Llega la primavera y, con ella, las típicas alergias que afectan a una de cada cuatro personas y que, según organismos oficiales, tienen una prevalencia cada vez mayor en los países desarrollados. La rinitis alérgica causa congestión, estornudos y malestar general y ataca sobre todo a los niños, incluidos bebés. Este artículo ofrece detalles sobre este mal típico de esta época del año, explica sus causas y enumera las medidas para prevenirla. Además, destaca la existencia de otros agentes alérgenos presentes durante todo el año.
La rinitis alérgica, un mal típico de la primavera
Al igual que la llegada de temperaturas más cálidas y el florecimiento de las plantas y los árboles, la aparición de alergias es una consecuencia inevitable de la llegada de la primavera. Y si la congestión, los estornudos, los ojos irritados y el malestar son un incordio para los adultos, la preocupación por evitarla aumenta cuando se tiene un bebé, que tiene menos defensas y está más expuesto a estos síntomas.
La rinitis alérgica es «una enfermedad que se caracteriza por la inflamación de la piel (mucosa) que recubre por dentro la nariz«, explica la Asociación Española de Pediatría (AEP). Afecta a una cuarta parte de la población general y es más frecuente en los niños. Además, según un informe de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, «su prevalencia está aumentando en los países desarrollados».
Causas de la rinitis alérgica
Las asociaciones de pediatras explican que esta alergia se produce debido a la respiración de sustancias externas llamadas alérgenos. El más común en primavera son los pólenes que las plantas liberan en esta época del año, aunque existen otros alérgenos (en alimentos, medicamentos, picaduras, etc.) y la rinitis se puede dar también durante otras estaciones.
Los protocolos de la AEP aclaran que las alergias debidas a pólenes no solo suceden en primavera. Algunos pólenes «tienen una estación muy larga», lo que hace que su efecto se sienta también en otros momentos. La presencia del polen del ciprés, por su parte, se hace muy intensa no solo en primavera, sino también en otoño. Otros predominan en invierno. Pero el efecto mayor tiene lugar entre los meses de mayo y junio.
Medidas para prevenir la rinitis alérgica en los bebés
Dado que la causa de la alergia es el contacto con alérgenos, y en concreto con el polen, la prevención apunta en general a tratar de impedir que el bebé lo respire (al igual que el resto de personas que padezcan este problema). A continuación se enumeran algunas medidas recomendadas.
- Mantener las ventanas cerradas siempre que sea posible, pero airear todos los días la cuna y la habitación donde duerme el pequeño. Si se viaja en coche, también es recomendable que las ventanillas estén cerradas, en particular si se ha de atravesar alguna zona con mucha vegetación.
- Evitar los horarios de mayor presencia de polen en el ambiente para los paseos al aire libre: entre las 5:00 y las 10:00 horas, cuando las plantas concentran su emisión, y entre las 17:00 y las 22:00 horas, cuando el polen suspendido en el ambiente desciende hasta el nivel del suelo debido al enfriamiento del aire.
- Colgar la ropa del bebé en espacios interiores, ya que si se seca al aire libre, se corre el riesgo de que el polen se impregne en ella.
- Limpiar los filtros del aire acondicionado, pues el polen queda retenido en ellos, sobre todo si no es un aparato de frío y calor y, por lo tanto, no se ha utilizado durante la temporada de invierno.
- Procurar no tener plantas que liberen polen en el interior de la casa.
- Más allá de que hay que ventilar la casa, si se detectan focos de humedad, se deben limpiar con lejía y luego secar del modo más efectivo posible. Aspirar el polvo es otro modo de eliminar el polen y otras partículas que promueven las alergias.
El polen no es el único agente causante de alergias. Se destaca debido a que su presencia es mucho mayor en primavera, pero hay otros que también son muy nocivos y están presentes todo el año.
El más común son los ácaros, animales microscópicos que se alojan en grandes cantidades por toda la casa, sobre todo donde pueden encontrar las también microscópicas células muertas que se desprenden del cuerpo de las personas. Por eso, su sitio preferido es la cama (y la cuna, en el caso de los bebés), lo que convierte en fundamental la ventilación y la limpieza de sábanas, si es posible a temperaturas superiores a los 60 ºC.
Otros alérgenos comunes provienen de las mascotas: sus excrementos y sus epitelios (pelos, plumas y restos de piel). Si hay animales en casa, es fundamental limpiar sus excrementos lo antes posible y tratar de reducir la cantidad de los epitelios. Para ello, conviene optar por gatos o perros que pierdan poco pelo, cepillarlos con frecuencia y en el exterior del hogar, procurar que duerman siempre en el mismo sitio e higienizar del modo más puntilloso posible la cama o similar que usen para permanecer tumbados.