La superfetación se da cuando se produce la concepción de un bebé en una mujer que ya estaba embarazada. Este fenómeno no es muy frecuente en seres humanos y da como resultado el nacimiento de niños de diferente edad gestacional y que, por lo tanto, no son mellizos. Este artículo explica en detalle qué es la superfetación y cómo puede producirse, además de que reseña algunos casos que salieron a la luz en los últimos años. También señala las diferencias entre superfetación y superfecundación, otro caso raro en el que una mujer tiene mellizos de diferentes padres.
¿Qué es la superfetación?
La superfetación es un fenómeno extraño: el embarazo que se da cuando ya existe un embarazo previo. De este modo, si ambos procesos prosperan, se produce el caso de hermanos de diferente edad gestacional, que nacen en el mismo parto y de la misma madre pero no son mellizos. Esta situación es bastante frecuente en varias especies animales como roedores, liebres, ovejas, marsupiales, etc., pero muy atípica en seres humanos. Se ha relacionado, en los últimos años, con el incremento en el número de tratamientos de reproducción asistida.
A menudo, estos casos se detectan durante el embarazo, cuando las ecografías muestran un tamaño fetal diferente entre ambos bebés. En sus protocolos sobre embarazos múltiples, la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) señala que las causas pueden ser variadas y que, incluso, algunos gemelos monocigóticos (los surgidos a partir de la división de un mismo embrión) pueden tener tamaños diferentes «debido a que cada uno tiene un potencial de crecimiento y unas características de implantación distintas». Pero en la superfetación no solo pueden observarse diferencias de tamaño, sino también «en la cronología de la aparición de la vesícula vitelina, su latido cardiaco y sus distintas estructuras«.
¿Cómo puede producirse la superfetación?
Cuando una mujer se queda en estado, su cuerpo desarrolla un sistema de bloqueo para evitar que tengan lugar nuevas gestaciones. Ese sistema funciona casi siempre. Para que se produzca una superfetación deben coincidir tres situaciones excepcionales, tal como describe un artículo de la revista Scientific American:
- Una nueva ovulación durante el embarazo. Cuando un óvulo es fecundado, el cuerpo produce hormonas que procuran evitar una ovulación posterior. Sin embargo, en algunos casos el aumento anormal en los niveles de estradiol (una hormona sexual femenina) origina, entre una y tres semanas después del inicio de la gestación, una ovulación nueva.
- Un espermatozoide resistente. Esta resistencia puede aludir a dos motivos. En primer lugar, a la vida del empermatozoide dentro del cuerpo de la mujer, que puede extenderse hasta cinco días después del coito. Por eso, hay casos de superfetación que son fruto de un único acto sexual. Y en segundo término, se debe tener en cuenta que, cuando se produce el embarazo, el moco cervical impide el paso de los espermatozoides, dado que incluye una función antibacteriana contra ciertos microorganismos incluidos en el semen que podrían causar problemas al embrión. Pese a todo, algunos espermatozoides logran avanzar.
- Una implantación correcta del segundo embrión. El organismo de la mujer controla el proceso de la implantación de un embrión en el útero y, en la gran mayoría de los casos, cierra las puertas a una implantación posterior. También en este sentido debe producirse una anormalidad para que el segundo embrión se haga hueco y sin causar complicaciones.
Casos de superfetación
La primera superfetación documentada data del año 1932. En el siglo XXI se han registrado múltiples casos.
Un estudio realizado por científicos canadienses y publicado en 2005 por la revista especializada The Journal of Pediatrics detallaba el caso de una mujer de 32 años que se sometió a un tratamiento de fecundación asistida. Como parte de ese proceso, dos embriones se desarrollaron con éxito, pero cinco meses más tarde los médicos descubrieron un tercer feto, cuya edad gestacional era de tres semanas menos que los otros dos. Es decir, un embarazo que se produjo cuando el de mellizos ya se había producido.
La prensa dio cuenta de otros dos casos en el Reino Unido, uno en 2007 y otro en 2008, otro en Estados Unidos en 2009 y, el más reciente, el de una pareja en Australia en 2016. Es posible que existan muchas otras historias similares en otros países, que no hayan tenido la misma difusión.
La superfetación es bastante común en distintas especies animales, tal como concluye una revisión de estudios publicada en 2011 por científicos alemanes. En la liebre, de hecho, no son infrecuentes los embarazos simultáneos que dan lugar a partos distintos.
En las mujeres, no obstante, esto no ocurre. La diferencia en la edad gestacional de los bebés no puede ser superior a tres semanas, y estos deben nacer siempre en el mismo parto. Lo que se procura es que el nacimiento sea lo menos prematuro posible para el menor de los niños.
Hay que tener cuidado de no confundir superfetación con superfecundación. Este último se produce cuando hay dos (o más) óvulos fecundados, pero estos corresponden a la misma ovulación. En rigor, todos los casos de mellizos dicigóticos (no gemelos) son el resultado de una superfecundación. Sin embargo, el término se usa sobre todo para hablar de superfecundación heteropaterna: la fecundación de dos óvulos por espermatozoides de diferentes hombres.
Para que esto ocurra, también tienen que coincidir algunas circunstancias puntuales. En primer lugar, la mujer tiene que mantener relaciones sexuales con dos hombres distintos en menos de 72 horas (podría ser un poco más, ya que un espermatozoide puede sobrevivir hasta cinco días en el interior de la mujer). Luego, tiene que ovular justo en esos días (el óvulo, a diferencia del espermatozoide, vive solo 24 horas) y hacerlo por partida doble: es decir, liberar dos óvulos, lo cual también es poco frecuente.
Esta situación también es muy poco habitual en seres humanos. Hay unos pocos casos documentados, aunque es posible que existan mucho más y que no figuren en los registros. A diferencia de los niños gestados en la superfetación, la edad gestacional de los bebés en el caso de la superfecundación es similar y, por lo general, no se advierten diferencias importantes en su tamaño. A menudo, solo se detecta lo que ha ocurrido a partir de análisis de paternidad por medio de muestras de ADN.