Angustia, desesperanza, incertidumbre y frustración. Estos son algunos de los sentimientos comunes a los que deben hacer frente las parejas que desean tener un hijo y encuentran serias dificultades para concebirlo. Aunque cada persona puede reaccionar de distinto modo y afrontar la infertilidad de manera diferente, los especialistas recomiendan sobre todo no recurrir a técnicas de evasión, centrarse en el problema y sus posibles soluciones y adoptar una actitud positiva.
El impacto de la infertilidad
El diagnóstico de un problema de infertilidad o esterilidad «suele suponer una auténtica crisis vital para las personas que lo padecen y sus parejas». Así lo señalan Agustín Moreno y Diana Guerra, especialistas de la Clínica Tambre de Madrid y de IVI Barcelona, y miembros del Grupo de Interés en Psicología de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF). Esta crisis da inicio a diversos problemas emocionales de carácter psicológico: desde un primer estado inicial de shock emocional, seguido por «sentimientos de negación, confusión, temor, tristeza, aplanamiento emocional, incredulidad, culpa, excitabilidad e inquietud», enumeran estos expertos.
Según distintas investigaciones, el impacto emocional de la infertilidad es mayor en la mujer
Este impacto emocional, según revelan los datos de distintas investigaciones, es mayor en la mujer. Tal como apuntan Moreno y Guerra, las mujeres «muestran más grado de malestar que los hombres». Esto se debe a que, además de valorar los problemas de fertilidad como un cataclismo, sienten de forma más intensa su fracaso con la llegada de cada menstruación.
Sentimientos ante un tratamiento de reproducción asistida
El tratamiento médico para la infertilidad causa a su vez alteraciones emocionales en las parejas afectadas. A las dudas y esperanzas sobre la efectividad o no de los tratamientos, se une en general el miedo al fracaso, la soledad o el ocultamiento social del problema. Agustín Moreno y Diana Guerra apuntan que esto puede dar lugar a las siguientes expresiones emocionales:
- Aislamiento social y personal: ocurre por las dificultades para compartir con su entorno sus problemas de reproducción y manifestarse en público sobre algo tan íntimo.
- Culpa o culpabilización: sentirse culpable por comportamientos anteriores, por privar a la pareja de la oportunidad de tener un hijo -o culpabilizar al otro miembro por tener un problema- es uno de los sentimientos más comunes entre las personas con problemas para concebir.
- Ansiedad: provocada por las dudas sobre la eficacia o no del tratamiento, o sus efectos sobre la salud, ente otros aspectos.
- Depresión: la unión de los factores anteriores puede desbordar al paciente y provocar en última instancia una depresión.
Todos estos sentimientos se incrementan y añaden más conflicto emocional cuando es necesario reiterar los tratamientos porque se producen fallos en los anteriores. Como resaltan Moreno y Guerra, «cada nuevo intento incrementa la angustia sufrida por el paciente».
Enfrentarse con éxito a la infertilidad
Tal como revelan distintas investigaciones, para enfrentarse a la situación de infertilidad, es necesario prescindir de algunas actitudes inadecuadas que pueden tener efectos negativos y elevar el grado de malestar. Entre estas se incluyen la falta de aceptación del problema, eludir la propia responsabilidad, evitar a los demás y otras estrategias de evasión como beber, fumar o comer más.
Por el contrario, para manejar con éxito un problema de infertilidad y conseguir que el impacto emocional sea el menor posible, los especialistas recomiendan afrontar la situación con actitudes positivas:
- Centrarse en el problema y buscar información sobre los tipos de tratamiento a los que se puede someter la pareja y la efectividad que tiene cada uno de ellos. La inseminación artificial, la fecundación in vitro, la donación de óvulos y la microinyección espermática son los más utilizados.
- Intentar regular las emociones, distraerse y evitar pensar continuamente en el problema mediante la realización de otras actividades.
- Afrontar el problema con optimismo y valorarlo como un reto por el que se puede luchar, y no como una amenaza sobre la que no se puede ejercer ningún control.
- No desatender la relación de pareja ni guardar sin compartir las emociones de cada uno. Es preciso fomentar la comunicación y la resolución del problema de forma conjunta.
- Manejar con eficacia las presiones sociales y evitar que adquieran efectos negativos sobre la pareja. Decidir de forma consensuada a quién contarlo y elegir siempre a personas que sepan que entenderán el problema y respetarán sus decisiones.
- Evitar el aislamiento social y programar actividades de ocio y lúdicas gratificantes para ambos miembros de la pareja.
Entre el 25% y el 65% de los pacientes sometidos a tratamientos de reproducción asistida registran en algún momento síntomas clínicos como ansiedad, depresión, desesperanza, culpabilidad o baja autoestima, entre otros. Este dato, recogido en la Guía de evaluación, consejo, apoyo e intervención psicológica en Reproducción Asistida, elaborada por el Grupo de Interés en Psicología de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), evidencia la inherente relación entre los factores psicológicos y la fertilidad.
Por ese motivo, la Junta Directiva y el Comité Científico de la SEF consideran indispensable que se incluya en la asistencia integral de la pareja con problemas de esterilidad el soporte psicológico desde el primer momento. En la actualidad, este es un servicio que incluyen muchos de los centros de reproducción asistida de nuestro país y es especialmente valorado por los pacientes que se someten a tratamiento para concebir.
Asimismo, las parejas con problemas de infertilidad pueden optar por solicitar asesoramiento o ayuda psicológica en las distintas asociaciones o grupos de ayuda específicos que existen en la actualidad en nuestro país, como la Asociación Nacional para los Problemas de Infertilidad o la Asociación Nacional de Pacientes con Problemas de Infertilidad (CERES).