Los belenes son una de las costumbres navideñas más típicas. Sin embargo, la tradición ha impuesto el uso de algunos productos naturales que hoy conviene evitar, debido a que su empleo masivo causa desequilibrios en la naturaleza. El caso más notorio es el del musgo. Este artículo brinda pautas para lograr belenes más verdes y sostenibles que se centran en evitar el uso del musgo en su elaboración, por lo que enumera alternativas para sustituirlo. Además aporta otros consejos para vivir unas Navidades más respetuosas con el medio ambiente.
Belenes más verdes y sostenibles
Los belenes constituyen una de las piezas decorativas más populares de la Navidad. La tradición de montarlos en estas fechas comenzó hace ocho siglos y para hacerlos se emplean toda clase de materiales, de origen tanto artificial como natural. Pero el uso de elementos naturales, una práctica en principio más sostenible y respetuosa con el medio ambiente, puede ser perjudicial.
Aunque estén secos, los musgos y líquenes no están muertos, sino en un periodo de latencia
Uno de los casos más visibles es la utilización de musgo. Este se emplea sobre todo para cubrir de verde las superficies que en la maqueta representan el suelo, para conformar de esa manera los llamados prados de Belén. Esta costumbre no respeta, desde luego, el dato histórico de que Belén se encuentra en una zona desértica, donde no hay hierba. Pero eso no es un inconveniente. Sí lo es el hecho de que las grandes cantidades de musgo cogidas de la superficie de las rocas y lechos de los arroyos ha puesto en peligro el ecosistema del que forma parte.
Evitar el uso del musgo en los belenes
La Comunidad de Madrid ha publicado de manera reciente un documento en el que «invita a disfrutar de una Navidad sostenible y responsable» con el medio ambiente. Allí indica que «está prohibido cortar, arrancar o recolectar plantas u otros recursos materiales naturales para usarlos como adornos navideños, como ramas de acebo, muérdago, tejos o musgos, para evitar dañar el medio natural y afectar a la biodiversidad».
El texto añade que «no es aconsejable utilizar los musgos y líquenes, aunque estén secos, ya que no están muertos, sino en un periodo de latencia». También informa de que «los musgos y los líquenes son los únicos organismos capaces de formar suelos en un lento proceso de cientos de años y sin ellos se aceleran los procesos erosivos«.
Una alternativa para el musgo consiste en reutilizar telas y tejidos de ropas que ya no sirven o no se usen
Cada comunidad tiene su propia legislación, que en general es mucho más restrictiva en las regiones más secas. Un documento elaborado por el Centro Nacional de Educación Ambiental (CENEAM), dependiente del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, junto con la Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galiza (ADEGA), hace hincapié en que, si bien no en todas partes está prohibida la recolección, «lo que se pide es ser más racional y no esquilmar estos bienes«. «A veces puede parecer que el impacto que se provoca al arrancar un árbol o al recoger un poco musgo es pequeño e insignificante -agrega-, pero deberíamos minimizar esto tanto como podamos».
Alternativas para sustituir el musgo
Para sustituir el musgo, existen variadas alternativas naturales, es decir, materiales que evitan tener que recurrir a productos plásticos u otros materiales sintéticos. El mismo texto de la Comunidad de Madrid ofrece como alternativas el serrín, el corcho, el barro y la arena, además de materiales secos como piñas, paja, semillas, hojas y flores. La corteza de pino, que en los jardines se usa como acolchado, también da mucho juego en la configuración de estos modelos en escala.
También se pueden reutilizar objetos cotidianos para que formen parte del belén. Distintas telas y tejidos, provenientes de ropa que ya no sirve, pueden tener una segunda vida como parte de la decoración navideña. Tela verde, sobre todo si es de paño o similar, permite obtener un prado de Belén. Retazos de tejidos marrones o grisáceos se pueden emplear para rocas o montañas. A estas opciones también se puede acudir en otros muchos casos, no solo en los belenes: en el árbol de Navidad, centros de mesa y otros adornos.
Una variante más es la de pintar una tabla de madera, que se puede utilizar como base (el suelo de la maqueta) y también como marco, para que englobe y dé uniformidad a toda la estructura, como si fuese el decorado de un teatro de títeres o marionetas. Para ambos fines, es posible emplear piezas de madera gruesa o bien tableros de densidad media.
Tanto la Comunidad de Madrid como el CENEAM, y en general las asociaciones ecologistas, hacen otras recomendaciones para vivir unas Navidades más respetuosas con el medio ambiente. Estas son algunas de las principales:
Evitar excesos en los envoltorios de los regalos, para reducir el volumen de desperdicios. Si es posible, usar de nuevo el papel de obsequios anteriores o crear envoltorios con papel reutilizado de revistas u otros orígenes.
Emplear árboles de Navidad naturales, adquiridos en viveros y centros que garanticen su producción sostenible, y procurar que sean replantados después de las fiestas.
Apagar los aparatos eléctricos cuando no se usan. Y si bien las luces son una tradición y forman parte de la decoración navideña, evitar derroches, como que queden encendidas en sitios donde nadie las ve.
Siempre que se pueda, en vez del coche utilizar el transporte público, sobre todo para traslados dentro de una misma ciudad.
El documento del CENEAM incluye un anexo con un simpático “certificado de exención de regalos”, con el objetivo de ser entregado a otra persona y comprometerla a que, en vez de obsequiarla con algo material, reciba “un manojo de abrazos”, “una cena hecha en casa con cariño” o “un paseo de la mano por la calle”. Es una alternativa original que procura también unas fiestas más verdes, naturales y sostenibles.