Mientras algunas recomendaciones populares instan a las madres a incrementar el consumo de leche y sus derivados durante la lactancia, otras advierten de posibles riesgos para el bebé si se incluyen los lácteos en la dieta materna mientras dan el pecho. Ni tanto, ni tan poco. Los especialistas coinciden en que el consumo de leche cuando se amamanta debe ser el habitual, aunque aconsejan su eliminación si se detectan en el niño síntomas de alergia a la proteína de la leche de vaca. A continuación se explica por qué sí se puede tomar leche durante la lactancia materna, pero sin exagerar, cuándo eliminar la leche de la dieta y cuáles son los alimentos sustitutivos.
¿Leche durante la lactancia? Sí, pero sin exagerar
La lactancia materna está rodeada de mitos y recomendaciones populares que, lejos de facilitar la labor a las madres recientes, les confunden y les llevan a tomar decisiones erróneas. Uno de estos falsos consejos es la sugerencia de incrementar el consumo de leche y sus derivados mientras se amamanta «para producir una leche materna más rica y completa» para el bebé.
Esta recomendación, tal como apunta el Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría, no tiene «ninguna base científica». Jesús Martín-Calama, pediatra experto en lactancia, explica que este consejo «se basa en la falsa suposición de que la mejor forma de reponer los nutrientes que pierde la madre al fabricar leche es tomar también leche«. Estos expertos recuerdan que en ninguna especie de mamíferos las madres consumen leche mientras amamantan y que, por tanto, «no tiene ninguna justificación forzar a una madre lactante a tomar leche si no le gusta«.
Lactancia, ¿cuándo eliminar la leche?
Algunos estudios han sugerido que el consumo de leche de vaca durante la lactancia está asociado en algunos casos al denominado cólico del lactante. No obstante, no siempre existe correlación entre ambos factores y las investigaciones realizadas son contradictorias: eliminar la leche de la dieta materna por el cólico del lactante no es una causa justificada.
Sin embargo, la supresión de los lácteos de entre los alimentos que consume la madre sí se justifica en los casos en los que el bebé presenta síntomas de alergia a la proteína de la leche de vaca. Aunque, tal como recoge un informe de la Sociedad Colombiana de Pediatría, la incidencia de esta alergia en lactantes alimentados solo con leche materna es mínima: un 0,5%. El motivo es que la cantidad de esta proteína en la leche materna «es 100.000 veces menor que en la leche bovina».
Alergia a la leche en bebés
Los síntomas más frecuentes de la alergia en los pequeños que consumen solo leche materna suelen ser gastrointestinales (diarrea, vómitos o regurgitación frecuente), pero también dermatológicos (eccemas o inflamación de labios y párpados).
La recomendación de los especialistas cuando el niño presenta estos síntomas es que se continúe con la lactancia por su efecto protector y que la madre intente eliminar la leche de su dieta.
Alimentos sustitutivos de la leche en madres
El nutriente por excelencia que aporta la leche a la dieta es el calcio. Por tanto, la madre lactante que haya tenido que suprimir este alimento de su menú diario tendrá que buscar otras fuentes de calcio alternativa. Estas son las principales:
- Vegetales. Numerosas verduras y hortalizas proporcionan la misma o más cantidad de calcio que la leche. Entre ellas, las espinacas, las judías blancas, la col, las lentejas, la cebolla y los berros.
- El pescado es otra importante fuente de calcio, sobre todo en el que se puede comer sus espinas, como las sardinas. También destacan por su alto contenido en calcio el lenguado, el salmón y las anchoas y algunos mariscos, como gambas y langostinos.
- Frutos secos. Las nueces, los pistachos y las avellanas son algunos de los frutos secos que más calcio pueden aportar a la dieta materna.