Hay quien considera que el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad no existe. Pero en realidad, solo entendiendo bien qué es el TDAH y en qué consiste, familiares y profesores serán capaces de ayudar a sus hijos y alumnos. De lo contrario, corren el riesgo de hacer atribuciones incorrectas y pensar que los niños son malos, lo hacen a propósito o les toman el pelo. En las siguientes líneas te contamos cómo puedes tratar a los menores con TDAH, un trastorno que también se da en adultos.
Cómo ayudar a un hijo o alumno con TDAH
El TDAH se trata de un problema de autogobierno, de una incapacidad para gestionarse a uno mismo. La sociedad piensa que el niño no hace las cosas porque no le da la gana, cuando la realidad es que desea hacerlas, pero no tiene las herramientas. Un estudiante de primaria con TDAH puede tardar de tres a cinco veces más que sus compañeros en hacer la tarea, y pese a ello ser inteligente.
? Qué hacer en casa y en el colegio
Los expertos aconsejan establecer rutinas diarias, apoyar de forma visual las acciones que deben realizarse, conceder más margen de tiempo para la realización de tareas, redundar en las explicaciones o potenciar la relajación y el autocontrol. También, reforzar su atención a través de juegos con personas con las que se sientan vinculadas emocionalmente.
? Qué hay que evitar hacer con un niño con TDAH
Los castigos, los gritos y las malas maneras no conducen a ningún aprendizaje, solo al miedo. Nunca se les debe señalar como personas. Se puede decir: «hijo, no has hecho bien esto, pero no eres malo». Debe llegarles el mensaje de que su familia les quiere, tengan o no TDAH, les hagan la vida complicada o no. Padres y profesores deben hacerse cargo y ayudar al menor, ya que solo no puede salir. Un error básico es pensar que la clave para mejorar la situación está en manos del menor, cuando la realidad es que está en las de los adultos.
¿Soy un adulto con TDAH?
Una persona puede descubrir de mayor que tiene TDAH, aunque no es algo que pueda saber haciendo un simple test ni una conclusión a la que pueda llegar por sí misma. Requiere llevar a cabo una evaluación psicológica en un contexto psicoterapéutico, y se trata de algo que requiere tiempo.
Muchos adultos se dan cuenta cuando llevan a sus hijos a consulta y reparan en que ellos han tenido siempre unos síntomas parecidos. “Hoy en día existe mayor conocimiento del TDAH y mayor capacidad de detección en las etapas infantil y juvenil que hace 20 años”, indica Juan Vicente Blázquez, psicólogo general sanitario y orientador educativo. Aun así, si a alguien es diagnosticado en etapa adulta “seguramente haya adquirido hábitos que le hayan ayudado a adaptarse”. No obstante, recalca que, más allá del diagnóstico en sí, lo importante es centrarse en cómo puede este resultar útil a la persona que lo recibe, ya que su función es que se traduzca en mejorar aspectos concretos y prácticos de su vida.