El agua de riego es fundamental para el césped, sobre todo en épocas de calor intenso. En muchos casos no basta con regar, sino que además conviene “peinar” el césped con una escoba de púas o un rastrillo para que la humedad se filtre hacia las raíces, de tal forma que se optimiza el aprovechamiento del agua. Este artículo detalla los horarios y frecuencias de riego más apropiados y enumera especies que permiten reducir el consumo de agua.
Filtrar el agua hacia las raíces del césped
Es importante que el agua de riego llegue a las raíces del césped, para que pueda nutrirlo de manera adecuada. Si no alcanza las partes enterradas del vegetal, no solo sucede que no se aprovecha de forma óptima el riego, sino que incluso tiene efectos contraproducentes. Si la aspersión se efectúa por la mañana, las gotas que queden sobre la superficie pueden causar el llamado «efecto lupa» en los rayos del sol y hacer que estos quemen el césped con mayor intensidad.
El modo más simple para asegurarse de que el agua llegue al sustrato y las raíces del césped es manual: se debe pasar sobre la superficie una escoba de púas o un rastrillo, con cuidado para no dañar las hojas sino solo removerlas, de manera que el agua que haya quedado arriba se filtre hacia la parte inferior.
Si el riego llega a las raíces se aprovecha mejor el agua, y eso es beneficioso para el medio ambiente y la economía personal
Este método es recomendable sobre todo para casos en los que el césped es muy abundante y está muy compactado y enmarañado en la parte superior. Se puede hacer una prueba sencilla: regar una cierta área de césped, después tocar la superficie y meter los dedos para palpar el sustrato. Si la diferencia en el nivel de humedad es muy evidente, será necesario aplicar este recurso.
La técnica del rastrillo o la escoba de púas, además, permite aprovechar mejor el agua utilizada para el riego; en caso contrario, hay que emplear mayor cantidad de agua para obtener los mismos resultados. Y un mayor consumo de agua es negativo, está claro, tanto para el medio ambiente (dado el carácter no renovable de este recurso natural) como para la economía personal de quien tiene que pagar la cuenta del agua a fin de mes.
Los mejores horarios para el riego
Los mejores horarios para regar el césped, sobre todo en épocas de altas temperaturas, son la primera hora de la mañana o en el atardecer. También durante la noche, si se cuenta con un sistema de aspersión automático. Se aconsejan esos momentos del día para evitar los horarios centrales, debido a los siguientes motivos:
como la temperatura es más elevada, se pierde mayor cantidad de agua por evaporación.
en general también hay más viento en esos horarios, lo cual también genera pérdidas de agua y además hace que algunas zonas reciban más agua que otras.
la mayor temperatura propicia el ataque de hongos y otras plagas.
Frecuencia de riego apropiada
Con relación a la frecuencia de riego más conveniente, depende de varios factores, en particular de las características de la zona y de la época del año. A mayor calor y menor humedad en el ambiente, se necesitará más agua. En general, en regiones secas y muy calurosas, es conveniente la aspersión del césped todos los días en verano, cada dos días en primavera y otoño y dos veces a la semana en invierno, mientras que en lugares más húmedos la periodicidad debe ser más baja.
Conviene no regar tanto el césped, para que desarrolle raíces más profundas y tenga mayores defensas
De todas maneras, es aconsejable mantener niveles de riego bajos. Si el césped recibe mucha agua, se «acostumbra» y luego sufre mucho más cualquier mínima carencia de humedad. Además, si no se riega tanto, el césped desarrolla raíces más profundas para buscar agua y nutrientes en el sustrato (dentro de lo poco profundo que cabe para el césped, por supuesto), y esto le proporciona mayores defensas.
Es posible que ante niveles de riego algo más bajos el aspecto del césped se resienta un poco, pero la diferencia será mínima. En cambio, puede resultar muy sustancioso el ahorro en el consumo de agua, tanto a nivel medioambiental como en la factura por el suministro de agua.
Otra alternativa para ahorrar agua en el riego del césped es el uso de especies que toleren mejor las altas temperaturas y los bajos niveles de humedad. Ciertas variedades de grama fina, desarrolladas de forma específica con este fin, son muy resistentes a estas condiciones y presentan un aspecto agradable. Lo malo es que durante su lapso de dormancia (el momento del invierno en que el crecimiento, desarrollo y actividad física se suspenden) se tornan marrones, pero este periodo es breve y casi imperceptible si se combina la grama con otras especies.
Esas otras especies pueden ser variedades de la zoysia, que resiste el calor y la poca humedad y además aguanta muy bien las pisadas, o de la cañuela, que desarrolla raíces largas, que le permiten extraer nutrientes de niveles profundos del suelo y, gracias a ello, soportar mucho mejor la baja humedad en el ambiente.
Y otra posibilidad son las llamadas plantas tapizantes, como la oreja de ratón o la manzanilla, aunque en casos como el de esta última se desarrollan flores, que habría que cortar para que el aspecto del jardín sea verde.