La enfermedad meningocócica es poco frecuente, aunque grave. En general, se manifiesta como meningitis (inflamación de las membranas que recubren el cerebro) o como septicemia (infección de la sangre). La bacteria que la produce se llama Meningococo y se aloja en la garganta de las personas, que pueden ser portadoras sanas. El germen del meningococo tiene diez familias distintas, entre la que se halla la C. Esta rama no es la que más casos de meningitis ocasiona en nuestro medio, pero es la única contra la que se ha podido desarrollar una vacuna muy segura y eficaz. De momento, no existe una vacuna preventiva para el meningococo B, el más frecuente en España.
Eficacia que supera el 98%
El Meningococo se puede propagar por la tos, los estornudos o por el contacto directo, como el del beso en la boca. Sin embargo, no es fácil contraer la enfermedad ya que, en general, se necesita convivencia o contacto estrecho con la persona enferma. Además, se trata de una bacteria muy frágil, que no resiste las condiciones del medio ambiente. Por eso, no es necesario desinfectar los ambientes ni los objetos que están en contacto con una persona enferma.
Tras un periodo de incubación que varía de 2 a 10 días, la enfermedad meningocócica tiene un comienzo repentino, con fiebre, cefalalgia intensa, náuseas y a menudo vómitos, rigidez de la nuca y erupción petequial con máculas rosadas e incluso vesículas. Esta erupción se debe a pequeños derrames internos de sangre. A veces, la enfermedad evoluciona de manera fulminante con postración súbita y equimosis. De ahí que, a pesar de los avances médicos, la letalidad del meningococo oscile entre el 5% y 10% de los casos.
Los síntomas que deben dar la alerta son:
- Fiebre alta, que se mantiene durante horas y que no baja a pesar de la medicación.
- Vómitos.
- Desorientación y mal estado general.
- Pequeñas manchas rojas en la piel, que no desaparecen al presionarlas con el dedo.
En la actualidad, para prevenir la acción del meningococo, solo existen vacunas conjugadas frente al serogrupo C. Estas vacunas son de reciente desarrollo y los datos disponibles indican una buena respuesta inmunológica, que alcanza entre el 98% y el 100% de eficacia. Asimismo, existe evidencia de larga protección, ya que el compuesto induce memoria inmunológica. La serie habitual de vacunación incluye tres dosis, que se suministran a los 2, 4 y 6 meses de edad.
Las reacciones adversas, en general, son leves y aparecen de uno a tres días después de la vacunación. En los lactantes suelen consistir en la inflamación en la zona en que se pone la vacuna, fiebre moderada e irritabilidad.