El belén forma parte de la tradición navideña y constituye una parte de la decoración en estas fechas. Existen múltiples opciones para sumarle un toque personal. Este artículo repasa la larga tradición de los nacimientos, ofrece consejos para montar portales originales, propone el uso de productos naturales y otras alternativas y también se refiere a cómo los belenes a menudo ya no representan la escena del nacimiento de Jesús con formas clásicas, sino que, a su manera, se han acercado al arte moderno.
Los belenes, una tradición de ocho siglos
La creación de belenes es una de las tradiciones más antiguas de todas las que acompañan las celebraciones de Navidad. Se atribuye su origen a San Francisco de Asís en la Nochebuena del año 1223. Ocho siglos después, la costumbre está extendida por muchos países del mundo, sobre todo en los de mayor tradición católica, España entre ellos. En esos lugares forman parte de la más típica decoración para estas fechas.
Además de María, José y el Niño Jesús, hay otros personajes clásicos en los belenes, como los Reyes Magos o los pastores
Existen muchas clases de belenes. Los más comunes son los que se montan con pequeñas figuras que representan la escena del nacimiento de Jesucristo (de hecho, en muchos lugares los belenes reciben el nombre de «nacimiento», así como «pesebre», «portal» o «pasito»). Es decir, lo básico para la confección de un belén es la presencia de María, José y el Niño Jesús. Pero también es un clásico armarlo con otros personajes, como los Reyes Magos, pastores que se acercan a adorar al niño, animales, etc.
En la actualidad, se consiguen en el mercado todo tipo de figuras para el nacimiento, incluyendo establos u otras edificaciones, fuentes en miniatura de las que sale agua real, etc. Adquirir algunos de estos productos es la forma más práctica y sencilla de armar el belén en casa. Pero también existe la posibilidad de un belén artesanal -al menos en parte- que dé originalidad y personalice también esa parte de la casa.
Consejos para montar belenes originales
Las variantes para confeccionar un belén son casi tantas como para crear cualquier tipo de maqueta. Lo primero que hay que decidir es el lugar donde se ha de montar, para tener claro el espacio disponible y el tamaño que podrá alcanzar. Se puede elegir entre colocar las figuras de manera directa sobre una superficie existente (como una mesa o la parte superior de una cajonera o mueble similar) o buscar una plancha de madera o cartón para usarla como base del belén. La ventaja de esta segunda opción es que se podrá trabajar sobre ella sin riesgos de manchar o dañar la superficie y arruinar el mobiliario.
El establo se puede construir con madera o con cartón. También con poliespán, el cual -si se aplica un revestimiento de escayola- permite obtener excelentes resultados, ya que el acabado es parecido al de las antiguas edificaciones palestinas.
También las figuras humanas se pueden realizar de forma artesanal, sin entrar en mayores complicaciones. Un cilindro vertical con una esfera en la parte superior puede equivaler a una persona, a la que se dará identidad al vestirla y dar ubicación: quienes están al lado de la cuna son María y José, los que tengan túnicas y turbantes, los Reyes Magos, etc.
Los detalles dan personalidad al conjunto. Sobre la plancha que se emplea como base del belén, se pueden representar arroyos (con papeles de colores, témperas, acuarelas, etc.), senderos de arena o grava (logrados con arena real o pan rallado), rocas (de corcho), árboles (ramas naturales o de juguete, de plastilina, etc.), tal como se explica en Practicopedia.
Productos naturales y otras alternativas para los belenes
Los productos naturales también pueden resultar muy útiles para la ambientación: pasto u hojas secas, un recipiente con agua, una piña, cañas. Lo bueno es que integrados en la escala de la maqueta, estas piezas sirven para cumplir roles diversos: una piña puede ser una roca de grandes dimensiones, las cañas pueden ser columnas, etc.
Los productos naturales integrados en la escala de la maqueta pueden cumplir roles diversos: una piña como una roca o cañas como columnas
También se puede representar un ángel o la estrella de Belén en la parte superior, para lo cual bastará con sujetar un alambre desde el establo para que forme una especie de gancho. Lo más idóneo es que el alambre sea lo bastante fuerte para sostener la figura, pero también flexible para que se mueva si alguien lo toca. Esto aporta un toque de dinamismo a la escena.
El belén se puede iluminar con luces o con velas. En este último caso, la llama puede representar el fuego con el que las personas de la escena se dan calor. Habrá que tomar -esto es fundamental- las medidas de seguridad pertinentes para reducir al mínimo los riesgos de que el fuego alcance algún elemento y pueda ser origen de un incendio.
De entre toda la variedad de belenes posibles, una alternativa es montar un belén en el jardín. Puede resultar un poco costosa, pero aportará una belleza muy especial al exterior de la casa. Este nacimiento puede estar compuesto por esculturas de yeso o bien figuras pintadas sobre planchas de madera (conglomerado o tableros de densidad media son los materiales más apropiados). En cualquier caso, es importante dar al material el tratamiento adecuado para evitar que las bajas temperaturas, la lluvia y el viento lo deterioren muy rápido.
Es importante tener claro que la representación del Nacimiento puede estar hecha en los estilos más diversos. Las figuras más tradicionales conservan cierta solemnidad y una búsqueda de ser “figurativas”, es decir, de parecerse lo más fielmente posible a cómo se cree que eran las construcciones y vestimentas en la época de Jesús. Pero, en la actualidad, se usan muñecos de juguete, como los de Lego y Playmobil, personajes hechos con piezas geométricas, etc. Estos nuevos belenes son más “conceptuales” o “cercanos” al arte moderno.
Lo mismo ocurre con las diferencias de tamaño entre las distintas figuras, que a veces dan lugar a curiosidades como gallinas casi tan grandes como una mula, o con la inclusión de animales que -por razones geográficas y climáticas- no pueden haber asistido al nacimiento del niño.
En realidad, lo importante es que las piezas no desentonen demasiado unas con otras y que no sean cada una de un estilo diferente. Un establo de lo más clásico, figuras humanas tomadas de juguetes modernos y animales de otras latitudes pero que guarden cierta correlación entre sí, pueden conformar un belén ameno, llamativo y con estilo.