La ropa del bebé es un universo en sí mismo. Hay cosas tan bonitas, tanta variedad y tanto de dónde elegir, que al final los padres siempre dudan sobre el tino de sus elecciones. Y es que lo bello no siempre es práctico, adecuado o seguro. La parte positiva es que casi todas las incertidumbres se resuelven con tres datos muy simples.
1. Calidad.
- La ropa del bebé debe ser holgada, cómoda y fácil de poner (mejor un ‘body’ que una camiseta estrecha en la zona del cuello, por ejemplo).
- Las fibras naturales, como el algodón y el hilo, son preferibles a las sintéticas; especialmente en las sábanas y toda la ropa que esté en contacto directo con su piel.
2. Seguridad.
- Se debe evitar la angorina y cualquier tejido que suelte pelo (ya que puede ser inhalado por el bebé), así como la ropa con cordones o lazos.
- Si una prenda lleva botones, han de ir por detrás, ser grandes y estar bien cosidos para evitar que el bebé los trague, o que accidentalmente obstruyan sus vías respiratorias.
- Los imperdibles son muy peligrosos y no deben usarse.
- Es importante revisar que las costuras no sean ásperas y que no tengan hilos sueltos.
3. Lavado.
- No se deben utilizar lejías ni detergentes fuertes, sino jabones especiales para ropa delicada.
- Durante los primeros meses es mejor lavar su ropa por separado.
- Es importante hacer un doble aclarado para que no queden restos de jabones ni suavizantes.
- Antes de estrenar ropa de cama o cualquier prenda del bebé, conviene eliminar el apresto que pueda traer de fábrica, lavándola y aclarándola a fondo.