Reciclar papel es una opción práctica y sencilla para reutilizar los restos de este material que ya no se usen y, al mismo tiempo, crear bonitas piezas con las cuales diseñar tarjetas, marcapáginas u otros adornos y regalos. Además, es una actividad que también puede entretener a los niños y desarrollar en ellos la conciencia por el cuidado del medio ambiente. Este artículo explica paso a paso cómo hacer papel reciclado, con sus procesos de extracción de la pulpa del papel, su tamizado, prensado y secado, hasta obtener el producto final.
Montar en casa un pequeño taller de reciclaje de papel es fácil y proporciona varios beneficios. Por un lado, permite aprovechar el papel que no se utiliza, en lugar de desecharlo y generar más desperdicios. Por otro, el papel reciclado es muy atractivo para la creación de productos artesanales, como tarjetas, marcapáginas u otros adornos, que siempre vienen muy bien para hacer un regalo. Y, además, es una tarea cuya sencillez permite que se pueda realizar con niños y, de este modo, mantenerlos entretenidos y concienciarlos sobre la importancia de reutilizar y reciclar los materiales.
Hacer papel reciclado: la materia prima
Para triturar el papel y obtener su pulpa, se puede usar una licuadora o bien revolverlo a mano con una cuchara
En primer lugar se debe contar con la materia prima: el papel que se ha de reciclar. Es posible someter a este proceso a muchos tipos de papel, pero conviene evitar papeles satinados, con mucha tinta, adhesivos y el papel higiénico. Los más apropiados son los que en general se emplean para escribir o imprimir, así como el papel de periódico.
El papel se debe recortar en trozos muy pequeños, y cuanto más pequeños, mejor. Por supuesto, se deben quitar grapas o cualquier otro objeto que pudiera colarse en el proceso. Una vez que se ha rasgado el papel, los trocitos se deben introducir en un recipiente con agua y dejar en remojo.
Extraer la pulpa del papel
El siguiente paso es revolver el papel para obtener su pulpa. De esta manera, el papel dejará definitivamente su forma de pedacitos para convertirse en una pasta. Esta fase se puede efectuar de dos maneras.
La más rápida consiste en colocar el agua con los trocitos de papel en una licuadora. Este electrodoméstico triturará el papel en unos pocos minutos.
La otra opción es revolverlo a mano, con una cuchara. Esto lleva más tiempo, tanto de remojo del papel (se puede dejar durante medio día, para que se ablande bien), como de trabajo con el utensilio. Pero es válido si se carece de una licuadora o si se quiere trabajar con los niños, que se sentirán más cerca del proceso y, por lo tanto, les resultará más atractivo, si deshacen el papel con la ayuda de sus propias manos.
Cuando ya se cuenta con la mezcla de agua y pasta de papel, se vuelca todo en un recipiente grande, como una palangana o un cubo. Del tamaño de este recipiente dependerá el de las hojas de papel que se obtengan como resultado del reciclaje.
Tamizar y prensar el papel
Para la siguiente parte del trabajo hay que tener un tamiz. Se puede fabricar con un trozo de malla y unas tablillas de madera para utilizar como marco. Se introduce el tamiz en el agua con la pasta de papel (por eso es importante que el recipiente sea grande) y se retira, dejando que se escurra el agua y sobre el tamiz quede solo la pulpa.
El papel reciclado se debe dejar secar en un sitio fresco y ventilado, pero mejor evitar la luz directa del sol
Después se extiende un paño limpio y seco sobre la pulpa, que la recubra en su totalidad, y sobre este paño una tabla de madera, cuyo tamaño también tiene que ser mayor al de la tela. Hecho esto, se gira todo el conjunto para que el tamiz quede arriba y se quita con cuidado. Sobre la pasta de papel (ahora ha quedado arriba) se coloca un paño y una tabla, de la misma manera que se ha realizado antes.
De este modo, queda una especie de «sándwich» compuesto por las tablas de madera (tableros de densidad media o madera más gruesa), en su lado exterior; dentro, los paños de tela; y, en el medio, la pasta de papel. Hay que colocar algo pesado sobre el conjunto (una pila de libros, una plancha, etc.) para prensar el papel y que el resultado sea lo más fino y estrecho posible.
Si se desean obtener varias piezas en el mismo proceso, hay que poner varias capas de pulpa de papel entre distintos paños (ahora ya no como un «sándwich» sino como una «lasaña»), y encerrar todo el conjunto entre las tablas de madera. Por supuesto, también será necesario utilizar mayor cantidad de materia prima, es decir, más papel.
Más tarde, tras dejar el papel “emparedado” durante alrededor de una hora, se retira y se despega uno de los paños. El papel reciclado, todavía pegado al otro paño, se cuelga por medio de pinzas en un tendedero para que se termine de secar.
Se debe evitar que el papel quede expuesto al sol durante mucho tiempo, pues si es intenso deformará el papel y lo resecará demasiado, lo que provocará que se resquebraje con mucha facilidad. Por eso, lo más conveniente es dejarlo secar en un sitio fresco y ventilado, pero sin que la luz natural lo alcance de forma directa.
Por último, cuando se encuentre seco, se despega del paño restante y ya se dispondrá de una pieza de papel reciclado lista para ser usada en distintas clases de artesanías.