Tosferina: síntomas, contagio y tratamiento
La tosferina es una infección respiratoria muy contagiosa causada por la bacteria Bordetella pertussis. Se transmite por el aire, a través de gotitas de saliva al hablar, toser o estornudar, o por contacto con objetos contaminados por la persona infectada.
¿Cuáles son los síntomas de la tosferina? Se manifiestan en torno a una semana después de producirse el contagio. Al principio parece un resfriado común (congestión nasal, mocos, estornudos y, a veces, tos o fiebre), pero pasan los días y aparecen los más característicos que duran en torno a unas cuatro semanas:
- Ataques de tos que casi no dejan ni respirar, seguidos de un estridor (gallo) al coger aire. Ocurren, sobre todo, por la noche.
- Con frecuencia, estos episodios acaban con vómitos.
- Mucho cansancio tras la tos.
🔴 Complicaciones
Pasada la tos intensa, empezará la fase de convalecencia y la mejoría. Pero puede complicarse con neumonía, encefalopatía, insuficiencia respiratoria, apneas, crisis de cianosis (color azul de la piel por falta de oxígeno), convulsiones y hasta muerte súbita.
De ahí la importancia de su detección precoz, para comenzar el tratamiento con antibióticos en la fase inicial. Además, como comentan los pediatras, será esencial favorecer el descanso del enfermo y evitar su deshidratación.
Pero también resulta fundamental su declaración obligatoria por parte de los profesionales médicos con el fin de prevenir la propagación de la enfermedad, controlar los brotes (dos o más casos) y proteger a la población vulnerable (menores de cuatro meses).
Y es que, aunque la tosferina se considera una enfermedad infantil y es muy peligrosa para los más pequeños, se contrae con facilidad a cualquier edad y se detecta con frecuencia en personas de mayor edad y hasta causa su fallecimiento.
Vacunas frente a la tosferina
Pasar la enfermedad y estar vacunado no garantiza una inmunidad permanente. Aun así, los especialistas recuerdan que la vacunación es la medida preventiva más eficaz para controlar la transmisión de la tosferina.
El calendario de inmunizaciones infantil de España incluye la vacuna contra la tosferina. Es una vacuna inactivada (compuesta por organismos que no están vivos) que forma parte de vacunas combinadas, es decir, que en una dosis se puede llegar hacer frente a seis patógenos distintos. Este suero se administra cuatro veces:
- La vacuna hexavalente (la tosferina, el tétanos, la difteria, la polio, la hepatitis B y la H. influenzae tipo b, causante de enfermedades tan graves como la meningitis) se pone a los dos, cuatro y once meses.
- A los seis años, se incluye en los preparados Tdpa (difteria, tétanos y tosferina) o con refuerzo VPI para polio.
✔️ Vacuna de la tosferina en embarazadas
Además, desde 2015 se vacuna a las mujeres embarazadas. Al principio se recomendaba hacerlo entre la semana 28 y 36 para prevenir la tosferina en el recién nacido y los primeros meses de vida; y desde 2020, preferiblemente a las 27-28 semanas.
Esta medida ha resultado muy beneficiosa, a tenor de los resultados de un trabajo reciente llevado a cabo por investigadores del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y publicado en la revista Vaccine: en los años previos a la vacunación prenatal, los lactantes de 0 a 2 meses experimentaban una tasa de hospitalización cinco veces mayor que los niños de 3 a 11 meses, y estaban hospitalizados un promedio de dos días más, permaneciendo estas diferencias estables a lo largo de este período.
Las coberturas vacunales, según datos de 2022 del Ministerio de Sanidad, superan el 95 % en el caso de los peques y llegan al 87,2 % para las gestantes.
Situación actual de la tosferina
Sin embargo, todas estas medidas preventivas resultan insuficientes. Y es que llevamos unos años en los que con frecuencia oímos hablar de brotes de sarampión en Europa que nos ponen en alerta. Y si bien en España la cobertura de vacunación es elevada, con una enfermedad transmisible hay que tener en cuenta que “nunca se puede bajar la guardia”. De hecho, en lo que vamos de año la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE) informa que se han confirmado 33 casos de sarampión, cuando en todo 2023 fueron 11.
Pero los datos son más preocupantes en el caso de la tosferina. Cada 3-5 años hay un aumento de la incidencia en los meses cálidos, y desde 2010 padecemos un claro incremento. El pico llegó en 2015 con 19,9 casos por 100.000 habitantes. En cambio, la pandemia redujo la incidencia.
