Ni demasiado simple, ni difícil en exceso: lo que mantiene a los bebés entretenidos son los estímulos que llaman su atención con una cierta dosis de impredecibilidad. Una investigación reciente podría ayudar a mejorar la estimulación y el aprendizaje infantil, así como la detección precoz de problemas como el autismo y de déficit de atención. A continuación, se detallan los hallazgos de este estudio sobre el aburrimiento del bebé y el denominado “efecto Ricitos de oro”, la necesidad de que los estímulos no sean ni muy sencillos ni muy complejos y cómo un poco de aburrimiento resulta beneficioso para los niños.
El aburrimiento del bebé y el «efecto Ricitos de oro»
Los bebés evitan asignar recursos cognitivos a cuestiones muy predecibles o demasiado sorprendentes
Los bebés se aburren cuando perciben monotonía, pero también dejan de prestar atención cuando los estímulos son demasiado complejos. Es decir, funcionan de un modo parecido a los adultos, que se sienten acicateados por un problema que les representa un desafío, pero lo dejan de lado si encuentran en este una dificultad que supera ciertos límites. Así lo revela un estudio realizado por expertos de la Universidad de Rochester, en Estados Unidos.
Esta tendencia se denomina «efecto Ricitos de oro». La protagonista de ese cuento tradicional infantil descarta los extremos (la sopa muy caliente y la muy fría, la cama muy grande y la muy pequeña, etc.) y se queda con los puntos medios, apropiados para ella.
De forma análoga, los bebés «buscan de manera activa mantener un nivel intermedio de absorción de información, evitando asignar recursos cognitivos a cuestiones demasiado predecibles o demasiado sorprendentes», según los investigadores.
La directora del trabajo, Celeste Kidd, estima que estos hallazgos podrían tener importantes implicaciones para los sistemas de estimulación y aprendizaje y, sobre todo, permitir un diagnóstico más precoz de problemas como el autismo y el trastorno con déficit de atención e hiperactividad.
Para atraer al bebé: ni muy simple ni demasiado complejo
Los investigadores realizaron dos pruebas con bebés de entre siete y ocho meses. Se colocó a un total de 72 niños frente a una pantalla de televisión, en la cual se repetían algunas escenas con el fin de llamar su atención. En la primera, se cubría y descubría un cuadrado de manera sucesiva. En unas ocasiones, debajo se veía el dibujo de una bicicleta y en otras, sólo se veía el recuadro en blanco.
La segunda prueba fue parecida: había tres cajas y de ellas aparecían objetos (una zapatilla, un chupete y una galletita), uno cada vez y de manera aleatoria. Cuando los bebés quitaban la vista de la pantalla, la emisión del vídeo se acababa. De este modo, los bebés podían aprender que la continuidad del programa dependía de que ellos mantuvieran su atención.
El hallazgo de los científicos radicó en comprobar que los bebés quitaban los ojos de la pantalla antes cuando el patrón que las figuras seguían era más monótono y repetitivo. Por el contrario, cuando la aparición de los dibujos se producía con alternancias menos previsibles, los bebés se sentían atraídos por ellos durante más tiempo.
A partir de esta afirmación, se hubiera podido deducir que, cuanta mayor fuera la dificultad del ejercicio, más interesados se sentirían los bebés. Sin embargo, no es así. Cuando el carácter aleatorio de las apariciones en la pantalla hacía demasiado impredecible su continuación, los pequeños también se desentendían pronto.
La explicación brindada por los científicos está relacionada con el uso eficiente de los recursos cognitivos por parte de los bebés. «Los bebés humanos -afirman-, al igual que los miembros inmaduros de cualquier otra especie, deben ser muy selectivos al elegir la información de su entorno para aprender de manera eficiente». Y agregan que «fallar en la selección implicaría desperdiciar preciosos recursos en material ya conocido (demasiado simple) o imposible de saber (demasiado complejo)».
Un poco de aburrimiento, beneficioso para los niños
Cuando los bebés se aburren, quitan la mirada de la pantalla, en busca de estímulos nuevos. En un hecho similar a este se basa la idea de que el aburrimiento, en cierta medida, puede ser beneficioso para los niños. «Es necesario reconocer el aburrimiento como una emoción humana, que puede ser central para el aprendizaje y la creatividad», destaca Teresa Belton, experta de la Universidad de East Anglia, en Reino Unido,
Si los pequeños tienen momentos de soledad e introversión, al principio sentirán un cierto fastidio, pero luego generarán nuevas ideas y pensamientos. Desarrollarán de esa forma estrategias nuevas para entretenerse. Esto es muy positivo para su creatividad y, en consecuencia, para su inteligencia emocional y su desarrollo integral.
Por supuesto, estos momentos no deben ser excesivos. Si «los sentimientos de aburrimiento son constantes y no se circunscriben a periodos en los que no hay mucho que hacer», podrían ser síntoma de un cuadro depresivo, tal como lo explica en sus protocolos la Asociación Española de Psiquiatría del Niño y el Adolescente.