La creatividad permite aprovechar objetos de uso cotidiano que parecen destinados a la basura y lograr resultados excelentes. Así ocurre con las bicicletas que ya no sirven como vehículos, pero que pueden integrarse en la decoración del hogar, tanto enteras como algunas de sus partes. Este artículo describe el uso de las bicis en desuso como piezas ornamentales en el jardín e interiores y cómo construir lámparas, marcos y otros adornos aprovechando sus diversos componentes. Además ofrece distintas alternativas de diseños artísticos a partir de bicicletas.
Las bicicletas que ya no sirven como vehículos pueden tener una segunda vida como parte de la decoración, tanto si se conservan enteras como si se desguazan para aprovechar algunas de sus partes. Por eso, al igual que con la ropa y con tantos otros objetos de la vida cotidiana, antes de desecharlas y tirarlas a la basura, conviene prestar atención para ver de qué manera se pueden reutilizar.
Bicicletas en desuso como piezas ornamentales en el jardín
Una bici antigua con adornos de flores en la cesta y el sillín proporciona al jardín un encanto bucólico muy atractivo
El mejor lugar para decorar con las bicicletas completas, sin desguazar, es el jardín. Aparcada allí, junto a un árbol, un arbusto, una valla, etc., puede dar mucho juego como pieza ornamental. Si se colocan flores (un ramo en la cesta de delante, enganchadas en el sillín, en las ruedas o cualquier otro sitio), el conjunto adquiere un tono bucólico muy atractivo, mucho más aún si la bici es antigua o corresponde a un modelo clásico.
Como alternativa inspirada en esta posibilidad, existen estructuras metálicas a modo de esculturas que representan bicicletas. Si bien no son bicis reutilizadas, suponen una muestra del poder decorativo de este medio de transporte en los jardines, como lo explica el blog Curiosas Ideas.
Bicicletas enteras en la decoración de interiores
En espacios interiores, la reutilización de bicicletas enteras es un poco más complicada. Pero, así como en muchos hogares las bicis «en activo» se guardan colgadas en la pared, una bici antigua colgada de forma permanente en la pared puede ser una parte de la decoración (como se observa en el blog Oaks and Spoaks). Mucho más todavía si se pone sobre un fondo que funcione como complemento, con pintura, papel pintado o vinilos decorativos. Un ejemplo de lo que se puede lograr se aprecia en este vídeo, desarrollado por un estudio creativo de Vancouver (Canadá).
También se pueden buscar usos originales, como el que se le ocurrió al artista Benjamin Bullins: colocar la bicicleta como base para el lavabo. El cuerpo del vehículo permanece casi entero, salvo el sillín y el manillar, que fueron retirados para instalar encima una tabla de madera y, sobre esta, el lavabo; mientras la cesta de la bici se aprovecha para guardar las toallas.
Lámparas, marcos y adornos con partes de bicicletas
Por separado, las partes de la bici pueden tener usos creativos de lo más diversos, sobre todo las ruedas. Sin los neumáticos (es decir, solo el armazón metálico), colgadas del techo y con un foco en el eje, permiten crear bonitas lámparas. De los radios pueden pender toda clase de adornos, que den al conjunto un aspecto que se asemeje al de las clásicas arañas. También es posible colocar luces pequeñas, como las típicas de Navidad, en torno a su circunferencia. Los resultados son de gran belleza, ya que también se pueden añadir otros ornamentos en los radios.
Como recurso decorativo, una pared entera se puede recubrir con armazones metálicos de ruedas de bicicleta
Las ruedas dan para mucho más que para lámparas. En una pared se convierten en marcos estupendos, sobre todo para piezas redondas como espejos. Si se instala un mecanismo y agujas de reloj, la misma rueda permite saber la hora. Los números del reloj no son imprescindibles, pero si se desea colocarlos, pueden estar hechos en papel o cartón y pegados a los radios o simplemente sujetos a ellos.
Con algo más de técnica, las ruedas o el armazón de la bici se pueden convertir en las patas de una mesa e, incluso, cubiertas con un cristal, en el tablero de una mesa redonda, que puede funcionar de manera perfecta como mesa de centro para el salón.
Además, como recurso decorativo, una pared se puede recubrir por entero con armazones metálicos de ruedas de bicicleta. El resultado tiene algo de exótico, a la vez que de cotidiano, ya que en general las bicicletas son un elemento muy común en nuestra cultura.
Después de trabajar durante años en una bicicletería y ver cómo las bicis se desechaban sin más, el estadounidense Andy Gregg decidió reutilizarlas, y con el tiempo se convirtió en un artista del reciclado. Creó la empresa Bike Furniture Desing, que se dedica a crear mesas, sillas, sillones y toda clase de accesorios a partir de bicicletas reutilizadas. En su web incluso anima a “reciclar sus bicicletas con ellos”: quienes envíen sus vehículos a la compañía reciben luego un descuento al comprar alguno de sus productos.
Existe una gran variedad de diseños artísticos a partir de bicicletas. Otros proyectos han desarrollado taburetes con un modelo que imita las bicis antiguas (en las que una de las ruedas era mucho más grande que la otra), y hasta otros enseñan cómo seguir el camino contrario: fabricar una bicicleta de madera a partir de dos taburetes.