Las cajas decoradas favorecen la organización de los objetos en el salón, los dormitorios y otros espacios de la casa, a la vez que aportan un detalle con estilo en el ambiente. Sus diversos tamaños, materiales y colores les otorgan una versatilidad que las hace quedar bien en casi cualquier sitio. Este artículo describe las características de las cajas decoradas para almacenaje, las distintas formas de aprovecharlas, las variedades de modelos y tamaños existentes y dónde ubicarlas.
Cajas decoradas para almacenaje
Las cajas son un recurso muy apropiado para guardar y organizar todo tipo de objetos de manera práctica y económica, tanto en el salón como en los dormitorios u otros lugares de la casa. Pueden estar confeccionadas en diversos materiales (cartón, madera, plástico, piel, etc.), de los cuales dependerán su durabilidad y los estilos decorativos con los que se puedan combinar.
Como en los últimos años se generalizó el uso de cajas decoradas para almacenar objetos, en la actualidad existe una gran variedad de este tipo de recipientes. Pero estas cajas las puede elaborar también uno mismo y, sobre todo, reutilizar y decorar según el propio gusto cajas de otros productos, tales como zapatos, juegos de vajilla, botellas de vino, etc.
Distintas formas de aprovechar las cajas
En general, casi cualquier caja puede encontrar su función en algún rincón del hogar, sin importar su tamaño o modelo. Uno de los usos más comunes es el de guardar CDs, DVDs, libros pequeños y otros objetos coleccionables, es decir, en los que las dimensiones de cada objeto sean idénticas a las demás.
Es posible optar por guardar la caja con la tapa colocada, como una forma de obtener privacidad y evitar que los objetos en su interior acumulen polvo, o bien dejarla destapada, para exhibir la colección. La caja también se puede situar con la apertura hacia un costado, en vez de hacia arriba, para que los lomos de los libros, estuches de los discos, etc. queden a la vista.
Las cajas con discos o libros se pueden colocar de costado, para que exhiban mejor los títulos
Otra posibilidad es utilizar cajas para guardar papeles importantes, como documentos o facturas. En este caso, son muy prácticas las cajas de formato grande, de al menos 30 centímetros de largo por 25 de ancho, y no muy altas, para que sean más fáciles de manipular y permitan almacenar los papeles extendidos, sin doblar. Una variante es realizar una apertura en uno de sus extremos, para que las cajas puedan apilarse y esto no limite la capacidad de guardar y retirar papeles.
Cajas más pequeñas son óptimas para organizar objetos de poco tamaño, como elementos de costura o juegos (naipes, dados, fichas, etc.), e incluso para dejar en ellas los mandos a distancia.
La colocación de tabiques internos, como separadores, permite ampliar el aprovechamiento de una caja. Siempre viene bien contar con un recipiente para recoger esos objetos que se usan con frecuencia, pero que a menudo dan vueltas por la casa sin un lugar preciso.
Cajas de distintos modelos y tamaños
Otra opción es la de cajas grandes, que dejan almacenar objetos como juguetes y peluches en hogares con niños, o bien cosas que no se usan con demasiada frecuencia. Estos modelos ofrecen la ventaja de su gran capacidad pero, como contrapartida, hacen que el acceso a lo guardado dentro sea más difícil. Mucho más si estos recipientes ocupan sitios más bien incómodos, como debajo de una cama o una mesa, encima de un armario, etc.
De todos modos, pueden aportar un gran valor decorativo. Al ser más grandes, su superficie visible es mayor, y se puede comprar una caja decorada con un diseño bonito o bien adornarla uno mismo, con dibujos, fotos, mensajes escritos, etc.
Las cajas muy grandes pueden funcionar como baúles e, incluso, para apoyar cosas encima, como si fueran mesas
Estas cajas de mayor tamaño conviene que estén reforzadas, ya que -al cargar mayor cantidad de cosas y, por lo tanto, mayor peso- es más probable que se rompan. A menudo, incluyen bordes y esquineros metálicos, que les otorgan una mayor resistencia.
Existen cajas de plástico que son muy útiles para guardar objetos delicados, como prendas de lanas o fotografías, ya que aíslan mejor del polvo y los insectos. Por lo general, muchas de ellas cuentan con tapas de cierre hermético, y algunos modelos de gran tamaño vienen con ruedas para facilitar su desplazamiento.
Pintadas o forradas en forma artesanal con tela o con vinilo, cualquier caja se convierte en un objeto decorativo útil para mantener el orden. La elección de los colores y motivos dependerá del gusto del decorador y del estilo general del ambiente.
Según su peso y tamaño, las cajas se ubican encima de muebles, en estantes o sobre el suelo.
Las más grandes, si están fabricadas en madera u otro material lo bastante rígido y resistente, funcionan como auténticos baúles. Colocadas en sitios estratégicos, como junto al sofá, pueden servir como pequeñas mesas sobre las que apoyar otros objetos.
Apiladas, las cajas permiten crear volúmenes que resultan decorativos en sí mismos. En esos casos, la combinación de estilos y colores cumple un rol fundamental. Se debe tener en cuenta cómo superponerlas para generar distintas formas y lograr una pila firme, que por otro lado no abandone la finalidad práctica para la que haya sido dispuesta.