Cuanto más pequeños son, mayor es la facilidad que tienen los niños para vomitar. No solo eso: también es mayor la variedad de trastornos que pueden ocasionar un vómito. De este modo, en el bebé puede ser un incidente sin la menor importancia o, por el contrario, el signo de un problema grave.
- Sea cual sea el origen, cuando los vómitos son irrefrenables añaden el riesgo de deshidratación. Por eso, si el bebé vomita repetidamente la leche, y en tanto no sea visto por el pediatra, se le debe ofrecer un líquido azucarado, por ejemplo una infusión de manzanilla o simplemente agua con azúcar, a cucharaditas. Si no tolera ni siquiera pequeñas cantidades de líquido, debe ser atendido urgentemente.
- También es urgente consultar si el vómito es amarillo-verdoso o contiene sangre. El color verde es debido a la presencia de bilis, y aunque en los niños mayorcitos eso no es tan alarmante, en el recién nacido obliga a descartar una obstrucción intestinal. La sangre, que pude tener su color rojo natural o verse negra, le da al material vomitado un aspecto que recuerda a los posos del café. Puede haber sido tragada en el parto o proceder de un pezón con grietas, pero también podría indicar una hemorragia en el tubo digestivo del bebé, por lo que conviene advertir inmediatamente al pediatra.
- En general, un vómito aislado no tiene trascendencia ni suele responder a nada grave. El primer día es muy habitual que el recién nacido vomite las mucosidades y secreciones que han llegado a su estómago y, más adelante, si comen demasiado o con tanta avidez que tragan mucho aire, es lógico que devuelvan la toma. En ese momento, es posible que el bebé se ponga algo pálido y parezca mareado, pero si no hay otro problema, debe recuperar enseguida su buen aspecto.
- Los vómitos son muy aparatosos y siempre da la sensación de que han devuelto todo lo que comieron, lo cual no suele ser cierto; pero si el niño llora al poco rato porque tiene hambre, no hay inconveniente en probar a darle de comer de nuevo.
- El significado de los vómitos repetidos depende mucho del contexto y las circunstancias que les acompañan. Durante los primeros días de vida, pueden ser el signo de una obstrucción congénita del tubo digestivo. Si ese fuera el caso, se acompaña de otros síntomas, como la ausencia de meconio y heces. Los vómitos son también uno de los síntomas principales de muchas raras enfermedades del metabolismo.
- La lista de causas de vómito en el lactante es casi inacabable. Va desde otitis, infecciones de orina, meningitis y casi cualquier infección, a invaginaciones intestinales y apendicitis, pasando por las clásicas gastroenteritis y muchas enfermedades más o menos raras que se acompañan de sus propios síntomas.
- Los vómitos repetidos como único síntoma son raros (a excepción de los que se presentan en las fases iniciales de las gastroenteritis, cuando todavía no ha aparecido la diarrea). Si el bebé únicamente vomita, el pediatra siempre piensa en una estenosis hipertrófica de píloro. Esta es una enfermedad más o menos frecuente en la que el píloro del niño (es decir, el canal de salida de su estómago) se va estrechando como consecuencia de la hipertrofia de su musculatura, lo que se produce por causas desconocidas. Este problema, que afecta más a primogénitos varones, se empieza a poner de manifiesto alrededor de la segunda semana de vida. Una ecografía suele ser suficiente para diagnosticarlo y se resuelve con una intervención quirúrgica bastante sencilla.
- Los motivos de consulta urgente con el médico son:
- vómito bilioso, sanguinolento o «en poso de café»
- llanto que sugiera dolor
- distensión abdominal
- signos de deshidratación (boca seca, orina escasa, letargia, irritabilidad)
- incapacidad para tolerar pequeñas y frecuentes cantidades de líquidos