A diario, hay situaciones en las que no sabemos cómo actuar con nuestros niños y adolescentes. Con el fin de que la confianza y el respeto fluyan entre padres e hijos, a continuación, la psicóloga Laura Rojas-Marcos marca las pautas fundamentales para las relaciones con los más pequeños de la casa y los más jóvenes. Dos mundos distintos, con problemas y soluciones similares, en un mismo escenario: el entorno familiar.
Cómo mantener el equilibrio emocional de niños y adolescentes en el hogar
Para Laura Rojas-Marcos, lo principal es vivir en un entorno seguro, en el que se sientan protegidos y donde los mensajes e indicaciones que reciban sean coherentes. “No vale decir un día una cosa y otro día otra”, incide.
También es fundamental mostrar afecto en sus variadas formas. “No solo son besos y abrazos, que están fenomenal, sino que también el amor se demuestra en los cuidados, en las tenciones, en la ayuda, en el apoyo y en el acompañamiento”, concreta. “Ayudar a que los niños se valgan por sí mismos, a que aprendan. Unos padres que se centran o exigen solamente logros es mala cosa. A nivel emocional no habrá buenos resultados”, añade.
Para la psicóloga, se puede estar en desacuerdo y se puede discutir y argumentar, pero la pérdida de respeto lo destruye todo. “Si no hay confianza en cualquier relación, empezando por la familia, no hay nada que se pueda construir, nada”, explica. Pero ¿qué se considera falta de respeto? Para la experta, la falta de respeto está en la soberbia, en insultar, en no escuchar, en la burla y en la humillación.
Consejos para saber gestionar las emociones de los hijos
La psicóloga recomienda prestar atención a los comportamientos en los que se detecte aislamiento, lloros y quejas asociadas al dolor. “Muchas veces los niños cuando sufren bullying alegan dolores para no ir al colegio o dicen que no se encuentran bien. La comunicación es esencial, pero no hay que olvidar que a los niños hay que hablarles en su idioma. Si queremos que nos entiendan, tenemos que ponernos en su contexto. No es lo mismo hablar a un niño de cinco años que a uno de 10 o 15”, aconseja.
¿Cuándo el apoyo familiar ya no es suficiente?
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Al primer profesional que hay que acudir, según aconseja la psicóloga, es al pediatra, porque tiene el conocimiento necesario para los más pequeños.
Sin embargo, cuando los problemas dan paso a una situación dramática como hacerse daño a sí mismo, arañándose o autolesionarse, hay que ir directo al psicólogo o psiquiatra. Estas situaciones ocurren sobre todo en la adolescencia, una etapa en el que el riesgo de suicidio ha aumentado mucho, advierte.
Los principales problemas de los jóvenes
En la consulta con los adolescentes, se tratan sobre todo problemas de relaciones personales y con los padres. “Se dan muchos problemas de autoestima. Hay que entender que están en un proceso de desarrollo, de descubrirse, de entenderse. Y sienten las cosas con tal intensidad, que, a veces, cuando lo pasan mal les parece el fin del mundo”, analiza Rojas-Marcos.
Cómo hay que tratar esos problemas
Con empatía y escucha. “Hay que dejarles que se desahoguen, que sean ellos, que usen el lenguaje que quieran. Yo les dejo que hablen como quieran, incluso, a veces, con tacos incluidos. Prefiero saber su verdadero yo. Me quedo con el mensaje y no con las formas”, confiesa.
Así trabajan los psicólogos con niños y adolescentes
Aunque no es especialista en psicología infanto-juvenil, y sí de los adolescentes, Laura Rojas-Marcos conoce cómo se trabaja con los más pequeños, a los que se trata, sobre todo, con terapias de juego, dibujos muñecos, pictogramas, historias…
“Al principio el adolescente se muestra más resistente o desconfiado porque, por lo general, va obligado a la consulta. Cuando hablas con ellos hay que ser pacientes, transparentes y respetuosos, para que, poco a poco, se vayan abriendo, aunque tarden en hacerlo”, cuenta. Para la experta, los adolescentes tienen otra forma de comunicarse: tienen dificultades para expresar sus sentimientos o frustraciones, que muestran a través de conductas disruptivas o agresivas.
Las nuevas tecnologías, el canal de comunicación con los jóvenes
Para los jóvenes, la tecnología es otra forma de comunicarse, por eso, se han convertido en una nueva herramienta para los psicólogos. “Durante el confinamiento, la gente joven ha llevado mejor las sesiones vía pantalla que las presenciales. Se sienten más cómodos, están más sueltos, más a gusto y más relajados”, explica. “Generalmente están un entorno que les facilita esa tranquilidad: su mesa, su cama… como suelen hacer cuando hablan con sus amigos. Me cuentan más cosas de las que suelen decir si nos vemos”, reconoce.