¿Pueden ser los problemas psicológicos o emocionales causa de infertilidad? Aunque la denominada infertilidad psicológica o psicógena ha sido fruto de numerosos estudios e investigaciones a lo largo de los años, los especialistas no han logrado extraer aún conclusiones generalizables sobre este aspecto. Sin embargo, la mayoría de los expertos coincide en que la intervención psicológica en parejas con problemas de fertilidad sí tiene efectos positivos y recomienda que se incorpore como parte de los programas de tratamiento de infertilidad. En este artículo se explica la infertilidad psicológica, las consecuencias psicológicas de la infertilidad y en qué consiste el apoyo psicológico para parejas con problemas de infertilidad.
Infertilidad psicológica
No existen pruebas científicamente convincentes, pero sí numerosas referencias de casos clínicos de parejas que, tras un periodo más o menos largo con un diagnóstico de infertilidad de causa desconocida, logran un embarazo. De hecho, el doctor Leon Speroff, presidente de la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva y autor de ‘Endocrinología, ginecológica clínica y esterilidad’ (Lippincott Williams and Wilkins, 2011), detalla que «el 60% de estas parejas consiguen procrear después de tres años de conducta expectante«. Algunos especialistas afirman que datos como este justifican la existencia de una esterilidad de origen psicológico, pero otros no lo consideran así.
La evidencia científica ha conseguido demostrar que existe una relación de tipo biológico entre el estado anímico y la capacidad reproductiva
Lo que la evidencia científica sí ha conseguido demostrar es que existe una relación de tipo biológico entre el estado anímico y la capacidad reproductiva. Tal como señalan algunos estudios, la ansiedad emocional o el estrés afectan a la función del hipotálamo (glandula relacionada con los ciclos menstruales) y pueden ser causantes de irregularidades en la menstruación o interferir en el transporte de los óvulos a través de las trompas de Falopio. Una investigación realizada en la Universidad de Ohio (Estados Unidos) entre más de 500 parejas concluye que un nivel elevado de estrés en las mujeres que están buscando un embarazo incrementa el riesgo de no lograrlo; en concreto, los especialistas señalan que el estrés puede reducir un 29% la fertilidad.
Consecuencias psicológicas de la infertilidad
Mientras que se cuestiona si los trastornos psicológicos pueden ser una causa de infertilidad, existe unanimidad en que la infertilidad sí puede afectar a la psique de los que la padecen.
Las diferentes investigaciones de la doctora Alice Domar, profesora asociada de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard (Estados Unidos) y una de las especialistas más reconocidas internacionalmente en este área, han demostrado que en las mujeres con problemas de fertilidad son comunes los síntomas de depresión, estrés y otros trastornos psicológicos.
Los especialistas del Grupo de Interés de Psicología de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) coinciden con Domar y señalan que entre «el 25% y el 65% de los pacientes sometidos a tratamientos de reproducción asistida presentan en algún momento síntomas clínicos de ansiedad, depresión, desesperanza, culpabilidad o baja autoestima«. Y es que los expertos de este grupo, que ha editado el ‘Manual de Intervención Psicológica en reproducción Asistida’ (Editorial Médica panamericana, 2011), afirman que un problema de infertilidad suele suponer una auténtica «crisis vital para las personas que lo padecen y sus parejas». Después del shock emocional inicial, las parejas pueden sufrir sentimientos de «negación, confusión, temor, tristeza, incredulidad o miedo al fracaso«, entre otros, y que les lleven a reacciones de estrés general, aislamiento social o incluso a problemas en la relación de pareja.
Apoyo psicológico para la infertilidad
Para resolver estos problemas, los especialistas apuestan por la intervención psicológica con las parejas que se someterán a tratamientos de fertilidad. Siguiendo las indicaciones de la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE), que recomienda la atención psicosocial y emocional de los pacientes en tratamiento, el Grupo de Interés de Psicología de la SEF ha creado un protocolo de intervención psicológica en medicina de la reproducción, que incluye desde la ayuda psicológica profesional, hasta el apoyo y comprensión del personal de los centros ante los momentos estresantes del procedimiento. El objetivo es obtener una respuesta mejor al tratamiento gracias al bienestar psicológico de las parejas.
Por su parte, Alice Domar y sus colaboradores apuestan por intervenciones psicológicas grupales donde las parejas se comunican y expresan sus emociones con el fin de aliviar los sentimientos negativos hacia la infertilidad. Tras más de 20 años de aplicación de este programa en su centro, los resultados son muy positivos, el 55% de la mujeres que lo siguen consiguen un embarazo en los seis meses posteriores, frente al 20% de las que no se someten a esta terapia psicológica.