Para escoger entre parqué flotante, encolado o clavado, se debe tener en cuenta el material que compone el suelo. De este modo, en pavimentos irregulares o con desniveles, es preferible clavar el parqué sobre paneles. Pero además, los componentes de la madera se deben adaptar a la temperatura y humedad de la estancia para evitar posibles cambios y deformaciones futuras. Si el suelo es laminado, se deben dejar los paquetes abiertos durante 48 horas en una habitación, con una temperatura superior a 15ºC. Los de madera deben permanecer así dos semanas, hasta lograr un porcentaje de humedad que oscila entre el 7% y el 11%.
El parqué tradicional
El método tradicional de instalación consiste en colocar láminas macizas clavadas sobre unas piezas o travesaños de madera, de sección cuadrada o trapezoidal, que se colocan entre las láminas de madera y el suelo. Estas piezas reciben el nombre de rastreles y hacen que el suelo se eleve entre 4 y 7 centímetros.
Tras instalar sobre el pavimento una capa de material aislante para evitar que las nuevas lamas se deslicen, minimizar los crujidos y proteger la tarima de posibles humedades, se atornillan o pegan sobre la misma los rastreles. Estas piezas se colocan en sentido perpendicular a las lamas de madera y con una separación entre ellos de unos treinta centímetros. Si el suelo tiene desniveles, se han de corregir con unas cuñas de madera.
Se coloca la primera lámina a 5 milímetros de la pared, como medida de prevención de las dilataciones que experimentará a causa de las variaciones atmosféricas. A continuación, se fija al rastrel con un clavo de cabeza perdida, colocado en diagonal sobre la lengüeta. El resto de tablas se unen entre sí con las juntas colocadas de forma alterna: lengüeta y ranura. Para fijar las piezas, se da un ligero golpe sobre las mismas con un martillo de goma.
Una vez colocadas todas las tablas, solo queda lijar o acuchillar la superficie y teñirla o barnizarla.
Parqué encolado
Este tipo de pavimento está formado por tablillas en forma de figuras geométricas, adosadas unas a otras y sujetas al soporte mediante cola u otro producto adhesivo. El suelo debe ser regular. En caso contrario, se debe igualar con una pasta niveladora.
Las láminas se colocan con los bordes juntos y se presionan para que queden enrasadas
En este caso, el parqué se empieza a colocar en el centro de la estancia. Cuando la superficie está nivelada y limpia, se extiende la cola de forma uniforme con una espátula dentada. Para facilitar la labor, se debe trabajar por zonas, en pequeñas superficies. El adhesivo se aplica para tres o cuatro paneles.
Las láminas se colocan con los bordes juntos -se rozan- y se presionan para que queden enrasadas. Las piezas que estén en contacto con las paredes deben quedar a unos 5 milímetros de éstas.
Una vez instalado el parqué, se coloca sobre el mismo un listón de madera sobre el cual se aplican unos golpes suaves con una maza de goma para nivelar el suelo.
El parqué flotante es el método más utilizado en la actualidad debido a su sencilla instalación. En este caso, las láminas machihembradas (lengüetas sobre ranuras) no se pegan ni se clavan al suelo, sino que “flotan” sobre la base aislante, por lo que la superficie debe ser lisa y regular.
El parqué flotante es el método más utilizado en la actualidad debido a su sencilla instalación
Una vez colocada la capa aislante, se prosigue con la primera lámina, a 8 milímetros de la pared, y se eliminan las lengüetas de los lados longitudinales y transversales situados en dirección a ésta. Para colocar el resto de láminas, hay que encajar las piezas macho a 45ºC en la ranura de la lama anterior y presionar hacia la parte interior e inferior hasta que queden acopladas. Debido a la falta de espacio, para instalar la última hilera, se utiliza una uña metálica que haga palanca y logre encajar la pieza.