La disposición de los altavoces a distintas alturas y en diferentes áreas del salón optimiza la calidad de audio del equipo de sonido o del televisor. De este modo, las personas que se hallen en esta estancia tendrán la sensación de que la música las rodea y, al ver la televisión, la experiencia será más cercana a la de una sala de cine. Este artículo explica la conveniencia de colocar los altavoces en los rincones adecuados y de ocultar los cables; también aporta soluciones a posibles problemas que puedan surgir en su instalación.
Los altavoces en los rincones adecuados
El salón es, por lo general, la estancia de ocio de la casa donde uno elige relajarse, sentarse para descansar, leer un libro, escuchar música o ver la televisión. En estas dos últimas actividades es clave el sonido, una cuestión en la que la tecnología ha avanzado mucho en lo relativo a la calidad, pero que no siempre ofrece las opciones de diseño necesarias para combinar los aparatos con la decoración del salón. Para integrarlos, primero habrá que elegir los más apropiados y, luego, tirar de ingenio.
Los altavoces en los extremos de los estantes quedan bien y, además, funcionan como sujetalibros
El resultado dependerá, por un lado, de los muebles y los espacios disponibles y, por el otro, de la creatividad. Cualquier estantería de la sala, incluso de la librería, constituye un buen lugar para los altavoces. Y además, en el extremo de algún estante estos aparatos se convierten también en sujetalibros. Colgarlos de las paredes en distintos rincones del salón ofrece otras alternativas de diseño.
No se trata solo de decoración. Además hay que distribuir los altavoces para sacarles el mayor partido y obtener la mejor calidad posible. Los nuevos sistemas de sonido que acompañan al televisor permiten rodear la pantalla y el sofá con los altavoces para crear un entorno de audio similar al que se consigue en las salas de cine.
Cada sistema de sonido incluye sus propias instrucciones acerca de cuál es el mejor modo de distribuirlo, pero, por regla general, la ubicación idónea para el altavoz principal está junto al televisor, los altavoces secundarios a los costados -junto al sofá o en las paredes- y otros dos detrás, para completar el efecto acústico. En cualquier caso, siempre se debe evitar que los altavoces queden enfrentados entre sí cuando estén a menos de un metro de distancia, ya que se ocasionaría una superposición de las ondas de sonido y, como consecuencia, una pérdida en la calidad e incluso daños en los equipos.
Ocultar los cables de los altavoces
Los cables de los altavoces quedarán más expuestos cuanto más lejos del amplificador se ubiquen. Aunque en algunos tramos se ocultarán bien detrás de algunos objetos, como en el fondo de una librería o en una estantería, en muchas secciones será necesario taparlos o disimularlos.
Si los cables se ocultan bajo una alfombra, conviene pegarlos con cinta al suelo para que el movimiento no los dañe
Para esto resultan muy útiles las canaletas. Se venden en tramos de dos metros, sirven tanto para la pared o el suelo y, como son blancas, resultan discretas. Su colocación es muy sencilla: cuentan con una banda adhesiva para adherirlas a cualquier superficie.
Una forma más económica de ocultar los cables de audio consiste en envolverlos con cinta de papel para disimular su color. De esta manera, con un tono similar al de las paredes que queden como fondo, resaltarán menos.
Otra alternativa «casera» es disponer los cables bajo una alfombra. En estos casos, es conveniente sujetar el cable al suelo con cinta de papel en toda su longitud, para que el movimiento de la alfombra no lo dañe.
Un problema recurrente en este tipo de cuestiones es que la longitud de los cables de los altavoces no sea la suficiente para alcanzar el sitio donde se desean colocar. Y es que las medidas normales de los cables a menudo son reducidas. Para subsanar esta carencia, se puede optar por alargadores o conectores especiales, o bien, para evitar añadidos, sustituir los cables originales por otros con la extensión necesaria.
En todo caso, para procurar que la calidad de sonido no se vea afectada y procurar que no se reduzca la vida útil del dispositivo, se debe evitar que los cables se doblen, se tuerzan o queden aplastados en algún punto específico. Según la ubicación y la exposición a la que se sometan, conviene revisar su estado con cierta frecuencia.