Con el paso del tiempo, las juntas de los grifos pierden eficacia. Esto se traduce en un goteo casi constante que se intenta controlar, en la mayoría de los casos, con el cierre hermético del grifo. Éste se cierra con fuerza y el goteo desaparece. Sin embargo, aunque práctica, esta medida es contraproducente. Al ajustar los grifos de esta manera, se oprime aún más la junta y, en consecuencia, se acelera su deterioro.
Cambiar la junta de cierre
Cuando un grifo gotea por el caño la avería se localiza, a menudo, en la junta de cierre, una pieza de goma con forma circular. La solución al goteo pasa por sustituir esta pieza. Para ello, se suelta el embellecedor, se accede al cartucho interior y se desenrosca con una llave fija. En la parte inferior, este cartucho dispone de una tuerca o tornillo que oprime la junta. Para reparar el grifo, es necesario soltar esta tuerca, sacar la junta y sustituirla por una nueva de las mismas características.
Hay que soltar el embellecedor y acceder al mecanismo interno
Previamente, hay que cerrar las llaves de paso de los grifos de agua caliente y fría para que no se produzcan pérdidas durante la reparación. Respecto al cartucho, en el caso de los grifos monoblock se accede a él tras desenroscar los embellecedores. En los mandos que disponen de un círculo azul o rojo en la parte inferior para indicar la salida de agua fría o caliente, respectivamente, el embellecedor está colocado a presión, por lo que no se desenrosca, sino que se debe tirar de él hacia afuera.
Por su parte, los grifos monomando cuentan con una pequeña muesca -generalmente en la parte superior, frontal o trasera- que indica el punto exacto por el que se abre el grifo para llegar al cartucho. Es habitual que esta mecanismo interno se fije al grifo con un tornillo.
Si tras cambiar la junta de cierre el grifo aún pierde agua, es posible que la avería se encuentre en el cuerpo. En concreto, el fallo suele localizarse en el aireador o en el rompechorros. Ambas piezas están enroscadas al caño y poseen orificios que pueden ensuciarse con la cal que transporta el agua.
Otra opción es asegurarse de que el grifo se encuentra perfectamente ajustado. Sobre todo en los grifos monomando, el tornillo de sujeción inferior puede aflojarse de manera progresiva cada vez que se manipula el aparato.