El método Montessori ha ganado mucha popularidad en los últimos tiempos. Desarrollada en Italia hace más de un siglo, esta propuesta educativa pone el foco en la autonomía, la creatividad y el interés del niño e incluye preceptos no tradicionales, como mezclar en una misma clase a menores de distintas edades. Este artículo detalla las principales características de la pedagogía Montessori, los criterios básicos que siguen las escuelas que la aplican y cuáles son sus resultados, además de reseñar algunos apuntes sobre la historia de esta metodología.
La pedagogía Montessori, una educación diferente
El modelo Montessori es una propuesta pedagógica desarrollada por la italiana Maria Montessori a comienzos del siglo XX, que desde entonces no ha dejado de ganar adhesiones. La gran novedad de la iniciativa fue poner al niño «como auténtico protagonista de todo el proceso educativo«, tal como explica la Asociación Montessori Española (AME) en su sitio web.
En la base de este sistema se encuentran el respeto por los pequeños y la confianza en la gran capacidad de aprendizaje que existe durante la infancia. Una de las frases más emblemáticas de Maria Montessori afirma: «El niño, guiado por un maestro interior, trabaja infatigablemente con alegría para construirse. Nosotros los educadores solo podemos ayudar». Por ello, su trabajo se centra -mucho más que en las escuelas clásicas– en principios como la autonomía, la independencia, la iniciativa, la capacidad de elegir, el desarrollo de la voluntad y la autodisciplina.
Otros elementos destacados de este modelo son la búsqueda de vinculación entre pensamiento y movimiento, el aprendizaje de y con los pares (que promueve la solidaridad, el respeto y la tolerancia), la importancia del contexto en ese aprendizaje y, como consecuencia, la relación entre el orden en el ambiente de trabajo y en la mente del niño, que desarrolla la claridad del pensamiento y la concentración. Así lo explica el libro ‘Montessori: The Science Behind the Genius’, de Angeline Stoll Lillard, publicado en 2005 por la Universidad de Oxford (Reino Unido) y todavía sin traducción al español.
Criterios básicos de la educación Montessori
Maria Montessori sentó las bases de su modelo en su obra titulada ‘El método Montessori’, publicada en 1912. Sobre ellas se edifican los criterios esenciales para que una escuela se considere alineada con esta pedagogía:
- Las clases reúnen a alumnos de diferentes edades, pero en el mismo plano de desarrollo. El primero de estos planos va desde los 0 hasta los 3 años, y el segundo, de 3 a 6: ambos abarcan la llamada Educación Infantil. Luego viene la fase de la escuela Primaria, que va desde los 6 hasta los 12 años. En algunos casos, este plano se subdivide en dos: de 6 a 9 y de 9 a 12. El hecho de que los niños compartan clase con compañeros de distintas edades es una de las claves de este modelo pedagógico, como también el que siempre estén todos dentro del mismo plano de desarrollo.
- Los pequeños trabajan en ciclos prolongados. Se extienden, en general, entre 1,5 y 2 horas para la comunidad de 0-3 años; entre 2,5 y 3 horas para la de 3-6 años; y 3 horas para la educación primaria.
- Las lecciones se imparten de manera individual o a grupos pequeños. Además, los materiales educativos siempre deben hallarse en estantes al alcance de los niños.
- Los docentes deben contar con una formación oficial por parte de la Asociación Montessori Internacional (AMI). Según explica Ana Juliá Barnadas, presidenta de AME, esta formación -adicional a la común de todos los profesores- consta de unas 500 horas para los maestros de educación infantil y de unas 700 horas para primaria, muchas de ellas dedicadas a observaciones y prácticas supervisadas, además de rigurosos exámenes orales y escritos.
- El docente debe efectuar una observación permanente para percibir el interés, la iniciativa, la capacidad de trabajo y la asimilación de conceptos por parte de cada pequeño, así como sostener una planificación y un registro de la tarea en el aula.
Resultados de la pedagogía Montessori
La web de la AME cuenta con una lista de casi 20 colegios que aplican la pedagogía Montessori. Pero no es un listado oficial, sino que lo conforman algunos de los colegios que en algún momento se han propuesto respetar los criterios básicos de este modelo educativo.
El único país donde se desarrolló un sistema riguroso de acreditación es Estados Unidos. Ana Juliá explica que la AMI tiene planificado implementar los mismos protocolos en el resto del mundo, de modo que en los demás países también exista la posibilidad de saber con claridad qué escuelas se adecuan con exactitud al método Montessori.
¿Cuáles son los resultados de esta pedagogía? El hecho de que se trate de un modelo educativo desarrollado en principio para los niños pobres de Roma y que se haya extendido en un siglo por casi todo el mundo parece indicar que sus resultados son positivos. Hay además estudios que lo avalan.
La revista Science publicó en 2006 las conclusiones de una investigación que comparó el rendimiento de escolares en la etapa final de las etapas de Educación Infantil y Primaria. El informe destaca que, hacia los 6 años, los pequeños educados según el modelo Montessori tenían mejores niveles de lectura y matemáticas, además de una mejor interacción con sus compañeros en el patio y capacidades cognitivas y ejecutivas más avanzadas. A los 12 años, por su parte, escribían ensayos más creativos y con estructuras gramaticales más complejas y tenían respuestas más positivas a dilemas sociales y un mayor sentido de comunidad. Por ello, el texto destaca que, «al menos cuando se aplica con rigurosidad, la educación Montessori fomenta habilidades sociales y académicas iguales o superiores» a las de las demás escuelas.
Maria Montessori nació en 1870 en Chiaravalle (Italia). Tras convertirse en la primera mujer italiana en obtener el doctorado en Medicina, inauguró su primera Casa dei bambini (“Casa de los niños”) en Roma el 6 de enero de 1907. Como el impacto que logró fue inmediato, ya en 1909 se realizó el primer curso de formación para maestros italianos y, cuatro años más tarde, el primero para docentes llegados de otros países, entre ellos España.
En la década de 1920, tras el ascenso de Benito Mussolini y el fascismo al poder, las posibilidades de esta propuesta educativa se vieron limitadas, hasta que Maria Montessori abandonó Italia y se instaló, en 1934, en Barcelona. Poco después, el estallido de la Guerra Civil la llevó a mudarse a Holanda, donde funcionaba ya desde 1929 la AMI. El comienzo de la Segunda Guerra Mundial la encontró en India y tuvo que quedarse varios años allí. Pudo volver a Italia en 1947, pero su casa ya estaba en Noordwijk (Países Bajos), donde murió en 1952.
En 1973, cuando el franquismo languidecía, se fundó en Madrid la Asociación Montessori Española. Sin embargo, la institución atravesó muchas dificultades, y solo en el nuevo siglo obtuvo el impulso renovado, el cual es responsable del interés que genera en muchas personas en la actualidad. En 2013 la AME fue reconocida por la AMI y está vinculada a ella desde entonces.