Sin embargo, desde mediados de 2023 la tosferina ha experimentado un rápido crecimiento marcando una onda epidémica muy distinta:
- Por un lado, ha resurgido con más fuerza. Desde octubre a abril, se han notificado 11.175 casos y la incidencia estimada entre enero y marzo llega a los 81,3 casos por 100.000 habitantes.
- Y, por otro, se ha modificado el patrón estacional clásico, con la acumulación de casos en los meses de más calor.
Además, aunque la mayoría de los casos son leves, este año se han producido cuatro fallecimientos: dos bebés prematuros de dos y tres meses de edad, cuyas madres no estaban vacunadas adecuadamente, y dos personas mayores con otras enfermedades.
🔴 Adolescentes, grupo con más infecciones
También es cierto que se hacen muchos más diagnósticos, porque hay más sensibilización de detectarla en todos los grupos de población y se cuentan con pruebas diagnósticas de alta eficacia. Así, se sabe que según la actualización más reciente de la situación de la tosferina en España, realizada por el Centro Nacional de Epidemiología, Instituto de Salud Carlos III, la mayoría de los casos (68,7 %) se producen en menores de 15 años.
Y de ellos, el grupo más numeroso está en los adolescentes de entre 10 a 14 años (38,7 %), seguido del grupo de 5 a 9 años (18,2 %). Además, la incidencia está disparadas en esas edades: entre enero-marzo, el aumento más rápido se ha producido en los grupos de 10-14 años (587,1 casos por 100.000) y de 5-9 años (320,6 casos por 100.000).
Nuevas estrategias de prevención
Como se destaca en este último informe, “en situaciones de alta circulación de tosferina, como la que estamos experimentando”, la mayor prioridad en salud pública consiste en la prevención de las hospitalizaciones y muertes en los menores de un año.
Y ¿cómo hacerlo? Para ello, insisten en que es clave dirigir los esfuerzos a vigilar las coberturas de vacunación en las gestantes y en los niños en el primer año de vida, y controlar que los refuerzos a los 6 años se llevan a cabo (en algunas comunidades autónomas es inferior al 80 %).
Pero no hay que olvidar que la protección de las vacunas actuales decae a los 5-10 años y no actúa sobre la colonización nasofaríngea. Y como recuerda la Asociación Española de Vacunología (AEV), estas vacunas no impiden la infección, por lo que una persona vacunada se puede infectar, ser portadora asintomática y transmitir la infección.
Por eso, la AEV manifiesta que “son necesarias nuevas vacunas para las dosis de recuerdo del adolescente y el adulto, que sean monovalentes (no combinadas) y que proporcionen una inmunidad esterilizante que evite la infección”.
Y mientras llegan, ¿qué hacemos? Es vital nuevas estrategias de vacunación. Vacunar a los familiares y futuros contactos del bebé es una de ellas, como también hacerlo con las personas mayores. Pero cada vez más resuena entre los expertos otra iniciativa más sencilla —y barata— de poner en marcha para reducir la transmisión.
✔️ Vacuna de la tosferina para adolescentes
Desde 2003 el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP) pide que se añada una dosis de recuerdo a los 14 años. En la anterior ola, en 2013, lo volvió a recomendar el Grupo de Trabajo de Tos ferina, compuesto por diversos organismos. Y ahora, ante el incremento “extraordinario” en el número de casos, reclama reforzar el calendario vacunal infantil incluyendo una dosis adicional antes de la adolescencia. Hoy en día, tan solo el Principiado de Asturias administra esa quinta dosis, junto con la vacuna del tétanos y la difteria (Tdpa).
Si bien los pediatras plantean que para cubrir esa pérdida de efectividad se incorpore este refuerzo en la adolescencia, es decir, entre los 12 y 14 años, lo idóneo para la AEV es adelantarlo a la preadolescencia. De este modo, al administrar la vacuna de la tosferina a los 10-11 años, cuando han transcurrido 4-5 años desde la última dosis, se consigue proteger al adolescente, minimizar la aparición de brotes escolares y familiares y, sobre todo, “disminuir la carga sanitaria y para la salud pública que representan estos brotes”, afirma Fernando Moraga-Llop, portavoz de la Asociación Española de Vacunología.
Como señala la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPap), estas son las vacunas disponibles con una dosis entre los 12-14 años:
- Tdpa: Boostrix y Triaxis.
- vacuna combinada Tdpa-VPI: Boostrix Polio.
- vacuna combinada DTPa-VPI: Tetraxim e Infanrix-IPV (solo hasta los 13 años).