Aunque es el dato que más suele interesar a los padres, el peso no es una variable de fácil interpretación, y menos aún cuando más interesa, que es durante los primeros días de vida.
- Un bebé puede seguir una curva de peso aparentemente normal y estar por debajo de lo que su naturaleza desearía, mientras que otro que apenas llega a los mínimos teóricos puede estar perfectamente alimentado y ser, tan solo, menudo de constitución.
- Durante los tres o cuatro primeros días, pueden perder hasta casi un 10% de su peso, iniciando luego una curva ascendente que les lleva a recuperar el peso que tenían al nacer a los 10 ó 12 días de vida como máximo.
- Como promedio, durante los tres primeros meses ganan 200 g cada semana. Y el primer mes deben aumentar al menos 150 g semanales.
- En general, es suficiente con pesarlos cada semana durante el primer mes y cada quince días hasta el tercero.
- Para comprobar lo que ganan con pocos días de intervalo, hay que pesarlos con la misma ropa y en el mismo momento respecto a la toma (o antes o después, pero las dos veces igual).
- Si el aspecto y el comportamiento no coinciden con una ganancia de peso aparentemente escasa, no debe olvidarse que la orina y las heces también pesan: influye mucho que el niño haya orinado o defecado, o no, antes de pesarlo.