Dime cómo te comportas y te diré qué hijo tienes. Los modelos de paternidad son estilos de crianza y formas de educar a los niños con los que se pueden identificar en parte (o en todo) las familias. En este artículo se explica qué dicen los expertos sobre cuál es el estilo de paternidad más óptimo para los pequeños españoles y se detallan las principales características de los cuatro modelos de crianza más comunes: democrático, autoritario, permisivo y negligente.
De tal padre o madre, tal hijo
Cada padre o madre tiene su propio carácter, modo de actuar y forma de tratar a sus hijos que los hace únicos. Sin embargo, hay una serie de características comunes en la manera de criar a los niños que permite catalogar a los padres en distintos grupos, según prevalezcan en ellos determinados comportamientos.
Cada estilo de paternidad o maternidad tendrá consecuencias en el niño
Los llamados estilos de crianza o modelos de paternidad delimitan el tipo de padre o madre que somos (o seremos), en función de cómo sea la comunicación y el afecto que proporcionan a los hijos y el control que ejercen sobre ellos. Cada uno de estos estilos de paternidad o maternidad posee determinadas características que tendrán consecuencias en la adaptación social y emocional del niño y en su actitud hacia la familia y los demás.
El mejor padre o madre, ¿existe?
El estilo paternal más adecuado para un desarrollo óptimo de los menores puede no ser el mismo en todos los contextos. Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Valencia ha tratado de descifrar cuál de los modelos de crianza resulta más beneficioso para los niños en España. Estos especialistas diferencian cuatro estilos:
Asertivo: aplican normas claras y exigen su cumplimiento, a la vez que razonan con los hijos de modo afectuoso y flexible.
Autoritario: familias controladoras y exigentes con una clara carencia de afectividad hacia los pequeños.
Negligente: carentes de normas y límites y poco afectuosos con los niños.
Indulgente: pocas exigencias y baja represión, pero mucha afectividad.
Con una muestra de más de 1.000 menores entre 6 y 14 años, la investigación midió distintos criterios de ajuste como la agresividad infantil, la autoestima del niño, la estabilidad emocional, los logros académicos y la competencia social.
La paternidad óptima combina altos niveles de afecto e implicación con un bajo nivel de control, afirman los expertos
Pero, ¿cuál de estos estilos de crianza se asocia con un ajuste psicológico más óptimo? Las conclusiones son claras. La mejor estrategia parental en el contexto español es la indulgente, aquella que combina altos niveles de afecto e implicación con un bajo nivel de control.
Por el contrario, los modelos autoritarios, en los que se aplican castigos, privaciones y normas rígidas con los niños pueden ser óptimos en ocasiones, aunque es habitual asociarlos con un desarrollo emocional negativo.
La receta para el éxito con los hijos debe incluir entre sus ingredientes comunicación, relaciones cordiales, dedicación, atención, igualdad y tolerancia.
Estilos de crianza de los hijos
Es probable que ningún padre o madre se pueda identificar de forma clara y definida con un único estilo educativo. El modelo único familiar es frecuente que resulte de una combinación de actitudes y comportamientos característicos de cada uno de los estilos.
Estas son algunas pistas para descubrir cada tipo de paternidad o maternidad y cuáles pueden ser los efectos en sus niños.
1. Padres asertivos o democráticos: control y afecto
Afectuosos y cálidos, pero establecen normas claras y coherentes ajustadas a la edad del niño.
Comunicativos y dialogantes con los pequeños.
Tolerantes y respetuosos, pero también críticos constructivos.
Guían y supervisan el comportamiento, a la vez que lo instan a ser autónomo.
Los hijos poseen altas capacidades para la vida social y para empatizar con los demás y tienen una elevada autoestima y seguridad en sí mismos.
2. Padres autoritarios: exigencia y disciplina
Imponen obediencia y disciplina a los niños y basan la relación en el cumplimiento de normas y órdenes.
Son poco afectuosos, muy críticos con las malas acciones de sus pequeños y poco halagadores.
El exceso de control les lleva a dirigir todas sus actividades e impedir que tengan iniciativas.
Los hijos son niños con muy baja autoestima e inseguros en el entorno social, se sienten culpables si no cumplen los deseos de sus padres y son más propensos a los comportamientos agresivos.
3. Padres permisivos o indulgentes: libertad y afectividad
No hay normas ni límites para los pequeños, tienen poco control sobre su comportamiento.
Muestran mucha afectividad a los hijos y mantienen una comunicación muy fluida con ellos.
Pasan mucho tiempo con sus niños y comparten sus actividades.
Los hijos son entusiastas, afectivos e impulsivos, pero también más inmaduros e incontrolados y poco perseverantes en sus tareas.
4. Padres negligentes o indiferentes
Controlan poco a sus niños, se centran más en otras áreas de su vida cotidiana.
Delegan la responsabilidad de educar en el centro escolar y en los abuelos u otros familiares.
No existe consenso entre el padre y la madre para poner límites o normas; cada uno actúa a su manera.
Las muestras de afecto son escasas y la comunicación y el diálogo inexistente.
Los hijos carecen de un referente emocional que les demuestre afecto, esto les produce una baja autoestima y los hace vulnerables a situaciones de riesgo como el fracaso escolar o las adicciones.