer planes, más razones hay para hacerlo cuando esos planes incluyen la presencia de un bebé. Los pequeños no regulan bien su temperatura corporal, y esto hay que preverlo para abrigarlos adecuadamente o modificar el tipo de paseo.
- Momento. Hay unos horarios más apropiados que otros para salir a la calle con un bebé. Y, por supuesto, varían con las estaciones del año. Por ejemplo, en invierno, un buen momento puede ser sobre las 11 de la mañana, o las 4 de la tarde. En verano, es mejor salir un poco antes (entre las 8 y 9) o cuando baja el sol, a partir de las 19 hs. Lo importante es evitar las rachas de frío, humedad y viento, o el excesivo calor y el sol directo en su piel.
- Destino. El paseo puede consistir, simplemente, en dar una vuelta por el barrio o por el parque antes de regresar al hogar. Pero también puede ser una salida para visitar amigos o familiares. En este caso, hay que tener presente quiénes nos recibirán. ¿Hay alguien con gripe o resfriado? Si es así, es preferible posponer la visita. Por esta misma razón, no se suele aconsejar estar en ambientes cerrados con mucha gente (por ejemplo, un bar), ya que aumentan las posibilidades de contagio.
- Entorno. Mejor un lugar tranquilo que uno bullicioso. Y mejor uno con poca gente que una reunión multitudinaria. Las aglomeraciones, además de sobreexcitar al bebé, pueden transformar un paseo relajante en una agotadora carrera de obstáculos.
- Medios. Los bebés recién nacidos son tan pequeños y livianos que pueden llevarse en brazos con facilidad. No obstante, esta opción es poco recomendable para un paseo largo (de más de media hora), ya que puede cansar tanto como salir a caminar con las bolsas del supermercado. El cochecito y los soportes para colgar (que van atados a la persona que los lleva) son dos grandes aliados. Le dan comodidad al bebé y libertad de movimientos a los padres.
- Seguridad. Si el paseo es en coche, es imprescindible contar con un dispositivo de sujeción homologado, seguro y bien colocado en el asiento trasero, en sentido contrario a la marcha del vehículo.
- Imprevistos. A la hora de salir con el bebé, es muy importante la previsión. No importa que el plan original sea dar la vuelta a la manzana y volver: en esos pocos metros puede ocurrir cualquier cosa que modifique la distancia, la duración o las condiciones del paseo. Por ello, no se pueden olvidar los pañales, una muda de ropa al menos, un chupete extra (si usa) y una reserva de leche (si se ha optado por la lactancia artificial). También conviene llevar una manta aunque haga calor, ya que en determinados lugares y estaciones del año puede refrescar bruscamente.