En procesos conflictivos de separación o divorcio, por los derechos de visita y custodia de los hijos, por la pensión alimenticia, cuando hay sospechas sobre la infidelidad del cónyuge… Los test de paternidad se han multiplicado en los últimos años por ser una prueba sencilla, fiable y no demasiado cara (entre 150 y 500 euros, según la complejidad del caso), a tenor de los datos de laboratorios expertos en este tipo de test. Pero para que se autorice, el juez debe ver indicios probatorios con visos de credibilidad y, para que tenga validez legal, debe realizarse en un laboratorio autorizado. En este artículo explicamos en qué consiste la prueba de paternidad, si es posible negarse a hacerla y en qué situaciones no es válida.
Test de paternidad: una prueba sencilla, pero determinante
Cada año se interponen en España más de 2.000 demandas de paternidad y, en muchos casos, se realizan pruebas con el objetivo de obtener la declaración judicial de una filiación no determinada o distinta a la previamente determinada. En una cuarta parte de los casos (un 26 % de los supuestos estudiados) el padre investigado no es el biológico.
Los test de paternidad se utilizan en los procedimientos de reclamación o impugnación de la paternidad en procedimiento civil, «independientemente del divorcio», aclara Clara Belzuz, experta en Derecho de Familia (Belzuz Abogados). Se suele solicitar cuando hay dudas fundadas sobre la paternidad, porque la prueba sirve para conocer «si existe alguna relación biológica de filiación entre los sujetos que participan en la misma», explica la doctora Belén Lledó, directora científica del Instituto Bernabeu Biotech.
En el caso de un divorcio, el objetivo del uso de los test de paternidad es descartar o confirmar la paternidad biológica del niño que legalmente es hijo de la pareja. En el caso de confirmación, el trámite de divorcio sigue el curso normal. Sin embargo, «en el caso de descartar la paternidad, se inicia un procedimiento de filiación con el objetivo de que el hasta ahora padre se desvincule legalmente del niño y por tanto no posea las obligaciones legales sobre él», comenta Belén Lledó.
En una cuarta parte de las pruebas de paternidad, el padre investigado no es el biológico
Esto tiene consecuencias de gran calado. En algunos casos de divorcio conflictivos y traumáticos, los test de paternidad se emplean como un arma, «pues el reconocimiento (o no) de una paternidad puede llevar aparejado el ejercicio de acciones complementarias», como la negativa (u obligación) a pasar una pensión de alimentos o incluso la reclamación de una indemnización por daños morales al excónyuge. A veces, hay padres que luchan por la custodia compartida con su ex y se encuentran con que «su» hijo (o uno de ellos) no lo es. Al no serlo, no podrá tener derecho alguno sobre él.
En otras ocasiones, un exmarido con sospechas solicita la prueba para no tener que pagar indebidamente la pensión de alimentos o hacer frente a otras obligaciones que no le corresponden. Si resulta no ser el padre, lo ya pagado es considerado por la justicia como un elemento consumible que la madre no tiene que devolver. Pero, a partir del momento en que se dicta sentencia firme, el «padre» no deberá correr más con estos gastos.
¿Me puedo negar a hacer una prueba de paternidad?
¿Puede pedir un test de paternidad cualquiera de las partes? ¿Puede negarse uno de los excónyuges a hacérselo? Ambas preguntas tienen respuesta afirmativa, pues «puede solicitarlo cualquiera de las partes y también se puede negar a hacérselo», aclara Belzuz. Además, una demanda de paternidad, para que sea admitida, tendrá que presentar «ciertos indicios probatorios que convenzan al juez de que tiene visos de credibilidad».
Ante la negativa a someterse a una prueba, ¿no hay nada que hacer? Sí. Si el juez deniega los argumentos de quien no desea hacérsela, ordenará la práctica del test, fijando un día y hora para realizarlo en un laboratorio. Si no se acude, lo más probable es que su situación procesal se agrave de forma sustancial. Porque, además, la Ley de Enjuiciamiento Civil prevé que, ante la negativa injustificada a someterse a la prueba biológica de paternidad o maternidad, el juzgador pueda declarar la filiación reclamada. Eso sí, esta decisión no se toma a la ligera. Es «imprescindible, siempre, que haya otros indicios complementarios», dice.
¿Qué validez tiene el test de paternidad?
Las pruebas de paternidad tienen validez legal y se pueden utilizar como prueba en el divorcio. Aunque su objetivo principal no es el del divorcio, en uno de estos procesos judiciales, «si el laboratorio tiene homologación judicial, el resultado del test es una prueba determinante», indica Clara Belzuz.
El test de paternidad es una prueba rápida cuyos resultados pueden conocerse en cinco o siete días
Para que un laboratorio sea autorizado, y sus pruebas de paternidad tengan validez legal, debe contar con profesionales acreditados como peritos judiciales que, además, «asisten al juicio en caso que se requiera para corroborar la veracidad del resultado de la prueba», detalla la doctora del Instituto Bernabeu Biotech.
Cómo se realiza un test de paternidad
La realización de los test de paternidad, cuyo precio oscila entre 150 y 500 euros según la complejidad y garantías, «es muy sencilla», reconoce la doctora Lledó. Se necesita obtener una muestra biológica de los individuos implicados en la prueba, a partir de la que se obtendrá el ADN con el que llevar a cabo el análisis en el laboratorio. ¿Cómo se hace?
La muestra se puede obtener con un simple bastoncillo de algodón con el que se toma una muestra de saliva que debe ser enviada al laboratorio. Tan solo se necesitan muestras biológicas del hijo y del presunto padre; no es imprescindible una muestra biológica de la madre.
En el caso de su centro, Lledó explica que el cliente puede desplazarse al laboratorio para que le tomen la muestra de saliva (ADN) o bien solicitar un kit por correo electrónico o por teléfono. En este caso, hacen llegar a la dirección que se indique dos bastoncillos para frotar con ellos el carrillo interno de la boca de las dos personas a comparar. Tras esto, deben remitirlo al laboratorio. La prueba, además, es cada vez más rápida y se obtienen los resultados «en un plazo de entre cinco y siete días», indica Lledó.
Hay empresas que venden test caseros. ¿Son igual de fiables? En este tipo de test las muestras son tomadas por las personas que participan en la prueba y deben remitirlas al laboratorio para que lleve a cabo el análisis. En este caso no es preciso desplazarse hasta el laboratorio para tomar las muestras, sin embargo, tienen un uso limitado, ya que solo se pueden usar a modo informativo, pues no existe control sobre la muestra y, en ocasiones, la toma no es adecuada.
Las pruebas de paternidad realizadas mediante test caseros no poseen validez legal. Para que una prueba tenga validez judicial, es decir, sea aceptada por un juez en un proceso de filiación o divorcio, es necesario acudir a un laboratorio acreditado para que los profesionales correspondientes tomen las muestras, certifiquen la identidad de los participantes en la prueba y mantengan en todo momento la custodia de las muestras.